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“La reacción del Ayuntamiento contribuyó a la criminalización de los titiriteros”

El actor Alberto San Juan. Marta Jara

Lucía Lijtmaer

El juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno ha archivado este martes la causa por enaltecimiento del terrorismo contra Raúl García y Alfonso Lázaro, los dos titiriteros de la compañía Títeres desde Abajo que el pasado febrero fueron detenidos y pasaron cinco días en prisión tras la representación de la obra La Bruja y Don Cristóbal, en la que uno de los personajes portaba una pancarta en la que podía leerse “Gora Alka-ETA”.

La asociación querellante Dignidad y Justicia trató de ampliar su denuncia después contra los actores Alberto San Juan y Gloria Muñoz, que, en apoyo a los dos titiriteros volvieron a representar la obra La Bruja y Don Cristóbal. Tras la decisión del juez, eldiario.es habla con Alberto San Juan para que valore los hechos.

¿Cómo se siente? ¿Cómo valora el fallo del juez Moreno?

En todo momento me he sentido tranquilo con este asunto: la obra no contiene ningún elemento que permita interpretar ni lejanamente que exista enaltecimiento del terrorismo. Lo que me sorprende es que el juez Ismael Moreno haya tardado meses en llegar a esta conclusión. Creo que no sobraría una explicación por su parte para entenderlo. Así no cabría la posibilidad de pensar que ha actuado mal a sabiendas, es decir, que ha prevaricado.

¿Se han sentido apoyados Gloria Muñoz y usted durante este proceso?

Sí. Por todos los compañeros con los que participamos en la rueda de prensa donde repetimos la representación. Pero no somos nosotros quienes han necesitado y siguen necesitando apoyo, sino Raúl y Alfonso, los titiriteros. Se han comido cinco días de cárcel, varios meses sin pasaporte y yendo a firmar a los juzgados, han sido acusados de proetarras en distintos medios de comunicación y han recibido terribles amenazas de muerte. ¿Quién les va a compensar ahora? ¿Cómo? Creo que las mismas asociaciones de víctimas que les denunciaron deberían defenderlos. El dolor causado por la violencia terrorista es enorme en este país -hablo del millar de asesinados por ETA, los cientos de asesinados por el Estado durante la Transición e incluso después, los cien mil desaparecidos del franquismo que siguen bajo tierra-. Esto es lo más grave, lo más trágico, y no se puede utilizar con fines políticos. En ningún caso.

¿Cuando se involucró en la defensa de Raúl García y Alfonso Lázaro?

En cuanto se supo que había dos personas detenidas por hacer una obra de títeres.

¿Hubo algún tipo de relación o conocimiento previo con los querellantes?

No. Nunca hemos hablado.

¿Cómo vivió el proceso posterior?

Con indignación. Con vergüenza de cómo puede llegar a funcionar el poder judicial en España, hasta dónde puede llegar la suciedad de ciertos periodistas.

¿Cómo valora la reacción del ayuntamiento de Madrid con los titiriteros?

Contribuyó a su criminalización. Esto es un hecho. Debe ser muy duro vivir bajo tal hostilidad mediática desde que ganaron las elecciones, pero no se puede dudar con los principios. La obra de Raúl y Alfonso no es deleznable, todo lo contrario es muy oportuna. Y la prueba es que les pasó lo que denunciaban en su espectáculo: hay policías, jueces, políticos y periodistas que utilizan la tragedia del terrorismo para criminalizar la protesta social. Y, en definitiva, todo era un ataque contra este ayuntamiento, que, en conjunto, está haciendo una labor magnífica: ha reducido la deuda a la vez que ha aumentado el gasto social. Esto es incontestable.

¿Siente que en España se está viviendo una involución cultural con respecto a la libertad de expresión?

Hay una regresión en todos los ámbitos de la sociedad. Y la libertad de expresión y de información no es compatible con eso. Un sistema de poder injusto sólo puede mantenerse por dos vías: la persuasión y la represión. Es decir, la ignorancia y el miedo. Por eso es fundamental no callar.

¿Cómo valora la situación actual? ¿Se acrecentará la presión con los resultados de las elecciones?

El resultado electoral me sugiere tres primeras reflexiones. Uno: vivimos en un país que premia electoralmente la corrupción y el abuso. Necesitamos comprender por qué, a través de qué mecanismos, a quién benefician esos mecanismos y a quién perjudican. Dos: Unidos Podemos tiene 71 diputados. Eso es un triunfo colosal impensable hace dos años. Tres: Unidos Podemos ha perdido más de un millón de votos. Esto es muy grave y necesitamos entender por qué. ¿La confluencia, un discurso tan moderado que por no asustar ha desilusionado? Quién sabe. El CIS postelectoral nos dará más datos. Lo fundamental ahora me parece mantener la unidad. Unidos Podemos es la única opción institucional que se plantea la tarea de subordinar el poder económico al político, condición indispensable para aproximarnos al horizonte de una vida digna para todos. Por tanto: debate político en las organizaciones que forman la confluencia, sin más pasión que la intelectual, transparente y participativo, para ver cómo continuar. Pero no queda otra que continuar y hacerlo juntos.

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