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¿Está el porno colgando de los museos?

Fotograma de la campaña de publicidad Classic Nudes, en la que Pornhub anima a su público a acudir a los museos en busca de pornografía

Peio H. Riaño

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“Parte del mejor porno de todos los tiempos no está en Pornhub. Sólo se puede encontrar ¡en un museo!”. Lo recuerda la actriz Ilona Staller, Cicciolina, en el anuncio que la empresa líder del porno en internet acaba de lanzar. Con 130 millones de visitas diarias, Pornhub ha hecho un curioso llamamiento a su comunidad de usuarios para que vuelvan a visitar los museos, al tiempo que asegura que apenas hay diferencia entre sus vídeos pornográficos y las pinturas de mujeres desnudas que cuelgan en las pinacotecas de todo el mundo. En la coartada cultural titulada “Classic Nudes” han elegido algunas obras maestras del Museo del Louvre y el Museo d’Orsay de París, el MET de Nueva York, el British Museum y la National Gallery de Londres y los Uffizi de Florencia. 

También aparece el Museo del Prado de Madrid referido con una decena de pinturas, entre ellas la Maja desnuda, pintada por Goya a petición de Manuel Godoy. Según la web porno a la que Mastercard y Visa vetaron -después de que confirmaran las denuncias sobre la distribución de contenido ilegal en la que se incluyen violaciones y sexo con menores-, Godoy era “uno de los usuarios premium de Goya”. “En la pieza, vemos a una hermosa mujer desnuda en lo que parece ser el equivalente del siglo XVII a un sofá de casting (quizás refrescándose después de un buen revolcón con el alguacil local)”, puede leerse en el capítulo dedicado al Prado de la web creada para la campaña. 

El texto que trata el icono de Goya también afirma que Godoy fue “un político al que le gustaba el sexo tanto como, bueno, a los políticos de hoy”. Y recuerda, sin faltar a la verdad, que el llamado príncipe de la paz y favorito de Carlos IV mandó construir una sala íntima llena de desnudos. “Se decía que visitaba todas las noches antes de acostarse para darle un final feliz a su día, algo así como lo que haces hoy pero con Pornhub”, añade el párrafo adaptando el contexto a sus intereses. La publicidad de la empresa insiste en que lo que se encuentra en un museo y en su página web son el mismo tipo de escenas. 

La institución dirigida por Miguel Falomir asegura que “el museo es ajeno a esta iniciativa y, por tanto, no existe ninguna colaboración” con Pornhub. Además, indican a elDiario.es que no descartan la opción de iniciar acciones legales. “Estamos en contacto con alguna de las otras instituciones incluidas”, añaden. Las imágenes de los cuadros son de libre acceso en la web del propio museo si no hay una intención de venta. En este caso no hay venta, pero desde el museo sí creen que existe un aprovechamiento del patrimonio cultural y artístico para “lograr un beneficio de notoriedad”.

Un malestar social

La estrategia publicitaria de la empresa está bien clara: en los museos hay porno y el porno hace arte. La campaña asimila la mirada del usuario del porno a la del espectador del arte para justificar un relato patriarcal que según la filósofa Ana de Miguel provoca “malestar en la falta de reciprocidad en las relaciones sexuales entre mujeres y hombres, y en la mercantilización y la codificación del cuerpo de las mujeres”. En Sobre la pornografía y la educación sexual: ¿puede “el sexo” legitimar la humillación y la violencia? indica que “el mundo que queremos no es un mundo en que la igualdad signifique que los hombres pasen a ser también cosificados y deshumanizados y mercantilizados”. 

Al líder del porno no le importa si sus usuarios vuelven a visitar los museos tras la pandemia, pero sí está interesado en que descubran la manera de justificar el uso de la pornografía que, según un estudio de Dolf Zillmann y Jennings Bryant (Effects of massive exposure to pornography, 1984), “induce a sus espectadores a trivializar la violación”. Es decir, para la empresa el porno no puede ser tan malo para las mujeres si se encuentra colgando de las paredes de los museos. Lo que asegura la famosa actriz italiana en el anuncio es lo que denuncia el colectivo Guerrilla Girls desde más de tres décadas: que la mujer sólo entra en estas instituciones si está desnuda y dispuesta para satisfacer la mirada del hombre. 

Con la acción de 1989 Do Women Have to Be Naked to Get into the Met. Museum? (“¿Tienen que ir desnudas las mujeres para entrar en el Metropolitan Museum?”), las Guerrilla Girls señalaron que “menos de un 5% de los artistas de las secciones de arte moderno son mujeres, pero el 85% de los desnudos son de mujeres”. Los expertos en porno concluyen que el museo también es porno. Lo más interesante de esta campaña es que en su intento de justificación de la violencia narrativa del porno han dejado al descubierto el desnudo del emperador. ¿Tiene razón Pornhub cuando asegura que el porno también está en los museos?

“Sentir con intensidad”

El pasado 22 de febrero, el Museo del Prado realizó un directo en Instagram durante el montaje de la exposición temporal Pasiones mitológicas, en la que Alejandro Vergara, uno de sus comisarios y responsable de pintura flamenca en el centro, reclamaba más pasión en la contemplación del arte. Defendía esta reivindicación mientras ponía el ejemplo de aquel ciudadano griego que se masturbó y eyaculó ante el que se considera el primer desnudo escultórico de la humanidad. Una copia de aquella pieza se incluyó en la muestra. En la retransmisión Vergara lanzaba una arriesgada pregunta: “El arte lo que debe es hacernos sentir y nosotros tenemos que ver estas cosas sin distancia. Tenemos que entender que uno de los fines del arte es hacernos sentir con intensidad. ¿Y dónde está esto más claro que en cuestiones relacionadas con el amor, el deseo, la belleza y el sexo?”.

Vergara explicó que cuando Tiziano hizo referencia a Felipe II del episodio de la “mancha de la pasión” en la escultura “había algo de conversación entre hombres”. Lo que Tiziano llamó “poesías” (fábulas) para referirse a seis mitos clásicos que pintó, entre 1553 y 1562, para un cuarto muy íntimo de Felipe II tenía un “leit motiv” que vertebra la serie: el desnudo femenino, expuesto para satisfacer el deseo del cliente en su privacidad. La historia del arte ha tratado sin éxito de reconstruir una lectura alegórica a la buena gobernanza del entonces príncipe y se ha permitido llamar “amores engañosos” a las violaciones de Danae, Calisto y Europa, que suceden en estos cuadros. Aunque Pornhub no ha entrado a excusarse con este encargo histórico, Tiziano creó una visión erótica a partir del único elemento narrativo al que podía ceñirse, la mitología, para satisfacer la mirada de un hombre. 

En Pornhub también se fijan en una de las obras que más literatura y controversias ha generado: la Venus de Urbino de Tiziano. La pintura es la portada de la campaña que la web dedica a los Uffizi. Habla claro a su público: “Como regla útil, cualquier cosa que veas en un desnudo clásico que no sea obviamente pervertido… definitivamente tiene la intención de representar algo pervertido”. El objeto de la controversia con esta imagen es la postura de Venus: “La contracción de los dedos de su mano izquierda sugiere que, lejos de cubrir su pubis, está masturbándose”, escribió Miguel Falomir sobre la obra en el catálogo de Tiziano, quien reconoce el “erotismo” de la pintura. La mirada del deseo masculino no ha dejado de amaestrar al arte a lo largo de los siglos y quién sabe si las interpretaciones de Cicciolina pudieran ser parte de los museos dentro de dos siglos.

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