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Este blog se ocupará de las series más influyentes del momento, recomendará otras que pasan más desapercibidas y rastreará esas curiosidades que solo ocurren detrás de las cámaras.

Series que no te deberías perder: 'The Shield'

Michael Chiklis en 'The Shield'

Miriam Lagoa Vidal

The Shield es una obra maestra condenada a reivindicarse (a codazos) desde la sombra. En el ranking de las mejores series de los últimos años, The Wire, Los Soprano, El Ala Oeste, A dos metros bajo tierra o Breaking Bad no tienen problemas, nadie discute su lugar entre las primeras posiciones. Son ellas las que han ayudado a acuñar y hasta cierto punto desgastar la etiqueta de 3º edad de oro de la ficción televisiva, pero si las nombramos a ellas, habría que hacer lo mismo con The Shield. Una obra mayor coetánea de The Wire que a veces parece que hay que hacer un esfuerzo extra de memoria para situarla en el top 5 que se ganó a pulso y sin desfallecer, algo que debería contar doble, a lo largo de siete temporadas.

Para empezar a contar las bondades de The Shield, es obligatorio empezar por el final. Y es que la serie de Shawn Ryan puede presumir de tener uno de los mejores finales de la historia: duro, contundente, consecuente con la trayectoria de toda la serie y que sobre todo que no admite replantearse si habría sido mejor otro. Con la certeza de este premio en el horizonte, The Shield (disponible al completo en Movistar+) propone antes siete temporadas que no pisan en el freno en ningún momento, todo lo contrario, y disfrutada ahora, casi ocho años después de su final en televisión, la convierten en una candidata ideal para un maratón seriéfilo de primera línea o en una cita vibrante si se quiere disfrutar en pequeñas dosis. Aviso: será muy difícil dejar pronto de lado la segunda para entregarse sin remedio a un frenético binge-watching.

Otras de las virtudes de The Shield es demostrar que una serie puede ser entretenida y profunda al mismo tiempo. No es que una cosa quite a la otra, pero en el panorama actual de series a veces parecen dos términos incompatibles, sobre todo cuando al entretenimiento tiene que cargar con la etiqueta de 'guilty pleasure' a modo de disculpa.

Para entrar en materia, The Shield es una de esas series que se alimentan del entorno en el que se desarrollan. Como The Wire y Baltimore, Bron/Broen con Copenhague /Malmö o la primera temporada de True Detective y LuisianaThe Shield se funde con las calles más violentas de Los Ángeles para introducir al espectador en un ambiente enraizado en la violencia. El grupo de policías debería poner orden, si no fuera porque tienen al enemigo en casa.

En una historia donde los héroes tienen una esperanza de vida (sobre todo profesional) muy corta, sobresale la figura del antihéroe encarnado por Vic Mackey (Michael Chiklis). 'Al Capone con placa' como le definen sus compañeros, su lema vital es el de “conmigo o contra mí”. Mackey comanda el grupo de asalto de la comisaría de Farmington, un grupo casi paramilitar que impone el orden a su manera, incluyendo el robo, la extorsión, las amenazas y la tortura si es necesaria.

En El Granero (nombre con el que se conoce también a la comisaría de Farmington) también hay policías honestos como Claudette Wyms y Dutch Wagenbach, que entienden su trabajo como un servicio a los vecinos del barrio pero también jefes que terminan plegándose a los desmanes del grupo de asalto para asegurarse el ascenso en la cadena de mando.

La historia de The Shield y Vic Mackey, coetáneo de Tony Soprano y antecesor de Walter White o Dexter Morgan, es también la historia de un descenso a los infiernos que salpica a todo su entorno. Desde su mano derecha Shane Vendrell, condenado desde el principio por su lealtad al jefe y luego por el sentimiento de culpa cuando tiene algo que perder, a su familia, el único punto débil de un Mackey que en la comisaría tiene patentado el modelo de policía 'macho' violento y corrupto.

Los años le han dado otro extra al visionado de The Shield y son las caras conocidas que desfilaron por sus siete temporadas. Desde los dos grandes personajes que encarnan Glenn Close, una comisaria que se atreve a plantarle cara a Vic Mackey en la quinta temporada, y Forest Whitaker convertido en su peor pesadilla hasta un Kurt Sutter (Hijos de la Anarquía) haciendo el doblete que más le gusta, como guionista de varios capítulos y dando vida a uno de los delincuentes más memorables de la serie. Mención aparte para Walton Goggins, experto robaescenas, que antes de convertirse en el antagonista de Raylan Givens en Justified, convirtió a Shane Vendrell en mucho más que el número 2 de Vic Mackey.

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