Felipe V permanece también 'castigado' en Almansa
Felipe V ha vuelto a Almansa. El rey victorioso de la batalla que se produjo en la ciudad castellano manchega el 25 de Abril de 1707 ha regresado al que fue el campo de batalla donde derrotó a los ejércitos del pretendiente al trono español, el Archiduque Carlos de Austria. Pero su retrato reside habitualmente en Xàtiva, y esta ciudad no guarda buen recuerdo del primer Borbón, ya que tomó represalias contra ella por su resistencia y además de incendiarla quiso borrar su memoria de la historia, y por ello Xàtiva no olvida la infamia y acoge la efigie del monarca colgada bocabajo en su Museo de Bellas Artes. Y de esta forma permanece también en su visita a Almansa.
El cuadro pintado por el artista setabense Josep Amorós en 1719, para que presidiera el cabildo de Xàtiva, ha viajado a la ciudad albaceteña como cesión del Ayuntamiento de Xàtiva y sale de la ciudad por primera vez en 42 años. Lo hace para ser la estrella de una exposición que se inauguró este lunes: 'Felipe V. Una guerra, dos ciudades', conmemorando el 315 aniversario de la contienda. En esta exposición se muestra tanto el protagonismo de Almansa como escenario de la batalla que tuvo como consecuencia la supresión de los fueros valencianos a través del Decreto de Nueva Planta, como también la represión sobre Xàtiva, mostrando grabados de la época y el incendio que sufrió la ciudad a manos de las tropas borbónicas.
Transporte y exhibición bocabajo
Xàtiva ha cedido el cuadro de Felipe V a Almansa, pero con una condición. Y esta no podía ser otra que su efigie debía permanecer en todo momento bocabajo, tanto en su transporte como en su exhibición.
El alcalde de Xàtiva, Roger Cerdà, que visitaba este fin de semana la localidad manchega para presenciar la recreación histórica de la batalla, lo recordaba: “eso sí, cabeza abajo, como no podría ser de otra manera, para que nadie olvide la resiliencia de Xàtiva y la historia que Felipe de Anjou quiso arrebatarle”.
En la misma exposición histórica Almansa justifica el acatamiento de esta condición de castigo a Felipe V, afirmando que es “como respeto a los símbolos, a las instituciones y a la historia”, pero que se hace “sin ningún sentido político o ideológico, ni otra suposición, si no como un ejemplo de colaboración, superación y entendimiento entre dos ciudades hermanas”.
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