Cuándo es el solsticio de invierno, qué representa y cuáles son los rituales tradicionales para celebrarlo
El otoño tiene los días contados. En unos días tendrá lugar el solsticio de invierno, que no solo supone el comienzo de esta estación, también es un evento astronómico con una relevancia cultural que se extiende por todo el globo. Este año, el solsticio de invierno astronómico pillará a los españoles comiendo o de sobremesa, ya que será el 21 de diciembre a las 15:03 de la tarde. La parte cultural se celebrará a lo largo del día, con tradiciones en todo el mundo.
El solsticio de invierno viene marcado por el instante preciso en el que el sol alcanza su posición más baja en el cielo del hemisferio norte. Se trata del día más corto del año en nuestro país, al que le seguirán otros que irán aumentando de forma gradual e imperceptible de duración. Recordemos que, debido a la inclinación de la Tierra, los hemisferios reciben proporciones distintas de luz. Esto provoca que se perciba forma muy distinta en ambas regiones: mientras que en el hemisferio norte (donde se ubica España), celebraremos el día más corto del año, el hemisferio sur celebrará el día más largo.
En España, se estima que la luz solar bañará Madrid, por ejemplo, durante unas nueve horas, pero en otros puntos de Europa solo gozarán de seis horas de luz. En los puntos más remotos del hemisferio, el sol ni siquiera llegará a asomarse: Noruega, Finlandia e Islandia estarán sumidos en un fenómeno conocido como la 'noche polar' que, dependiendo de la región, puede durar más de 24 horas o incluso días.
Qué representa el solsticio de invierno
En el hemisferio norte, como hemos comentado, el solsticio de invierno supone la llegada de la luz, la noche más oscura que precede días cada vez más luminosos. La promesa del aumento de luz suponía otra de abundancia en los cultivos, por lo que esta fecha ha sido extensamente celebrada en las distintas civilizaciones que nos precedieron.
En la Antigua Roma, se celebraba durante el solsticio de invierno una de las festividades más importantes del año. Las Saturnales, en honor al dios Saturno (deidad de la agricultura, las estaciones y el tiempo), ponían punto y final a los trabajos de la siembra de invierno. Por ello, se celebraba durante días a la luz de las velas, con comida y bebida copiosa. Una celebración en la que, por su importancia, estaba permitido que participasen todas las clases sociales, incluidos los esclavos.
Se dice que de las Saturnales viene uno de los ritos más extendidos para celebrar el solsticio de invierno en Occidente: las Navidades. Se trata de días de unión y celebración, que en España tiene a la Nochebuena y el día de Navidad como fechas más señaladas. El cristianismo trajo consigo un nuevo pretexto para celebrar el solsticio de invierno, con el nacimiento de Cristo, fechado el 25 de diciembre.
Las Navidades tal y como las conocemos en la actualidad también beben de una tradición nórdica, el Yule, celebrado para conmemorar el solsticio de invierno. En concreto, se cree que la tradición de Papá Noel proviene de esta festividad. Esta celebración empezaba mucho antes del solsticio, con doce días dedicados a los dioses vikingos Thor y Freyr. A Thor, por proteger a las familias de criaturas malignas; y a Freyr por asegurar la fertilidad de los campos. Durante estos doce días que predecían al solsticio, los vikingos creían que debían ganarse el favor de ambos dioses, con banquetes y sacrificios animales.
Con estos ritos, creían que garantizaban que durante el resto del año la comida almacenada no se pudriese, la enfermedad no se propagase y la siembra diera fruto. El día del solsticio de invierno, Odín surcaba los cielos montado en su caballo, repartiendo regalos a los más pequeños, de forma muy similar al Papá Noel actual. Por ello, ya por aquel entonces, el día del solsticio era una ocasión de intercambio de regalos.
Rituales tradicionales para celebrar el solsticio de invierno
En España sobre todo en el norte, existen numerosos rituales que se celebran, bien el día del solsticio, o con motivo de este. Se trata de tradiciones que, por lo general, están centradas en los más pequeños de la casa. Algunas de las tradiciones locales que celebran el solsticio de invierno y que han sobrevivido hasta nuestros días son las siguientes:
- Caga Tió: posiblemente se trate de una de las más conocidas en el resto del país, por su peculiaridad. El 'Tió de Nadal' es una tradición catalana, celebrada también en Andorra y algunas regiones de Aragón. Se trata de una tradición entrañable, protagonizada por un tronco de madera, al que a menudo se le pinta un rostro y se le viste con una manta y una barretina, el gorro tradicional catalán. Según la familia, el punto álgido de esta tradición tiene lugar el 24 o 25 de diciembre, cuando los niños se reúnen para golpear el tronco y que así “cague” regalos, mientras cantan una canción tradicional. Principalmente, el tronco suelta dulces o pequeños juguetes, ocultos en la manta que lo cubre.
- O Apalpador: conocido como el Papá Noel gallego. Según la tradición es un hombre pelirrojo de aspecto bonachón, con una pipa de fumar y un palo de roble a modo de bastón. Cuenta la leyenda que en Nochebuena y Nochevieja el Apalpador baja de las montañas en las que reside y palpa las barrigas de los más pequeños. Si están vacías, les da castañas. Con el tiempo, las regiones donde se celebra la figura del Apalpador han cambiado las castañas por los jueguetes, y en Lugo se ha sumado la figura de la Apalpadora, la hija del Apalpador.
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