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De la Iglesia y Angulo, un amor a primer rodaje

Álex Angulo en El día de la bestia

Mónica Zas Marcos / Alejandro Navarro Bustamante

Además de una de las figuras más relevantes de la escena cinematográfica de nuestro país, Álex Angulo es uno de los más queridos por sus compañeros. Las señales de duelo se han sucedido desde que el actor vizcaíno falleciese en un accidente de coche el pasado domingo. Esas palabras describen muy bien el tipo de persona que fue y la forma en la que se recordará el amplio legado que deja a su marcha.

El maestro -afortunadamente- reconvertido en intérprete pudo presumir de trabajar con algunos de nuestros actores y directores más influyentes desde el comienzo de sus carreras. O quizá fue al revés. Pedro Almodóvar, Icíar Bollaín o Guillermo del Toro le ofrecieron algunos de sus personajes más legendarios, como un secundario de lujo en Carne trémula o el taciturno doctor en El laberinto del fauno. Pero también contaron con su colaboración José Luis Cuerda, Imanol Uribe, Fernández Armero y Enrique Urbizu. Una filmografía divergente que le ha alzado junto a grandes nombres de reparto como Agustín González o Pepe Isbert.

“Hoy se ha ido Alex Angulo... No he conocido un corazón más grande... Los que le queremos, le lloramos... Descansa en paz, amigo”, escribía en Twitter José Coronado, uno de los primeros en anunciar públicamente su dolor. Al igual que su compañero en la serie Periodistas, muchos de sus colegas de profesión como Santiago Segura o personajes políticos como Pedro Sánchez han emitido sus condolencias por la red social. Pero quizá el más visceral ha sido su compañero de fatigas, confidente y apoyo primigenio, Álex de la Iglesia. Con un sucinto “Dios...”, el director de Las Brujas de Zugarramurdi ha expresado más que otros muchos caracteres que han copado Internet durante estos dos días.

“Sentí un vértigo enorme con ese papel por la responsabilidad de abordar un personaje de esas características con un director que hacía su segunda película y se atrevía a hacerla así de arriesgada”, decía Angulo de su segunda y principal colaboración en largo con Álex de la Iglesia. Cuando el primero apenas se había proliferado fuera de las tablas vizcaínas con su compañía de teatro Karraka, el segundo acababa de estrenar en 1993 su ópera prima, Acción mutante. Angulo ya había participado en los largometrajes La fuga de Segovia, El rey pasmado, Tu novia está loca y Todo por la pasta, y en bastantes cortos, como el mítico Mirindas asesinas. Pero, tras El día de la bestia, cineasta e intérprete se resituaron en el mapa nacional y se deshicieron de la incómoda etiqueta de principiantes.

Después llegaron otras como Los peores años de nuestra vida, Así en el cielo como en la tierra, Los años bárbaros o Grandes ocasiones. Pero para prolífico, el inicio de siglo, con A mi madre le gustan las mujeres, El oro de Moscú, El laberinto del fauno, Fuga de cerebros y El gran Vázquez. Y así hasta sesenta. Pero su cineasta más reincidente fue el mencionado Álex de la Iglesia, con el que colaboró hasta cinco veces -incluyendo Marbella Vice, un extraño videojuego-. Un amor que surgió a primer rodaje, a golpe de Mirinda.

Mirindas asesinas

El terror y humor negro del bilbaíno tuvieron su germen en este corto de culto de 1991. Donde Angulo interpreta a un asesino chiflado y de la Iglesia ofrece todos los alardes de su estilo en poco más de diez minutos. El blanco y negro mitigaba la violencia característica de la filmografía del director de Balada triste de trompeta, pero pisaba fuerte con un estilo que le encumbró a lo más alto del panorama español. Además, su actor principal bordó el exceso, firmando así un contrato casi vitalicio con el cineasta patrio del gore.

Acción mutante

En el primer largo de Álex de la Iglesia, Angulo quedaba relegado a un segundo plano por Antonio Resines. Sin embargo, fue suficiente para dilucidar el caché del actor sin necesidad de ser cabeza de cartel. Esta ópera prima vino cargada de nominaciones bajo el brazo, incluida la primera presencia en los Goya del director como novel. El inicio de un estilo punk que no pasa de moda y que ahora, una década después, se merienda el palmarés de los premios de la Academia española con títulos de la misma línea, como Las brujas de Zugarramurdi.

El día de la bestia

La euforia llegaría en 1995 con la obra que le valió al actor su primera nominación a los Goya como personaje principal. El mítico cura vasco de El día de la bestia, que compartía fotogramas con Armando de Razza y Santiago Segura, le canjeó la primera presencia clave sobre una alfombra roja. Después llegaron las nominaciones por Muertos de risa y El gran Vázquez.

Muertos de risa

A punto de estrenar inicio de siglo, Álex Angulo volvía a compartir plantel con Santiago Segura y con otro maestro del humor, el Gran Wyoming. Esta comedia, casi blanca en lo que a medidas del director se refiere, trataba sobre las desavenencias de un dúo cómico en plenos años 70. Con esta película, Angulo saboreó de nuevo las mieles del éxito con su nominación al Goya de intérprete de reparto. Pero, como él decía, “ni los protagonistas funcionan solos sin los secundarios y los secundarios, si no tenemos un protagonista, ¿a quién vamos a temer?”

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