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El cambio climático pone en riesgo la Albufera de València por un aumento de la salinidad en los últimos 10 años

Una de las motas que protegen los arrozales de la Albufera.

Carlos Navarro Castelló

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El futuro del Parque Natural de la Albufera tal y como lo conocemos está en serio riesgo si no se frena el proceso de salinización que se ha detectado en los últimos 10 años.

Así queda reflejado en el informe 'Evolución de la conductividad en la Albufera de València entre 1985 y 2018' desarrollado por el Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva de la Universitat de València y en concreto por los catedráticos Juan Soria, Susana Romo, Lucía Vera-Herrera, Sara Calvo, Xavier Sòria-Perpinyà y Javier Pérez.

El documento recuerda, en primer lugar, que la Albufera de Valencia es uno de los principales humedales a nivel nacional y de gran importancia en el Mediterráneo occidental: “La laguna costera y el marjal circundante, junto con la restinga que la separa del mar, fueron declarados Parque Natu#ral el 23 de julio de 1986 por su elevado valor ambiental, paisajístico y cultural, con el fin de frenar la degradación sufrida durante la década de los 70, debida a la presión urbanística, y asimis#mo recuperar sus valores originales”.

El Parque Natural ocupa 21.120 hectáreas de superficie, de las cuales unas 3.000 corresponden al lago y las aguas someras. A nivel internacional, en 1990 se incorporó a la Lista de Zonas Húmedas de Importancia Internacional de la Conferencia de Ramsar y en 1994 fue declarada Zona de Especial Protección de Aves, siendo por tanto Lugar de Interés Comunitario para la Directiva Hábitats de la Unión Europea.

El objetivo del informe es “presentar y estudiar la serie temporal de los valores de conductividad, cuyos datos iniciales son discontinuos para 1974, 1980, 1985-1988 y con registro más continuo desde el verano de 1991 en adelante”. A partir de ellos se estudia “la serie temporal y las tendencias existentes en la misma”.

Para realizar las mediciones se ha utilizado “una red de puntos de muestreo formada por ocho lugares que pretenden abarcar la heterogeneidad espacial que se puede presentar en la laguna debida a la diferente cantidad y calidad de las aportaciones que llegan por las acequias que allí desembocan”. En total, “son ocho puntos, de los cuales tres están ubicados en el tercio norte, dos en el tercio central y tres en el tercio sur, cuya situación concreta se puede observar en la figura”.

En el estudio de la serie temporal “se observa que en el último decenio hay una tendencia significativa al aumento de los valores mínimos de la conductividad, lo cual indicaría una disminución de la cantidad de agua dulce que llega a la laguna”. La medida de esa variable “sería un buen indicador de las alteraciones que se pueden producir en un escenario previsible de cambio climático con descenso de las precipitaciones y de las aportaciones de agua dulce”.

Precisamente, para tratar de paliar esta situación, el Plan Hidrológico del Xúquer asumió recientemente la inversión del Plan Especial para el entorno de la Albufera propuesto por la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica que incluye un nuevo colector Oeste, una balsa de regulación y una nueva depuradora en el término municipal de Alcàsser.

La consellera Mireia Mollà subrayó que la inversión que supera los 100 millones de euros “ya se ha asumido por parte del Estado y es la que cambiará el estado de la calidad de las aguas de l'Albufera”, además de liberar el ecosistema de agua sucia y aliviar la carga de la planta de Pìnedo.

Otros expertos como la catedrática de la Universitat de València, Eulèlia Sanjaume, afirman que la erosión que está causando la ampliación del Puerto de València en las playas del sur pueden incrementar ese proceso de salinización del lago, poniéndolo en serio riesgo: “En estos momentos ya está peligro. La erosión se está produciendo en las playas del sur y ya llega a la Gola del Pujol, es una de las zonas más estrechas. Si eso sigue avanzando la Albufera de València se puede salinizar. Si la restinga se erosiona demasiado puede haber filtración de agua marina dentro del lago. Si se saliniza, la fauna se perderá y mucha de la vegetación que hay no aguantaría. Las filtraciones aún no se han producido pero si las cosas siguen así es algo que puede llegar a producirse. Lo que no puede ser es que por el crecimiento del puerto se esté atacando a una joya ecológica que tenemos en esta ciudad”, declaró en una entrevista con elDiario.es.

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