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Las polaroids de los castings de Gus Van Sant convertidas en piezas de museo

'Michael Pitt in Last Days', 2005

Laura García Higueras

Unos jovencísimos Nicole Kidman, Drew Barrymore y Keanu Reeves son tres de los protagonistas de la serie de 400 Polaroids que el director Gus Van Sant tomó en los castings de sus películas. “Fue en los 80, entonces no había Internet y era difícil encontrar imágenes de los intérpretes”, explicaba el cineasta en la inauguración de la exposición de La Casa Encendida, que dedica una retrospectiva no solo a sus películas, sino también a sus creaciones artísticas.

El director estadounidense no solo ha cultivado su talento en el séptimo arte, que le llevó a convertirse en el icono del cine independiente desde que en 1989 estrenara Drugstore Cowboy. Fue promotor de una libertad que rompió moldes. Así lo demostró en sus siguientes títulos como Mi Idaho privado (1991), El indomable Will Hunting (1997), Last Days (2005), Mi nombre es Harvey Milk (2005) o la Tetralogía de la Muerte, en la que se incluye la ganadora de la Palma de Oro Elephant (2003), en la que abordó la matanza de Columbine. El 7 de julio se estrena su último filme No te preocupes, no llegará lejos a pie, sobre el que posteriormente habló a eldiario.es.

El cineasta heredó la tendencia a la reivindicación política y sexual de la conocida como generación Beat, formada por un grupo de escritores de los 50 cuyos elementos definitorios fueron el rechazo a los valores clásicos estadounidenses, el uso de las drogas y la libertad sexual. Ésta permitió a Van Sant nutrirse de un pasado underground que ha impregnado toda su trayectoria, y que ha alimentado a su vez creadores de generaciones venideras para conseguir aunar humor, melancolía, violencia y deseo, su verdadera especialidad.

La Filmoteca Española Cine Doré de Madrid es consciente de ello y, durante el mes de junio, desarrolla un programa dedicado a su filmografía. La exposición paralela de La Casa Encendida, comisariada por la Cinemateca francesa, estará abierta al público hasta el 16 de septiembre.

Gus Van Sant más allá del cine

La pintura y el dibujo también han formado parte de su actividad artística. Así se muestra en la exhibición con una selección de sus grandes acuarelas y collages. Algunas de las temáticas que Van Sant reflejó con pinceles y otras técnicas fueron retratos de adolescentes desconocidos o visiones delirantes sobre fondos de paisajes desérticos del Oeste norteamericano.

Algo similar ocurre con la fotografía. Aunque no se considera a sí mismo fotógrafo, sus imágenes tomadas en los castings y rodajes de sus películas son todo un descubrimiento para aquellos que desconozcan esta faceta. Estas se convierten en piezas de colección que amplían el universo del cineasta, emblema del cine anticonformista y radical.

Eso sí, para quienes le admiren por su capacidad detrás de las cámaras, dedicarán la mayor parte de su recorrido a contemplar algunos de sus cortometrajes y distintas secuencias de su emblemática Elephant, de la que se conservan igualmente dibujos de sus planificaciones de movimientos de cámara y de los personajes.

Superar la adicción al alcohol, en silla de ruedas

Retomando su faceta más conocida, el último largometraje del director es No te preocupes, no llegará lejos a pie, en cines a partir del 7 de julio. En él, retrata la vida del dibujante John Callahan, un peculiar personaje popular en Portland que, con 21 años y envuelto en problemas con el alcohol, sufrió un accidente de tráfico que le dejó tetrapléjico. Más tarde, serían sus dibujos “lo que le impulsaron a estar sobrio”, contó Van Sant. La cinta recoge este momento de su vida, en el que descubre su don en un centro de rehabilitación al que acude apoyado por su novia, y donde conoce a un carismático patrocinador.

Un portentoso Joaquin Phoenix interpreta a Callahan, desbordado por su adicción, pero a la vez obsesionado con hacer que sus viñetas fueran publicadas en medios de todo el mundo. Rooney Mara se pone en la piel de su pareja, a la que conoce en el hospital tras sufrir el accidente que le deja tetrapléjico; y Jonah Hill en su guía espiritual en la recuperación del alcoholismo.

No solamente se refleja en imágenes a Callahan en su silla de ruedas bebiendo, también vemos al personaje ya paralítico en otras acciones cotidianas como el aseo personal, paseando por la calle, comprando en establecimientos, asistiendo y dando conferencias, dibujando y manteniendo relaciones sexuales. En una de las escenas más reveladoras del metraje, Callahan acude a su terapeuta que le explica que, aunque no pueda mover su cuerpo desde el pecho a los pies, sí que va a poder tener sexo.

Este conocimiento de la sexualidad de los paralíticos fue algo que el dibujante quiso recoger en sus viñetas en la vida real. “Él quería que la gente supiera que los paralíticos hacen el amor. Que estar en silla de ruedas no limita la vida sexual”, comentó el director, quien continúa diciendo que “es muy terapéutico decirle a alguien que se queda paralítico que el sexo no va a desaparecer de su vida”.

Aunque el cineasta conocía la historia del dibujante, lo que le llamó atención sobre su figura fue el libro que el actor Robin Williams le regaló tras dirigir El indomable Will Hunting. Eran las memorias de John Callahan, de 1989, cuyos derechos había solicitado. Como comenta Van Sant en las notas de producción, “sus caricaturas aparecían en el periódico alternativo Willamette Week cuando yo acababa de comenzar a rodar Drugstore Cowboy. Así que éramos dos artistas tratando de abrirnos camino en el mundo”.

A favor de las plataformas digitales

“Estoy a favor de que las plataformas digitales hayan decidido producir cine porque permiten que más gente pueda trabajar”, afirmó Van Sant. Él mismo ha realizado su última película con la productora Amazon Studios. Y no solo eso, para el director, estos nuevos formatos “ofrecen más posibilidades para que cada cineasta pueda hacer el cine que quiera. El refugio para quienes quieren hacer otras películas”.

Haber empezado a hacer cine en la década de los ochenta permite al estadounidense poder diagnosticar la evolución de Hollywood durante todos estos años. “No pienso que haya cambiado tanto”, respondió en la presentación de la exposición, motivo de su visita a Madrid, antes de añadir que “hoy es más difícil conseguir financiación para hacer películas independientes que hace 20 años”.

“Hollywood es un banco, no está en contra de determinadas ideas, pero se deja llevar por el dinero”, afirmó y añadió: “funciona como la industria automovilística. Fabrica camiones grandes porque dan más dinero”. Aún así, defendió que nunca ha pensado que existiera “una división entre Hollywood y el cine independiente. El cine es cine”. En sus posteriores declaraciones a eldiario.es identificó como el problema el que “las películas de acción han pasado de ser la serie B a lo único que ahora hacen los estudios. Ahora los dramas apenas existen, se les dedica un compartimento muy pequeño”.

Los excluidos han sido recurrentes en el cine del estadounidense que ahora busca nuevos temas que abordar. “Siempre hay algo en la actualidad que piensas que puede ser perfecto para tu próxima película”, confesó Van Sant, para quien “ahora el asunto de la frontera de México sería uno de ellos”. Asimismo, señala que “hay muchas cosas pasando en Estados Unidos que se deberían tocar”.

Habrá que esperar para saber si finalmente querrá lanzarse a abordar este conflicto o si será otro el que capte su interés. La buena noticia es que gracias a las muestras de La Casa Encendida y la Filmoteca Española, sus creaciones artísticas y filmografía podrán ser revisitadas -o descubiertas- por todos aquellos que quieran adentrarse en su particular universo que, en su singularidad, desconcierta y se reinventa en cada una de sus películas.

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