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Santiago Muñoz Machado vence a Cebrián y será el nuevo director de la RAE

Santiago Muñoz Machado

Mónica Zas Marcos

La Real Academia Española ha votado este jueves a su nuevo director y salvavidas empresarial, el jurista Santiago Muñoz Machado. En esta segunda vuelta, después de no lograr la requerida mayoría absoluta hace una semana, los 41 votos han quedado repartidos de la siguiente manera: 22 a Muñoz Machado, 13 al empresario Juan Luis Cebrián, su principal opositor, y 6 nulos, según confirman fuentes de la RAE a eldiario.es.

Muñoz Machado ha asegurado en una rueda de prensa en la Academia nada más producirse la votación que “es una cuestión de Estado que la Real Academia pueda funcionar con normalidad y que tenga las garantías necesarias económicas para que su prestigio mundial crezca”.

Aunque no había candidaturas oficiales, en la primera convocatoria eran varios los nombres que sonaban para hacerse con el cargo. Además de los ya mencionados, la académica Inés Fernández Ordóñez concentraba algunos apoyos, pero se vio que no los suficientes como para que se tradujesen en votos. De salir elegida, hubiera sido la primera directora en 305 años.

El actual director, Darío Villanueva, anunció el pasado 6 de octubre su decisión de no continuar y no presentarse a un segundo y último mandato. Esta apertura del melón sucesorio abrió una guerra larvada de hostilidades internas. En las últimas semanas se han generado un hervidero de intrigas, rumores y conspiraciones para acceder a un cargo muy codiciado por el prestigio que conlleva y por la red de influencias que puede desplegar, tal y como contamos en eldiario.es.

Catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad Complutense, abogado de éxito, con buenas relaciones con el mundo financiero y reciente premio nacional de Historia, Muñoz Machado (Córdoba, 1949) declinaba confirmar o desmentir hace días si se postulaba para el puesto, pero sus seguidores en la RAE han impulsado una frenética campaña de apoyos desde que Villanueva anunciara que abandonaba la dirección.

Al igual que el elegido, Cebrián (Madrid, 1944) había movilizado a sus partidarios en la RAE, algunos de los cuales recibieron espaldarazos muy elocuentes del grupo Prisa para ingresar en la Academia. Sin embargo, esos apoyos no han sido suficientes.

Ambos representaban a un bando de perfil más económico que lingüista orientado a salvar la Real Academia de la crisis económica en la que se encuentra. En los últimos años, la reducción de las aportaciones del Estado, el escaso rendimiento financiero de la Fundación pro-RAE, la caída de ventas de los diccionarios en formato papel y el descenso de los patrocinios han situado a la institución al borde de la ruina y con la necesidad imperiosa y urgente de encontrar nuevas fuentes de financiación.

Ya lo advirtió Darío Villanueva en una reciente entrevista con Archiletras: “Hay que transformar la estructura de la Academia en un sentido casi diríamos empresarial. Creamos una sociedad, RAE Gestión. Ha habido que transformar incluso las mentalidades tanto de los académicos como del personal. La Academia nunca fue una entidad boyante, pero lo económico no era una preocupación primaria y primordial. Y ahora lo es”.

Uno de los factores que ha jugado en su favor sería su relación con las academias americanas y su conocimiento de la lengua española a ambos lados del Atlántico. Además, su perfil político neutro facilitaría la comunicación con cualquier partido que ocupe La Moncloa y los gobiernos de los distintos países con los que colabora la Real Academia.

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