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Roma expone los “eternos mármoles” del artista uruguayo Pablo Atchugarry

Roma expone los "eternos mármoles" del artista uruguayo Pablo Atchugarry

EFE

Roma —

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Imponentes monolitos de mármol sorprenden a aquellos que visitan los mercados de Trajano de Roma, que alberga hasta el próximo año una colección de esculturas totémicas firmadas por el artista uruguayo Pablo Atchugarry.

Se trata de la muestra “Ciudad Eterna, eternos mármoles”, una amplia retrospectiva compuesta por cuarenta piezas -algunas prestadas y otras nuevas- del escultor uruguayo que permanecerá abierta hasta el 7 de febrero de 2016.

La exposición comparte espacio con columnas y restos arqueológicos de hace más de dos milenios al encontrarse ubicada al aire libre en un lugar de excepción, el mercado de los Foros de Trajano, auténtico corazón de la Roma antigua.

Precisamente sus piezas, que como una suerte de naturaleza muerta ascienden desde el suelo, tratan de plasmar la “idea de continuidad” que el propio mármol lleva implícita, explicó a Efe el autor, que reside en Italia desde hace treinta y cinco años.

Por esta razón, Atchugarry emplea para sus obras el célebre mármol de Carrara, de la provincia italiana de Toscana, un material ya muy apreciado en la Roma de los césares y que ha sido empleado tanto en el fértil Renacimiento italiano como en nuestros días.

Además, el artista recurre al mármol portugués y, en menor medida, a otros materiales como el bronce y el acero inoxidable.

“He jugado un poco con el término 'eterno' y el mármol también tiene un rol de eternidad. No solo por la dureza del material sino porque también ha acompañado a la actividad de la sociedad de todas las épocas”, apuntó.

Y qué mejor lugar para mostrar sus obras que en Roma, la Ciudad Eterna, urbe “con veintiocho siglos de historia” en la que el arte de genios como Miguel Ángel Buonarroti o Gian Lorenzo Bernini perdura para disfrute de los hombres y mujeres contemporáneos.

Atchugarry explicó que para la realización de la exposición era preciso que las obras tuvieran “un tamaño considerable para que no quedaran perdidas en el lugar”, para que “establecieran un diálogo” con esta histórica área arqueológica.

Y el resultado es una colección de obras que, a juicio de su creador, congenian a la perfección con el escenario que les rodea, como si “hubieran nacido allí”.

“Yo lo he visto incluso de noche, la muestra iluminada, y también de día, y me parece casi como si las obras hubieran nacido allí. No se podría casi ni datar de qué fecha son. Dialogan muy bien con el espacio”, opinó.

Atchugarry afirmó que exponer en el los mercados de Trajano es “un honor” para él y subrayó la vocación para albergar escultura de este espacio, que ha presentado anteriormente colecciones de aplaudidos artistas como el minimalista estadounidense Richard Serra o el británico Anthony Caro.

Así, el visitante que en estos meses pasee por las ruinas del Foro romano se encontrará con las sugestivas “Tres Gracias” (1999) una revisión marmórea de las musas que inspiraron a otros genios del arte como Pedro Pablo Rubens.

En la escultura, Atchugarry esculpe con trazos verticales el cuerpo de estas tres figuras femeninas, sin rostro, envueltas en unos paños que, aunque de piedra, están dotados de una enorme volatilidad y movimiento, hasta el punto de que parecen flotar en el aire.

También presenta varias cariátides, una de ellas realizada en bronce pulido (2006) y que se asoma desde una de las balconadas más altas del Mercado para integrarse en la impresionante panorámica que dibujan los foros romanos.

Llama también la atención la presencia del “Grande Angelo” (2006), una figura fantasmal, estilizada y angulosa que se planta ante el espectador para reclamar su atención.

La blancura de las esculturas brillaba hoy bajo un sol de justicia que cubrió a la capital del Tíber y muchos eran los visitantes que se detenían ante ellas para observarlas con curiosidad.

Entre ellos se encontraban Alicia, Graciela y Sandra, tres uruguayas procedentes de Montevideo, de visita por Roma, quienes se dijeron “fascinadas” e “impresionadas” por la presencia de Pablo Atchugarry en un entorno como ese.

“Es un privilegio que el artista haya podido mostrar su arte en una ciudad tan importante como Roma desde el punto de vista artístico, cultural, histórico etcétera. Y en este lugar en particular”, apuntó Graciela.

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