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“Muchos jóvenes creen equivocadamente que sus miles de seguidores en redes son amigos de verdad”

El actor Ángel Caballero

Miguel Ángel Villena

Siempre quiso ser actor este treintañero andaluz (Málaga, 1986) que, tras sus años de intensa formación, encarnó al torero Paquirri en una popular producción de Tele 5 y más tarde ha transitado por series como El continental (TVE) y, sobre todo, por muchos escenarios de teatro. Hace año y medio Ángel Caballero decidió pasar al otro lado de las bambalinas al escribir Donde mueren las palabras, una pieza teatral, entre la comedia y el drama, sobre la amistad entre cuatro amigos jóvenes con un terrible secreto de por medio.

Actor, director y autor en esta obra que se representa los viernes por la noche en el madrileño teatro Lara, Caballero define como una mezcla de “valentía, pasión e inconsciencia” su determinación de compaginar las tres tareas.

“Lo cierto es”, relata para eldiario.es en un café cercano al Lara, en pleno barrio madrileño de Malasaña, “que varios amigos y compañeros me animaron a escribir teatro, a plasmar en un escenario alguna historia que yo conociera. De hecho, Donde mueren las palabras tiene toques autobiográficos, aunque por supuesto de una forma ficcionada. Ha sido un trabajo duro hasta llegar al estreno después de tres meses de ensayos, pero ha valido la pena y pienso seguir escribiendo y dirigiendo teatro”.

Historia de cuatro jóvenes amigos que comparten un piso, crónica de la maduración a veces repentina y brutal de una generación Peter Pan, comedia desenfadada y fresca y, a la vez, con trasfondo dramático y  desenlace trágico, la obra de Ángel Caballero subraya la falta de comunicación en una sociedad cada vez más tecnificada y aparentemente interrelacionada.

“Nos pasamos la vida hablando, pero sin contarnos nada”

Muy crítico con su generación, Caballero destaca frases de su pieza teatral muy reveladoras como “nos hemos pasado la vida hablando, pero no nos hemos contado nada” o “vivimos juntos, pero no nos miramos”. Se trata en cualquier caso de una obra muy coral en la que los cuatro actores (Ramón San Román, Carlos Camino, Román Reyes y el propio Ángel Caballero) comparten protagonismo con otros tantos personajes que son muy distintos entre sí.

“He pretendido”, explica el actor y dramaturgo, “reivindicar el valor de la amistad verdadera que exige cuidarla y cultivarla todos los días. En ocasiones las relaciones amistosas resultan muy superficiales y muchos jóvenes creen equivocadamente que sus miles de seguidores en redes son amigos de verdad. Se trata de un inmenso error que comete una generación que ha vivido una situación acomodada y fácil, que no ha sabido valorar lo que tiene ni apostar por una cultura del esfuerzo. En mi obra intento retratar a una juventud conformista a la que estalla una burbuja en la cara”.

Crecido en un ambiente familiar culto y que le enseñó a pensar con criterio propio, según sus palabras, Ángel Caballero manifiesta la necesidad de vivir con pasión una profesión como la suya, de luchar por una vocación en definitiva.

El actor malagueño confiesa que tuvo un especial interés, años atrás, en no encasillarse en papeles de galán joven. Por ello ha agradecido personajes televisivos como el yonqui que interpretó en Perdóname, señor o como otro rol duro en una serie pendiente de estrenar, Brigada Costa del Sol, ambas en Tele 5. Reconoce que hasta la fecha no ha contado con muchos papeles en el cine, pero de modo muy realista afirma: “No depende de ti, no puedes elegir y cuando eres joven no tienes un montón de excelentes guiones encima de tu mesa”.

Enamorado del teatro y del cine, Caballero se muestra seguro de que el teatro no desaparecerá nunca, que supone una manifestación artística imbatible, y por ello se alegra especialmente de que gente joven acuda a ver su función que permanecerá en cartel hasta el 29 de marzo.

En línea con los hábitos culturales de su generación, está abonado a plataformas como Netflix y HBO y raro es el día, según comenta, que no visiona alguna película o serie. Pero ello no es incompatible con su nostalgia por una Gran Vía madrileña repleta de cines, con aquellos coloristas carteles anunciadores de los estrenos. “Me da rabia que salas de cine o teatros se conviertan en una franquicia de moda”, comenta Caballero que admite ser un poco nostálgico. “Me encanta, por ejemplo”, añade, “el teatro leído en la radio que transmite una magia especial. Así puedes imaginarte a los personajes. La verdad es que de pequeño escuchaba mucho la radio”.

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