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“En nuestro contexto cualquier librería es política”

El escritor Jorge Carrión

Paula Corroto

Cuenta Jorge Carrión (Tarragona, 1976), escritor, crítico literario y profesor en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, que cuando era niño se sentía mejor en una librería que en el parque. Fue entonces cuando nació una pasión por estos locales, “el verdadero presente puro de la cultura”, según él, que años más tarde le llevó a recorrerlas por todo el mundo, fotografiarlas, quedarse con sus tickets de compra y, en definitiva, amarlas. De esta intensa relación, viajera y libresca, surgió Librerías, que a principios de 2013 quedó finalista del Premio Anagrama de Ensayo. En él, Carrión se sumerge (y también introduce al lector) en un mundo en el que aparecen las míticas Shakespeare and Company, de Londres y París, City Lights, de San Francisco, Eterna Cadencia, de Buenos Aires, The Book Lounge, de Ciudad del Cabo o Des Colonnes, de Tánger. Y como le ocurre a él, al lector casi no le queda otra que quererlas y hasta intentar poseerlas.

“Hay un punto muy fetichista y muy sexual en este libro”, le digo casi al comienzo de la entrevista, que tiene lugar en la librería La Central de Madrid, nuevo centro de conversación cultural y moderneo madrileño. “Sí, y eso es lo que diferencia a las librerías de las bibliotecas o museos, donde el impulso fetichista solo puede ser contemplativo. En las librerías además puedes comprar, te puedes llevar el libro, poseerlo. Igual que en una relación humana, un libro te puede atraer mucho, pero cuando llegas a casa lo dejas e incluso ni siquiera lo lees. Pero ya lo has poseído. Es puro deseo. Y eso es una fuerza sexual”, ataja. Le pregunto entonces por el esnobismo que puede estar detrás de la idea de acudir a estos lugares y de si esta cuestión se ha reforzado en los últimos años. Dice que no, que es más, librerías como Shakespeare and Company siempre fueron muy esnob, como City Lights. “Siempre ha existido la moda, que no es ni buena ni mala, sino el ritmo cardiaco de nuestro tiempo”, sostiene.

Donde sí profundiza bastante este ensayo es en la politización de las librerías. Carrión describe aquellos lugares donde se celebraban reuniones clandestinas en aquellos países donde hubo regímenes totalitarios. Eran centros de discusión, de reflexión, de exhibición artística. Para el escritor, precisamente, esta categoría no ha desaparecido, sino que se ha acentuado en nuestra era postmoderna. “En nuestro contexto, cualquier librería es política, porque se ha convertido en un gesto político de resistencia ante la masificación y el bestseller y ante la progresiva virtualización de lo real. Apostar por un tipo de comercio físico y material y objetual tiene un punto político”, manifiesta. Y entonces, por ejemplo, ¿no deberían tener bestseller estos lugares? “Las librerías independientes, no, primero por espacio. Los bestseller ocupan espacio. Y, por otro lado, una librería debe ser pedagógica y tratar de crear dinámicas para que los lectores que en un principio podrían pedir bestsellers sean dirigidos a otros títulos. Además, si la librería crea una atmósfera de fe en ciertos modos literarios más sofisticados tiene más posibilidades de supervivencia, ya que puede crear una comunidad de 2.000 lectores que confíen en su criterio”, mantiene.

Esta conversación nos lleva a hablar de la multitud de librerías que han surgido en los últimos años en ciudades como Madrid. Desde Tipos Infames a Burma, La fugitiva, Molar, La librería del Mercado de San Fernando o La Marabunta. Para Carrión, el fenómeno consiste en una “reformulación low cost de la cultura española, que se ha manifestado en el surgimiento, primero de muchas editoriales, y segundo, de muchas librerías. En muchos casos son personas de mi generación o más jóvenes procedentes del mundo de las letras que al ver las puertas cerradas en sus profesiones, han optado por la autogestión y su propio negocio”. ¿Y son viables en tiempos de crisis? “Sí, porque se trata de no ser muy ambicioso y asegurarte un sueldo decente para ti y tus socios. No se trata de querer ser millonario, sino de crear una pequeña empresa con unas perspectivas reales de crecimiento con pocas deudas y mucho amor”, asegura.

Pero la crisis acecha y también el debate del entorno digital. Amazon, Google, Apple o Microsoft han puesto desde hace años su mira en el comercio de libros online y los ebooks. Y, de hecho, para algunos, como el propio Gremio de Libreros (CEGAL) estas empresas tecnológicas están haciendo un agujero tremendo en los viejos locales físicos. Carrión no lo ve de este modo catastrofista y apocalíptico. “Amazon no matará a las librerías”, sostiene bajo el argumento de que los gestores de los nuevos locales están manejando mucho mejor el mundo digital de las redes sociales y los blogs que las editoriales y librerías tradicionales. “Y además, una librería es como una tienda de delicatesen con una comunidad de personas que quieren hablar sobre libros, literatura y tal vez tomarse un vino. Aunque es cierto que también puede haber plataformas virtuales de prescripción que permitan que alguien consuma parte de sus libros en papel y otra parte en los dispositivos, pero que el consejo de compra venga siempre de un librero, porque durante décadas todavía querremos leer en papel”, añade.

Aún no ha llegado la muerte de las librerías, pero sí, quizás, la de una posible reencarnación. Y esto ya se observa en estos nuevos locales que mezclan los libros con el vino, con la venta de vinilos o incluso de zapatos y de cortes de pelo. “Sí, en España hay varias librerías-peluquerías y otra que es a la vez tienda de zapatos. Son muy de nuestro tiempo porque venden aquello que no te puedes descargar”, afirma. A ellas se suman las especializadas, que aunque han existido siempre –como las de viajes-, “forman parte de la deriva de la modernidad con un conocimiento cada vez más especializado. La librería universitaria es importantísima, como la librería audiovisual, la de novela negra, fantástica, la de cómics. Es muy importante la figura del freak y del fan para alimentar esa producción libresca y de espacios”, recalca. Para él, si hay algo evidente es que la librería del futuro o la que está a la vuelta de la esquina en nuestro siglo XXI será siempre “una librería emocional, que ofrezca contenidos intelectuales y basada en la idea de comunidad. Más allá de un espacio, son unos libreros y unos lectores que se sienten parte de un proyecto común”. Eso es lo que consiguieron Shakespeare and Company o Des Colonnes, y por eso aún siguen ahí, mitificadas por el tiempo y, sobre todo, por el amor de sus lectores.

El fenómeno de las nuevas librerías madrileñas

1- Para tomar algo

Tipos infames: Fue en octubre de 2010 cuando esta librería que marida vinos con libros comenzó a funcionar en el barrio de Malasaña gracias al empeño de Alfonso Tordesillas, Gonzalo Queipo y Francisco Llorca. Es un local diáfano con un sótano que se utiliza para presentaciones y talleres. En la planta de la entrada se pueden encontrar las últimas novedades de las editoriales más arriesgadas. Aunque los hay, no busquen grandes bestsellers. Ideal para ese primer vino o cerveza de la tarde.

La fugitiva: En una de las nuevas zonas de moda de Madrid, la que se ubica en las calles de Antón Martin, se encuentra esta librería fundada en 2011 por el colectivo Los tres bandidos eran cuatro. Abre hasta las once de la noche entre semana y su decoración recuerda a la de un viejo café. De hecho, es muy recomendable para desayunos y meriendas por su carta de cafés, infusiones, tés, tartas y pasteles. La oferta de libros no es demasiado variada, pero siempre hay títulos imprescindibles.

Molar: Una pequeña calle (Ruda) en esa linde entre La Latina y Lavapiés se encuentra Molar, una librería que también posee una buena oferta de discos de vinilo. La abrieron en enero de 2012 Antonio Almeida, Ana Sánchez y Esther Gaitero, que desde entonces se han dedicado a alojar presentaciones de libros, de editoriales y revistas. Muy frecuentada por la mañana y por la tarde por trabajadores autónomos con su portátil a cuestas (aunque avisan de que no hay wifi). Tomar una cerveza, trabajar y leer es el sino de este agradable local. Mola.

2- De género

Burma: Para los que adoren a Chandler, Hammet, Lehane o Highsmith esta es su librería, que lleva abierta desde abril de 2011. Se encuentra en la calle Avemaría, en el barrio de Lavapiés y posee todos los títulos posibles de novela negra, desde los grandes clásicos a las más recientes novedades. Y, además, sus libreros parecen conocerse todo lo que está en el mercado. También organizan talleres de literatura y charlas.

Bajo el volcán: La fusión de música y literatura viene de la mano de esta librería que también se encuentra en la calle Avemaría. Abrió en 2009 y su librero, Fernando Velasco, es también un especialista en música que igual que te recomienda un título literario te ayuda a bucear en toda la amalgama de discos nuevos y de segunda mano que poseen.

The Cómic Co: En la calle Divino Pastor (Malasaña) se encuentra esta pequeña librería que aúna lo mejor del cómic. Jaime Martín la puso en marcha hace ocho años, pero se ha revalorizado en los últimos tiempos. En ella se pueden encontrar los títulos de Joe Sacco, Baudoin, Paco Roca y todo Tintín.

Oriental: Hace seis años, Rodrigo Rodríguez abrió esta librería en la calle Mira el Sol de Madrid (Lavapiés), especializada en Asia, África y el mundo árabe. Es muy pequeñita, pero en ella se puede encontrar prácticamente todo lo publicado en español desde los Urales al Pacífico. Los lectores que busquen los cómics de Marjane Satrapi, Guy Deslisle, o novelas de autores indios, chinos y japoneses casi desconocidos, aquí tienen su sitio.

Tres rosas amarillas: El cuento es lo que distingue a esta librería que se encuentra en San Vicente Ferrer (Malasaña). Su dueño, José Luis, la abrió en 2008 y desde entonces despliega una gran cantidad de actividades, desde presentaciones a talleres (diseño de portadas, maquetación de libros o conversión a ebooks), siempre con el relato como excusa.

3- Para reflexionar

La Marabunta: Es uno de los puntos de reflexión y discusión crítica y política de la ciudad. Se encuentra en Torrecilla del Leal, en Lavapiés, en el eje de Antón Martín. Surgió como un proyecto asociativo entre 2010 y 2011 y su vocación es ser una librería, café y espacio cultural. Te puedes hacer socio del proyecto con una cuota mensual (y cuando quieras te llevas su equivalente en libros) y también tienen a disposición de los lectores productos agroecológicos. Entre los títulos que se pueden encontrar se hallan novedades y clásicos sobre los movimientos sociales, el marxismo o el colectivo LGTB.

Traficantes de Sueños: Es una librería asociativa que se encuentra en un recodo de la calle Embajadores (Lavapiés) cuyo fin es estimular procesos de politización y visibilizar líneas de debate para hacer más eficaz una cooperación social productiva, según el colectivo Traficantes de Sueños, que también funciona como editorial con textos que se editan con licencias Creative Commons.

Cervantes y Compañía: En la calle Manuela Malasaña se halla este local de agitación cultural que puso en marcha Óscar Tobías en el verano de 2012. Aloja exposiciones de artistas y algunas de sus principales actividades son los debates de reflexión política, conciertos y presentaciones de libros.

4- Algunas rarezas

La Casquería: Su nombre procede de ser la antigua casquería del mercado de San Fernando, en Lavapiés. Después de una remodelación, Raquel Olózaga y otros cinco amigos abrieron el local en la primavera de 2012 y su rareza consiste en que los libros se pagan al peso. 500 gramos, 5 euros. Se pueden encontrar y también donar libros de segunda mano de todo tipo, desde bestsellers como Luna nueva, de Stephanie Meyer a El siglo de las luces, de Alejo Carpentier.

La butaca de la Gata Roja: Curioso nombre para una librería que también es un videoclub (sí, aún no se han extinguido). Se encuentra en Lavapiés y la montó David en otoño de 2010. Aúna más de 10.000 DVD y 5.000 libros. No son novedades, sino libros de fondo, pero según su dueño, esa es su principal característica: encontrar lo inesperado.

Arrebato Libros: Es un centro de gestión cultural que también posee una editorial y que se encuentra en la calle La Palma, en Malasaña. Se compran y se venden libros y uno puede encontrarse todas las rarezas posibles, como afirma su dueño Pepe Olona. Como verdadera librería de lance es perfecta para los coleccionistas y por allí ya se han dejado caer personajes como Nacho Vigalondo o Julieta Venegas. Organizan muchos recitales de poesía como el festival ‘Poetas por Km2’.

Libros Libres: Se trata de la primera librería gratuita de España. Abrió en otoño de 2012 en la calle Covarrubias, en el distrito de Chamberí, gracias al esfuerzo del colectivo Grupo2013. Cualquiera puede entrar, escoger el libro que desee y llevárselo sin pagar, lo único que piden es pagar una cuota de 12 euros al año, aunque tampoco es necesario. También se pueden donar libros con lo que la librería es en realidad un espacio de intercambio de títulos entre lectores.

Libros Pictures of Lili: Es una mezcla de librería de segunda mano y tienda de regalos fundada por Susana Sánchez y Fernando Acero en julio de 2011. Se encuentra en la calle Espíritu Santo (Malasaña). Se nutre de donaciones de libros y antigüedades y el concepto ya lo puso en marcha Fernando hace once años en Brasil. Estética bohemia, muchos estudiantes de Bellas Artes como principales lectores para un negocio que funciona.

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