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Rafael Soler reivindica “la dignidad del perdedor” en su nueva novela

El poeta y escritor Rafael Soler.

EFE

Madrid —

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El amor a la vida, la dignidad del perdedor o la capacidad de resistencia son algunos de los ejes sobre los que gira “Necesito una isla grande”, la nueva novela del premiado escritor Rafael Soler, considerado uno de los exponentes de la creación literaria española de la década de los ochenta.

El autor de “Él último gin-tónic”, obra que supuso en 2018 su regreso a la narrativa tras un parón de 25 años, se enfrenta ahora a una novela coral con personajes en el final de sus vidas, pero que buscan un futuro mejor, asegura en una entrevista con EFE.

“Necesito una isla grande” (Ediciones Contrabando) es “un canto a la resistencia, se trata de reivindicar el amor a la vida, la capacidad de resistir y las relaciones fraternales”, dice Soler, quien ha sido finalista del premio Adonais y accésit del V Premio Nacional Juan Ramón Jiménez, entre otros galardones.

El también profesor universitario utiliza en su nueva novela como excusa la situación de “cinco abuelos, residentes en un asilo, que se dan cuenta de que aquello está lleno de viejos y deciden marcharse”, ironiza el escritor.

“Es la historia de un viaje que parte de ese lugar, una residencia de ancianos, en la que se están enfrentando a su final, y huyen a otro sitio, en el mar, donde buscan un futuro, que no saben como será, pero tienen claro que mejorará lo que tenían”, explica.

Un boxeador sonado, una tierna profesora con vocación de escritora o el hijo de uno de los ancianos con una enfermedad terminal forman parte de este relato coral que cuenta con un claro “lenguaje interior” y un “fuerte componente existencial”, precisa Soler.

En definitiva, es una novela con diálogos chispeantes y de factura claramente cinematográfica que discurre por la delgada línea entre la vida y la muerte y que tiene, según Soler, tintes de “road-movie” y trata de arrancar más sonrisas que lágrimas.

Tras “El último gin-tonic”, ficción en la que el autor exploró las complejas y conflictivas relaciones en el núcleo familiar, Soler se vuelca en un relato lleno de peripecias y con tintes negros “espolvoreados” con sus experiencias, aunque niega que tenga un carácter autobiográfico.

Rafael Soler (Valencia, 1947) es autor también de novelas como “El grito” (1979), “El corazón del lobo” (1982), “El sueño de Torba” (1983) o “Barranco” (1985), títulos que le apuntalaron como uno de los referentes literarios del final del siglo pasado.

También escribió poemarios como “Maneras de volver” (traducido a varios idiomas), “Las cartas que debía”, “No eres nadie hasta que te disparan” o “Ácido almíbar” (premio de la crítica literaria valenciana), obras que también han sido distribuidas en Latinoamérica, especialmente en países como Chile, Perú y Bolivia.

Sus obras han sido traducidas al francés, inglés, italiano, húngaro y japonés y responden, como él mismo dice, a un principio básico: “vivir es una experiencia personal y desde esa convicción, desde la vida bien bebida –bibir (con b) es beber con los que viven”.

Rafael Molina

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