El plato típico de Jaén que es nutritivo, saludable y muy parecido al salmorejo
La oferta gastronómica de Andalucía es un festín donde conviven los sabores de la sierra y del mar, del plato alpujarreño al “pescaíto” frito de la Costa del Sol. En este diverso mapa de la gastronomía andaluza, Jaén es muchas veces injustamente subestimado. Conocida sobre todo por sus interminables campos de olivos y su aceite de oliva virgen extra, esta provincia es también un crisol de tradiciones culinarias que, poco a poco, va resurgiendo con fuerza. Entre ellas, destaca el cascaflote, un plato humilde y desconocido fuera de sus fronteras, pero cargado de sabor.
Si alguna vez visitas Jaén, pregunta por él en tabernas o en las cocinas de quienes aún conservan la tradición. Y si no puedes esperar, atrévete a prepararlo en casa. Te explicamos cómo puedes preparar la receta paso a paso. Te sorprenderá cómo unos pocos ingredientes pueden convertir un plato tan sencillo en algo tan delicioso.
Un plato con alma rural
El cascaflote es una receta profundamente ligada al mundo rural jiennense que nació en Marmolejo, un pintoresco municipio a orillas del río Guadalquivir, donde la tradición culinaria se ha transmitido entre huertas y olivares.
Su origen se remonta a las cocinas de los cortijos y casas humildes donde se aprovechaba lo que había a mano: tomate, pan duro, huevos y, por supuesto, un generoso chorro de aceite de oliva. Con estos ingredientes básicos, nacía un guiso de cuchara reconfortante, sustancioso y perfecto para alimentar a familias enteras. El cascaflote es un ejemplo perfecto de lo que se conoce como “cocina de aprovechamiento”.
Qué es exactamente el cascaflote
Se podría definir como un guiso espeso de pan del día anterior con tomate y huevo. Su textura se asemeja a la de un revuelto denso, pero con un sabor intenso y riquísimo gracias a la combinación sus elementos. Es ideal para comer acompañado de pan o incluso como relleno de un buen mollete.
Cada familia tiene su propia variante. Algunos añaden pimiento verde, otros lo preparan más seco o más caldoso. Incluso hay versiones con patatas. Pero hay un consenso: el cascaflote debe hacerse con productos de calidad haciendo especial hincapié en el tomate.
Cómo preparar cascaflote en casa
Los ingredientes del cascaflote son pocos y muy sencillos. Esta receta es la lista de ingredientes pensada para unas cuatro personas:
- Un kilo de tomates
- Una cebolla mediana
- Dos dientes de ajo
- Cuatro huevos
- Cuatro rebanadas de pan del día anterior (preferiblemente tipo rústico)
- Aceite de oliva virgen extra
- Vinagre
- Sal al gusto
Una vez tengas todos los ingredientes, solo tendrás que seguir estos sencillos pasos:
- Comienza lavando bien los tomates y sécalos para luego cortarlos y reservarlos. Si lo prefieres, antes de cortarlos, siempre puedes pelar los tomates.
- Una manera eficaz de pelar los tomates es escaldándolos. Para ello, tienes que hacer un corte en cruz en la base y sumergiéndolos en agua hirviendo durante 30 segundos y enfriándolos inmediatamente en un bol con agua helada. De esta forma, la piel saldrá con muchísima más facilidad.
- Cuando ya estén pelados, córtalos en cuartos y tritúralos junto con el diente de ajo ya pelado, una pizca de sal, una cucharada de vinagre de Jerez y un chorrito generoso de aceite de oliva virgen extra. Revuélvelo todo hasta que obtengas una mezcla homogénea y sin grumos.
- A continuación, corta el pan en trozos medianos. Lo ideal es usar uno con una miga de calidad, como la barra de picos andaluza o cualquier otro de tipo rústico.
- En un recipiente amplio, mezcla el pan y el tomate triturado. Deja que repose durante unos 10 minutos para que el pan absorba bien todo el sabor del tomate.
- Mientras tanto, prepara los huevos duros. Calienta abundante agua en un cacito y, cuando arranque a hervir, añade un puñado de sal. Después, sumerge los huevos con cuidado para que no golpeen la base y cuece durante 12 minutos.
- Una vez cocidos, pásalos a un recipiente con agua helada para detener la cocción. Cuando estén fríos, pélalos y córtalos como prefieras.
- En una fuente, coloca la mezcla de tomate y pan, cubriendo toda la base. Distribuye por encima el huevo cocido.
- Corona el plato con un chorrito adicional de aceite de oliva virgen extra, corrige el punto de sal y, si lo deseas, añade un toque extra de vinagre o incluso unas hojitas de perejil fresco para decorar.
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