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Cinco claves para ganar la porra de los Globos de Oro

Caye Blanchett en los Globos de Oro de 2014

Mónica Zas Marcos

“Los Globos de Oro son los premios más corruptos que existen”, advertía David Trueba mientras saboreaba las mieles de sus seis cabezudos por Vivir es fácil con los ojos cerrados. No sabemos si el entramado de los Goya está putrefacto como el de los premios de la prensa de Hollywood, pero siempre conviene tener en mente esta advertencia.

En la madrugada del domingo al lunes descubriremos las preferencias de los periodistas extranjeros, ya sean lícitas o fruto de los sobornos. ¿Apostará el gremio por la homosexualidad en los años 50? ¿O por la pionera transexualidad de Eddie Redmayne? ¿Quén portará la corona de reina de la comedia? ¿Amy Schumer o la mordaz Jennifer Lawrence? ¿Podrá una novata Mr. Robot hacer frente a grandes titanes de la televisión como Juego de Tronos o Empire? ¿O dará el campanazo la fantasía escocesa de Outlander? Muchas incógnitas que ya firman la polémica y se cobrarán a varios figurines que apuntan alto en la cita de los Oscar. Pero ni el mayor de los visionarios se asegura caución en Beverly Hills. Así que preparen las quinielas y tomen nota del argumentario para tumbar a sus cuñados en los Globos de Oro. 

Toda pareja ideal tiene sus rachas

Aunque los ganadores de categorías como Mejor Película y Mejor Director suelen aparecer de la mano por la alfombra roja, a veces hay tormenta en el paraíso. Con el añadido de la trinchera que divide a los amantes del drama y la comedia, en estos Globos de 2016 se vaticina una de las gordas. El primero de los géneros hace alegoría a su nombre con una incertidumbre dramática per se. Los cinco títulos han protagonizado su momento de gloria en las encuestas para poco después dejarnos en ascuas de nuevo. Al principio el romance lésbico de Carol, entre la sensualidad naïf de Rooney Mara y la elegancia decadente de Cate Blanchett, no dejaba lugar a dudas. Poco después, llegaba un renacido Leonardo DiCaprio para alzar a The Revenant. Pero resulta que terminamos la jornada de reflexión revisitando dos películas incompatibles que, sin embargo, lideran las pujas: Mad Max: Fury Road y Spotlight. La tragedia está servida.

En el campo de la comedia se respira distensión desde el comienzo de la carrera. Aunque la estadística muestra que no hay que fiarse a pies juntillas de las predicciones, la prensa ha dejado poco espacio a la imaginación. El Festival Internacional de cine de Toronto anunció a The Martian como el último gladiador. Pero ha pasado el tiempo y los pronósticos caducan antes que un yogur fuera de la nevera. Ahora Joy, la reina de la teletienda de David O.Russell, y The Big Short encabezan las apuestas. Esta farándula de la crisis financiera, contaminada por una novela homónima que ha levantado ampollas en EE.UU, apunta a satisfacer las necesidades periodísticas más morbosas con su galardón. 

La categoría de Director parece ser la encargada de firmar el divorcio. Recordamos a George Miller por sus trabajos -y nominaciones- en el género infantil en Babe y Happy Feet. Ahora, el artífice de la saga se sacude el polvo de hadas para llevarse el beneplácito de la Crítica de Cine estadounidense con su Mad Max. Sin embargo, Ridley Scott ha venido a resarcirse por Prometheus y Éxodo, y no piensa irse con las manos vacías. Además de recuperar ese humor ácido que echábamos de menos entre tanta ostentación, ha orquestado la mayor reproducción del planeta rojo en la historia del séptimo arte. 

Viejas glorias contra nuevos Midas

El panorama interpretativo que nos deja la quiniela de los Globos de Oro hace las delicias del buen cine. Para empezar, contamos en drama con una Cate Blanchett que nos recuerda a su versión más comedida de Blue Jasmine. Pero además se enfrenta a nuevas caras que nunca antes hubiésemos imaginado en el atril ganador. Y nos encanta. Brie Larson como madre abnegada en The room y Saoirse Ronan, por fin alejada del blockbuster, se convierten en la peor pesadilla para la curtida protagonista de Carol.

Aunque este año son los hombres los que protagonizan una encarnizada liga de extraordinarios. Eddie Redmayne, ya sea como transexual danés o enfermo de esclerosis, es la nueva gallina de los huevos de oro. Además, Michael Fassbender luce el mejor traje de Steve Jobs, Bryan Cranston escapa de la pantalla pequeña y Will Smith vuelve a dar que hablar. Sin embargo, parece que Leonardo Di Caprio volverá a consolarse con otro merecido Globo en las manos por si la Academia le menosprecia, una vez más.

The Big Short protagoniza su propia lucha en comedia, donde Christian Bale y Steve Carrell compiten su autoridad en pantalla. Pero Matt Damon explora una vis cómica a gran escala que nos recuerda por qué los late-night-shows le adoran. Puede que el de Massachusetts no deje solo a Ridley Scott en el palmarés de las principales categorias. En cuanto a las damas del humor, es encantador ver a Maggie Smith competir con las nuevas reinas del stand-up y las feministas más graciosas del momento. Pero este año el huracán Amy Schummer no va a dejar ni las huellas de Melissa McCarthy o Jennifer Lawrence. 

Respecto al reparto, es imposible emitir un veredicto con tal heterogeneidad de los nominados. Los secundarios de lujo de esta 73 edición nos dejan talentos cada vez menos emergentes. Paul Dano o Michael Shannon suben al rin de los mayores con Idris Elba o Sylvester Stallone. Sin embargo, las flechas apuntan a la interpretación de Mark Rylance en El puente de los espías. No menos reñido está el campo femenino, con la veteranía de Jane Fonda, Helen Mirren o Kate Winslet compitiendo contra nuevas destrezas como Alicia Vinkander y Jennifer Jason Leight, la única chica de Los Ocho Odiosos de Tarantino.

Pequeños detalles con importancia

Para el espectador medio, es de agradecer que los Globos de Oro no se explayen con las características técnicas. Si bien hay ciertas categorías que no reciben la misma atención que las anteriormente nombradas. En Película de Animación y Película Extranjera parece que están todas las cartas sobre la mesa. La maravilla de Pixar, Inside Out, no se va a esforzar por vencer a sus bastante menos dignas competidoras de esta temporada. Porque no lo necesita. En cuanto a las cintas extranjeras, suena tan fuerte Hungría y su drama del Holocausto en Son of Saul, que ni si quiera El Club parece tener posibilidades. Una lástima para la película más desagradable, perturbadora, hostil y fantástica de todo el palmarés.

La sección de Bandas Sonoras suele requerir un análisis más minucioso, pero no cuando incluye a Ennio Morricone y Alexandre Desplat. Ambos nos evocan sus conocidos mundos western y bucólicos, en Los Odiosos Ocho y La chica danesa respectivamente. Sin embargo, Desplat ha arriesgado menos que su ancestral contrincante y no parece que vaya a ser el más rápido del Oeste. En cuanto a canciones, no podemos olvidar que See you again y su componente honorífico han sido lo más visto del pasado año en Youtube. Ni Sam Smith ni Ellie Goulding podrán contra la memoria de Paul Walker.

No corren aires de cambio en las series

Es difícil hacer predicciones. Y más cuando se tiene delante a cinco de las series que han acaparado la crítica especializada del último año. Empire, Mr Robot, Juego de Tronos, Outlander y Narcos parten, a priori, en igualdad de condiciones. Si acaso la aclamada serie de HBO, Juego de Tronos, cuente con una ligera ventaja previa, por eso de haber ganado un Emmy el año pasado con su quinta temporada.

Pero son los Globos de Oro. Lo que en principio parece ser luego al final no es. Así que Narcos y Outlander también se encuentran, por méritos propios, en la picota. La serie, mitad colombiana mitad estadounidense, es de lo mejor que ha dejado este año 2015 y el Pablo Escobar interpretado por Wagner Moura roza la perfección. Outlander, basada en las novelas de Diana Gabaldon y que mezcla amor y acción con viaje en el tiempo incluido, también es una férrea candidata para el galardón. No hay que olvidar Empire, que encabezó un fenómeno viral en redes sociales con esa fusión hiphop-dramática. Y Mr. Robot, por recordarnos que también los hackers luchan contra el establishment y no solo se dedican a hacer el mal.

En cuanto a la categoría de serie de comedia, Veep parece contar con el apoyo unánime de la prensa. La hilarante Julia Louise-Dreyfus, que ya ocupa en esta temporada el despacho oval de la Casa Blanca, sigue causando sensación con su improbable grupo de asesores políticos y su crítica mordaz al sector diplomático americano. Las únicas capaces de hacer tambalear el trono de la ganadora de nueve Emmys, son las otras chicas malas que se disputan el liderazgo. Gina Rodriguez y su club de adeptos por Jane de Virgin y la veterana Jamie Lee Curtis por su psicótica y brutal interpretación en Scream Queens.

Fenómenos y polémicas

Cuando la gala avanza y hasta las sátiras de Ricky Gervais se hacen tediosas, es el momento de recurrir a los grandes escándalos para vencer el sopor. Podemos recordar como hace cinco años, en la cena previa a la gala, corrió una noticia como la pólvora: la denuncia de dos millones de dólares que Michael Russell, el mayor representante publicitario de la organización desde 1993, interpuso contra la Asociación de Prensa Extranjera de Hollywood. El publicista, que fue despedido en 2010, demandó un año después a la HFPA (por sus siglas en inglés) y a su presidente, Philip Berk.

Russell acusaba a distintos miembros –hasta 90- de la HFPA de recibir viajes y regalos de varios estudios para nominar a sus películas a los Globos de Oro. Además, acusaba a la HFPA de haberle despedido después de que fuera él quien instase a la organización a dejar de aceptar los regalos y la connivencia empresarial con los estudios.

Sea lo que fuere, la polémica llama a la polémica y muchas veces se emparenta más con el fallo del jurado que cualquier soborno de las grandes compañías. No debemos olvidar que nos encontramos ante unos premios concedidos por profesionales que nutren sus rotativos a base de fenómenos. Los criterios ortodoxos de las academias aquí no tienen cabida si su decisión no genera tráfico al día siguiente. Así que, si dudamos en alguna de las categorías, apostemos por el director más lenguaraz, la película más controvertida o el actor con más seguidores en Instagram. Pues, como dijo un sabio alguna vez, that's business, my dear

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