Un tampón no es un fardo de coca: romper el tabú sobre la regla para ganar en salud
Una escena bastante habitual en las aulas o en los espacios de trabajo es la de dos mujeres compartiendo sigilosamente un producto de higiene femenina entre susurros, con mayor discreción que la de un traficante. Los tabús sobre la menstruación van desde la vergüenza en los espacios mixtos hasta el desconocimiento sobre el ciclo menstrual y el sistema endocrino, pasando por evitar ciertas preguntas en la consulta del médico que pueden resultar claves para un diagnóstico.
La doctora Carme Valls, endocrinóloga que desde los noventa trabaja por el reconocimiento de la perspectiva de género en medicina, critica en sus trabajos que la falta de este enfoque lleva a la supresión de la menstruación a través de los anticonceptivos hormonales ante cualquier trastorno del ciclo. Sin menospreciar el papel clave de la llamada píldora para los derechos reproductivos, en los últimos años han supuesto “otra manera de medicalizar el cuerpo de la mujer. No se ayuda a resolver el problema, en general cuando hay trastornos menstruales es que pasa algo y se ha de estudiar por qué pasa”, expresaba en una entrevista con elDiario.es. “La menstruación alterada siempre nos indica si hay una alteración en tu cuerpo; si te falta hierro, la tiroides, el estrés... la menstruación sirve para estudiar y ha sido muy tabú para la medicina”, expresa Valls, que considera que debería ser una pregunta clave en las consultas. A ello se suman “grandes desigualdades según la educación y el estado socioeconómico. Existe pobreza y desigualdad menstrual en el mundo”, afirma la autora. Esa falta de estudio de “ciencia de la diferencia”, de análisis de la menstruación “repercute en un mal diagnóstico”, insistía la autora.
La falta de información sobre el ciclo menstrual tiene impacto en la salud física y mental y contribuye a crear mitos que terminan saliendo caros o a reducir la respuesta a un abecé obsoleto. Para buscar romper el estigma, un grupo de alumnas y profesoras de la Universitat de València organizan este jueves unas jornadas sobre “dignidad menstrual”, una forma de “ser capaces de llevar la menstruación sin vergüenza, sin tabús y con conocimiento sobre el cuerpo y los recursos”, explica Mila Font, una de las coordinadoras del proyecto. Font pertenece a la organización Médicos Sin Fronteras, desde la que ha puesto en marcha varios proyectos en línea con ese concepto de dignidad, que buscan facilitar el acceso a productos higiénico sanitarios para las mujeres que menstrúan. El último, un proyecto de acercamiento de recursos a los campamentos de personas refugiadas en Grecia.
“Hablar facilita la empatía con mujeres que menstrúan en otros contextos”, considera Font, que, después de varios talleres, aún se muestra sorprendida de que para muchas mujeres las jornadas de este tipo sean su primer contacto con el estudio de algo tan concreto o por el desconocimiento de productos de higiene alternativos a los plásticos desechables. “El estigma sigue”, afirma, preocupada por las adolescentes que tienen sus primeras reglas y heredan la vergüenza.
La jornada será inaugurada por Amparo Mañes, directora de la Unitat d’Igualtat de la Universitat València, y Toya Vázquez, jefa de Iniciativas de Sostenibilidad Curricular, y consta de talleres de formación y sensibilización sobre el abordaje de una función biológica, como es la menstruación, desde diferentes perspectivas globales, sociales y culturales, fruto de las ayudas de la Cátedra Unesco para acciones de Educación para el Desarrollo, Ciudadanía Global y Sensibilización. La participación de dos responsables de la universidad busca reivindicar la incorporación de la salud menstrual al currículum académico en medicina y ciencias de la salud.
El proyecto de sensibilización se dividirá en una parte centrada en el cuerpo y la salud -la menstruación, los ciclos y los cambios hormonales-, una parte de índole más política que aborde la medicalización del ciclo y su bloqueo, por qué se invisibiliza un proceso biológico y llega la vergüenza y una tercera rama más activista, donde compartir ejemplos de acciones para normalizar la menstruación, desde el arte, el humor y la toma del espacio público.
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