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Vuelve el trovador-tecno más singular: diez años de Joe Crepúsculo

Luis J. Menéndez

Joe Crepúsculo

Joe Crepúsculo

10El VolcánPOP8/1010

10 son los años que han pasado desde que Joe Crepúsculo se independizara de Tarántula, aquella anomalía del underground barcelonés e hispano que reflejó nuestro carácter como pocos desde entonces en el campo del rock. 10 es también el número de álbumes que, contabilizando este recopilatorio, ha firmado Crepus desde entonces, un prodigio de productividad para los tiempos que corren. Y 10 +10 es el número de canciones elegidas para celebrar su particular décimo aniversario.

Joe Crepúsculo es un artista absolutamente singular. Que de sus orígenes undergound tocando en salas de aforo mínimo surgiera uno de sus hits más incontestables -Suena brillante cierra aún hoy muchos de sus shows- es sólo una de las muchas contradicciones del personaje creado por Joel Iriarte. Su defensa de estilos como el bakalao o la tecno-rumba -esas colaboraciones con Tomasito-, que él ha adoptado siempre desde una perspectiva de canción pop, sitúa su música en el límite de la genialidad y la horterada populachera. Sus canciones caen a menudo e indistintamente a uno y otro lado de esta frontera. Igualmente el acercamiento a su música se ha hecho desde la admiración sincera tanto como parapetándose en la ironía. De forma autoconsciente o no, Crepus ha coqueteado también a lo largo de estos 10 años con estas contradicciones, elevándose por encima de ese underground de sus inicios con una propuesta chatarrera, haciendo sus incursiones en el mundo del látex y petardeo (esa colaboración con La Prohibida en La verdad), amagando con homenajear a héroes como Dire Straits y El Último de la Fila, aún militando en las filas del gafapastismo, y desarrollando un universo lírico que cuanto menos puede calificarse de peculiar.

Es por todo ello que los discos de Joe Crepúsculo alternan grandes aciertos con momentos que rayan lo ruborizante. Y tal vez por eso se hacía necesario un recopilatorio de grandes éxitos que, aún sin serlo –las cosas como son, tampoco es que Crepus haya terminado de romper el techo de cristal que separa lo independiente del mainstream-, pusiera en fila india a sus mejores canciones. 10 es, además de una magnífica introducción a su universo para quien todavía no haya tenido oportunidad o valor suficiente para lanzarse de cabeza en él, el primer álbum al completo de Joe Crepúsculo que puede recomendarse sin ambages ni medias tintas.

Beak>

Beak>

>>> Invada / [PIAS]PSICODELIA8/10>>>

Con Portishead fuera de juego -un single y una cover para la banda sonora de High Rise es su exigua producción en la última década- Beak>, lo que comenzó como un puro divertimento de entretiempo para Geoff Barrow, es la mejor forma de estar al tanto de qué caminos transita la principal cabeza pensante del grupo de Bristol. Cuando el primer álbum de Beak> vio la luz en 2009, aquella colección de canciones cocinadas en un par de tardes junto a un Crippled Black Phoenix y el bajista de Robert Plant, parecía la evolución lógica y agreste del Third, disco en el que la principal novedad en el universo Portishead era su indisimulada pasión -y pulsión- kraut.

Unos cuantos años más tarde y con un cambio de formación por el camino -hace tiempo que Matt Williams dejó paso a Will Young- lo esencial permanece sin dejar de buscar sabores y colores que aporten nuevos bríos al proyecto. Registrado prácticamente en directo manteniendo así la pegada de la banda, este álbum entrega potencia al protagonismo de los sintes que sitúa canciones como Allé Sauvage en el espacio exterior, en un territorio próximo al repertorio más kosmische de Jean Michel Jarre. Son ambientes que conectan también con la labor de Invada, sello de Barrow, en el terreno de las bandas sonoras.

Temas como RSI perfectamente podrían haber servido como base de alguna de las canciones que formaron parte de aquel Third. Y aunque este material obviamente está lejos de alcanzar la trascendencia del repertorio de Portishead -la trascendencia que aporta contar a tu lado con la maravillosa voz de Beth Gibbons- >>> es un trabajo muy recomendable para aficionados al psych y fans de la banda madre apurados por cubrir, de algún modo, su larguísimo silencio.

Capital Punishment

Capital Punishment

RoadkillCaptured Tracks / Popstock!GÓTICO INDUSTRIAL5/10Roadkill

Hay un gancho extramusical que justifica que el único disco de Capital Punishment se reedite, bonus tracks incluidos, 36 años después de que viera la luz: tal y como él mismo explicó hace un tiempo en el show televisivo de Jimmy Fallon, Capital Punishment es la banda adolescente de Ben Stiller. Un divertido pecadillo de juventud en el que Stiller se encargaba de golpear los parches y que, por encima de todo, llama la atención por lo avanzado de sus influencias. En palabras del propio grupo, Cabaret Voltaire, Throbbing Gristle, Brian Eno, Chrome y todo tipo de bandas contemporáneas -nos encontramos en el Nueva York de 1979- vinculadas al sonido protoindustrial, a las que servidor sumaría la que posiblemente más tenga que ver con el sonido entre naíf y amenazador de Capital Punishment: The Residents.

Explica la hoja promocional que con la perspectiva que da el tiempo aquel grupo lo componían un miembro de la Corte Suprema de Arizona, un profesor de estudios eslavos, un documentalista descendiente de la familia que construyó el puente de Brooklyn y, por supuesto, una superestrella de Hollywood, el tipo que junto a Jim Carrey define -para bien o para mal, cuestión de gustos…- la comedia contemporánea. La fotografía demuestra una vez más lo lejos que a menudo quedan los años de juventud del camino que nos depara la vida.

En el caso de Capital Punishment estas canciones de rock chirriante y desquiciado que en su día se publicaron en una autoedición de apenas quinientas copias, parecían preparar el terreno para un futuro igualmente oscuro para los componentes del grupo. Poco podían imaginar entonces que Roadkill se convertiría en objeto de culto. Menos aún los motivos de ello.

Erik Urano

Erik Urano

BalaclavaFlat BitsMÚSICA URBANA8/10Balaclava

Ya sea como componente destacado de Urano Players o con sus AKA de Erik Urano y Flat Erik, el MC vallisoletano lleva una década empujando fuerte para darle un giro de guión al rap ibérico. Al contrario que sus compañeros de generación -C. Tangana y Agorazein-, Urano se mantiene ajeno al asalto a las listas de ventas y vuela libre sin que el acceso a un público mayoritario afecte a sus decisiones. Y esto se traduce en una carrera que ha ido oscureciendo progresivamente su sonido, tomando como referente más evidente el grime británico.

Balaclava es el primer lanzamiento de Erik Urano desde aquel Cosmonautica que publicó en 2014 de la mano de Zar1 y que se recuerda como un pequeño hito del género. Desde entonces diferentes referencias bajo el alias de Flat Erik incidieron en una electrónica siniestra, heredera por igual del jungle y del rap futurista y alucinado de Shabazz Palaces. Balaclava continúa la senda con ayuda de un puñado de productores que desde nuestro país desarrollan un trabajo a la altura de sus referentes internacionales contemporáneos: su inseparable Zar1, por supuesto, pero también Manul, Energy Man, Skyhook, Fake Guido, Edu Omega y Lost Twin. Ellos ponen los bajos gruesos, los ambientes y una rítmica de psicología amenazante para que el MC vallisoletano, el hombre que encuentra inspiración por igual en el Stalker de Tarkovski y la imparable transformación urbanística de Valladolor, desarrolle una lírica peculiar, cruda y por momentos angustiosa, que hace del escapismo una llamada de socorro.

Joan Miquel Oliver

Joan Miquel Oliver

ElektraDiscmediPOP7/10Elektra

Elektra pone punto y final a una trilogía que arrancó tímidamente con Pegasus, voló libre con Atlantis y ahora convierte este disco -en palabras del propio autor-, “en la síntesis de los dos anteriores. El primero era una especie de ensayo, a ver qué pasaba; el segundo corregía los errores del primero; y éste es para decir que el primero no estaba tan mal y que no nos pasáramos con el segundo”. Registrado en compañía de dos de sus músicos habituales Jaume Manresa y Xarli Oliver, que firman también la coproducción del disco junto a Oliver, Elektra deja de lado las ocurrencias y fuegos de artificio para rescatar el sonido clásico de banda de quien fuera líder de Antònia Font. Hay amagos de bossa nova, los acostumbrados aires mediterráneos y, por encima de todo, una concepción del pop que recupera para el género sus esencias populares travestidas de fantasía.

Esa misma dicotomía entre lo cotidiano y lo mitológico también se da en las letras de un disco que a través del mito de Elektra continúa clamando por la necesidad imperiosa de buscar solución al desastre ecológico que nos rodea. En esta ocasión la figura de Elektra sirve también para destacar la figura de la mujer a lo largo de la Historia. “En realidad todas las putadas que le pasan al personaje mitológico de Elektra le ocurren por ser mujer. He llegado a la conclusión de que la única diferencia entre los hombres y las mujeres es que los hombres tenemos más fuerza física”, dice un Oliver que de esta forma pone punto y final a un proyecto madurado junto al pintor Albert Pinya, responsable del arte de los discos.

Roosevelt

Roosevelt

Young RomanceGreco-Roman / City Slang / Music As UsualPOP6/10Young Romance

Los primeros compases de Take Me Back, la canción con la que se inicia el disco, nos ponen inmediatamente en situación: la base rítmica, potente y de producción impoluta, remite por igual al sonido disco y la electrónica “cósmica” de finales de los setenta. Cuando un minuto después Marius Lauber arranca a cantar con su falsete característico, prácticamente contamos con todos los elementos necesarios para enjuiciar este Young Romance, segundo largo del joven músico de Colonia.

Su debut homónimo publicado hace un par de años apuntaba al cielo. Publicado al alimón por el ilustre sello germano City Slang y el capricho discográfico de un Hot Chip, en aquellas canciones se fusionaban sin estorbarse synthpop del bueno y música de baile. En su continuación se diría que la segunda gana la partida a las melodías, como si Lauber sintiera cierta urgencia por conseguir un hit. Lo cierto es que no lo encontramos a lo largo de estos doce temas en los que hace un cameo Washed Out y por los que se filtra el espíritu lúdico de los australianos Cut Copy. Insuficiente para, si de una reválida se trataba, dar el salto a la primera división.

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