Violencias fascistas

Ataque a un colectivo antifascista en Castelló

'Hazañas' de la ultraderecha: una agresión, un juicio y la supresión de un premio

Resulta inevitable volver sobre las hazañas lamentables de la extrema derecha en la Comunitat Valenciana. Prosigue el juicio por las agresiones ultras del 9 d'Octubre de 2017 en la sección primera de la Audiencia Provincial de València, donde 26 de 28 de los procesados ya firmaron la conformidad con penas de cárcel de uno a dos años, pero la vista oral se centra en los otros dos y se revisan los sucesos de aquella tarde contra la clásica manifestación de esa jornada, en los que hubo diversos heridos y contusionados. Un agente especializado en la extrema derecha de la Brigada de Información de la Policía Nacional, que declaró como testigo, reconoció que no detectaron el “salto cualitativo” de las agresiones en comparación con otros episodios.

Además de disponer de un abundante material audiovisual, ya que medios de comunicación y ciudadanos grabaron numerosas imágenes de los ataques (hasta 1.200 videos revisó la policía), han comparecido ante el tribunal decenas de testigos, periodistas y manifestantes, que han relatado los ataques que se produjeron en un ambiente “muy agresivo”. “Nunca en la vida había vivido algo así”, declaró un profesor universitario. La sensación común fue que el despliegue policial resultaba escaso, dado el contexto de violencia en el que se desarrollaba la convocatoria en València, con el eco de los altercados que se producían en Catalunya esos días tras el referéndum independentista.

Un joven que protagonizó una de las escenas más revisadas de aquellos infaustos sucesos, al enfrentarse a los ultras para defender a una pareja que era golpeada por media docena de energúmenos, es uno de los testigos que han declarado en el juicio. “Acudí lo más rápido posible para tratar de parar la agresión”, explicó ante el tribunal.

Como si los elementos violentos trataran de demostrar que no se arredran ante uno de los juicios más importantes contra la extrema derecha desarrollados en el ámbito valenciano, en la ciudad de Castelló, inmersa en las fiestas de la Magdalena, una horda de ultras armados con bates de béisbol y barras metálicas atacó con brutalidad a los miembros del casal antisfascista Cosa Nostra y dejó tan grave a un hombre de 32 años que tuvo que ser ingresado en la UCI.

La delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, declaró que la agresión “no quedará impune” y Compromís-Sumar registró en el Congreso de los Diputados una serie de preguntas sobre lo ocurrido dirigidas al ministro del Interior. Las miradas se dirigieron también hacia el concejal de Seguridad de Castelló, Antonio Ortolá, de Vox, a quien el colectivo agredido acusa de haberlo puesto en el foco con vídeos y denuncias constantes en las redes sociales. Aunque Ortolá condenó públicamente el ataque, sobre el asunto pesa el hecho de que el edil fue grabado en su día en el estadio del CD Castellón con 'hooligans' de ultraderecha.

Ajeno a la gravedad de todo esto, el PP se sumó a Vox, su socio parlamentario y en el Consell de la Generalitat Valenciana, para suprimir el premio Guillem Agulló que las Corts Valencianes venían entregando cada 25 d'Abril a entidades que luchan contra los delitos de odio desde que en 2016 decidieran instituirlo todos los grupos (entonces no estaba Vox) en memoria del joven antifascista asesinado en 1993 por un grupo de neonazis.

El portavoz de Vox, José María Llanos, que aseguró que la denominación del premio fue una “decisión unilateral” del entonces presidente de la Cámara autonómica, Enric Morera, de Compromís, y el del PP, Miguel Barrachina, que sostuvo que la declaración institucional de 2016 perdió su “vigencia” y el nombre del premio fue una “decisión personal” de Morera, faltaron a la verdad y causaron indignación en la oposición, integrada por el PSPV y Compromís. “Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, permite que la extrema derecha inocule su virus en la Comunitat Valenciana”, denunció el síndic socialista, José Muñoz. “El PP de nuevo se arrodilla ante las exigencias de Vox”, clamó a su vez el portavoz valencianista, Joan Baldoví. El propio Enric Morera, hoy senador, ha tenido que emitir un comunicado en el que recuerda al PP que aprobó el premio que ahora suprime por influencia de Vox.

Por si no era suficiente la dosis ultra, Vox anunció que quiere retirar el nombre de Guillem Agulló de un paseo en València y pide una calle para Barberá. El PP, que en su día se abstuvo cuando se rotuló el paseo a iniciativa de Compromís, el PSPV y València en Comú, respondió que no respaldará la retirada del nombre del antifascista de Burjassot asesinado en Montanejos.

Demuestra lo ocurrido que hay hipotecas políticas que degradan la condición ética de algunas formaciones con responsabilidades de gobierno hasta extremos inauditos.

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