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“La favorite” de Donizetti vuelve al Liceu en una versión actualizada de 2002

"La favorite" de Donizetti vuelve al Liceu en una versión actualizada de 2002

EFE

Barcelona —

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“La favorite” de Donizetti, una de las obras más representadas en la historia del Gran Teatre del Liceu, vuelve al coliseo de la Rambla, en su versión francesa y actualizada de la producción que se presentó en 2002, ahora bajo la batuta de Patrick Summers y la dirección escénica de Derek Gimpel.

La directora artística del teatro, Christina Scheppelmann, ha comentado en rueda de prensa que también resalta en esta ocasión el reparto “de gran lujo”, con las “mezzosopranos” Cleméntine Margaine, Daniela Barcellona y Eve-Maud Hubeaux, que se irán intercalando en el papel de Léonor de Guzmán.

Por su parte, los tenores norteamericanos Michael Spyres y Stephen Costello lo harán en el rol de Fernand, y los barítonos Markus Werba y Mattia Olivieri serán el Alphonse XI, rey de Castilla.

El bajo Ante Jerkunica se pondrá en la piel de Balthazar; Miren Urbieta-Vega se convertirá en Inés y Roger Padullés completa el reparto como Gaspar, todos ellos acompañados por la Orquesta Sinfónica y el Coro del Gran Teatre del Liceu.

Tal como ocurrió hace dieciséis años, una gran roca, obra de Jean-Pierre Vergier, corona una escenografía que remite a las pinturas de Caspar David Friedrich, una estructura en movimiento de más de nueve metros de ancho y alto, en una historia romántica, escrita en 1840, que transcurre en la Castilla de 1340.

El público barcelonés, que entre 1850 y 2002 ha podido ver la obra en 264 ocasiones, aunque solo diez en francés, podrá, de nuevo, seguir las intrigas del triángulo amoroso protagonizado por la cortesana Léonor de Guzmán, amante favorita del rey Alphonse XI de Castilla, enamorada, a la vez, de Fernand, un joven novicio, en cuyos brazos morirá en el famoso dúo final “Viens, viens, je cède éperdu”.

Los cuatro cantantes que han asistido hoy a la rueda de prensa, Clémentine Margaine, que debuta en el coliseo de la Rambla, Eve-Maud Hubeaux, que se estrena asimismo en Barcelona, y Michael Spyres y Stpehen Costello han coincidido en la dificultad de sus papeles y en la exigencia de los mismos.

Para Margaine, aunque su lengua materna sea el francés, se trata de una ópera complicada, aunque “interesantísima para cualquier mezzosoprano”, y no ha rehuido que convertirse en Léonor “es algo espectacular, muy dramático, muy difícil de cantar, como pasa con todo Donizetti”.

Asimismo, ha destacado la escena final, “en la que mueres cantando, aunque ya durante toda la ópera has debido recorrer a todo el abanico de trucos técnicos que conoces”.

En el mismo sentido se ha expresado Eve-Maud Hubeaux, quien, muy contenta de debutar en la ciudad condal, ha reconocido que los cantantes “deben ponerlo todo sobre la mesa, al máximo de sus posibilidades”, y no ha rehuido que en la escena final “hay que encontrar el equilibrio entre lo que representa una persona que está agonizando y, a la vez, cantar con el preciosismo del Bel canto”.

Michael Spyres, que hará de pareja con Clémentine, cree que enfrentarse a Donizetti siempre “es complicado, porque es un músico que abrió un nuevo camino, en el que dio mucha preponderancia a los vocalistas, que ponía siempre delante de sus óperas”.

Además, considera que la orquestación es “muy exigente, colocando la tesitura de las voces hasta el límite”, lo que, a la vez, “comporta que el público lo sienta, que sienta esa energía que contagia a toda la ópera, tan eléctrica y electrizante”.

Ha llegado a afirmar que el compositor con sus arias sin cortes, de siete o nueve minutos, exprime al máximo la voz humana, “le saca las características sobrehumanas, con todas las técnicas que eso comporta para quien canta, con el público pensando: ay, ay, ay”.

Stehpen Costello ha coincidido en que “se lleva al máximo el rango de las voces de los cantantes”, aunque los que se dedican al Bel canto están “bien entrenados”. “Para un tenor es como llevar todo el peso de Lucía de Lammermoor y la tesitura de Don Pasquale”, ha agregado.

Sin embargo, todos ellos han sostenido que han podido participar en unos “ensayos magníficos” y que la ópera, que en 2002 estuvo dirigida por Ariel García Valdés, “suena muy bien”.

A la vez, han opinado que ofrecerán algo diferente a entonces porque todos ellos forman parte de “una nueva generación que ha desarrollado técnicas nuevas y distintas”.

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