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La bloguera de moda que presiona a H&M: “Sus trabajadores de Camboya contaban cosas terribles”

Captura del programa Sweat Shop en el que Anniken Jørgensen tuvo que trabajar en condiciones de explotación.

Alberto Ortiz

Un mes en Camboya cambió la vida de Anniken Jørgensen. Esta bloguera de moda, de 18 años, participó hace varios meses en un reality showreality show llamado Sweat Shop. Tres jóvenes noruegos se introdujeron durante 30 días en la vida de los trabajadores del textil del país asiático, vivieron con ellos y trabajaron a su lado. En su estancia, Jørgensen se chocó de bruces con los abusos laborales escondidos en muchas prendas.

Cuando terminó la grabación del programa, volvió a Noruega y contó lo que vio y escuchó a través de su blog y de varias entrevistas en los medios del país. Los problemas empezaron cuando nombró a una de las empresas presentes en Camboya: H&M. “Conocimos a gente que trabajaba para ellos y contaban historias terribles”.

La multinacional ha negado las acusaciones y ha asegurado que durante el programa “no se han visitado ninguno de los proveedores de H&M, ni se ha hablado con nosotros sobre nuestra labor en sostenibilidad”. En respuesta a un cuestionario enviado por eldiario.es, Anniken Jørgensen explica que, aunque no pudieron entrar en las fábricas de la multinacional durante el reality, hablaron con muchos de sus empleados.

¿Cómo explica lo que es un 'sweat shop'?

Un sweat shop es la “moda barata de la muerte”, literalmente. Los trabajadores están allí de siete de la mañana a siete de la tarde. No es normal. No pueden llevar comida ni bebida dentro para no derramarla en las prendas. Hacen lo mismo día tras día, siete días a la semana. Cuando yo estuve allí tan sólo unas horas, pensaba que me iba a romper en dos. Hacía muchísimo calor y las tareas son muy cansadas.

Además, tienes que trabajar bajo muchísima presión y hacerlo todo muy rápido. Una vez que has terminado tu pieza de ropa, coges otra, sin descanso. Es un círculo vicioso que no acaba nunca. Da igual que cosas tres prendas o diez, al final del día siempre cobras 3 dólares. Los patrones nunca están. En cambio, hay guardias armados por todas partes. Se han dado muchos casos de golpes y empujones a los trabajadores. Con un pequeño fallo estás despedido. Te cambian instantáneamente por alguien nuevo.

¿Cómo entró en el programa?

Todo surgió de una idea de una organización de Noruega llamada “El futuro en nuestras manos”. Los otros chicos se apuntaron llamando directamente a la televisión. A mí, sin embargo, me pidieron que fuera porque querían a una bloguera que tuviera mucha ropa y estuviese metida en el mundo de la moda.

¿Cuáles fueron las condiciones antes de firmar el contrato? He leído en su blog que insistieron en que no nombraran a ninguna compañía.

No había un contrato especial, ya que nos apuntamos voluntariamente. No hubo nunca en el contrato una cláusula que nos prohibiese hablar libremente de cualquier cosa, incluido el nombre de las empresas. Esa fue una condición que Aftenposten –el periódico que hizo la serie- nos impuso después de que empezara a hablar de ello, especialmente cuando empecé a hablar de una cadena de ropa tan grande como H&M, eso no les gustó nada.

¿Cuándo aparece H&M por primera vez?

Nunca vimos a H&M directamente en Camboya. No podíamos entrar a ninguna de sus fábricas. Pero hablamos con muchísima gente que trabajaba para ellos y que contaban historias terribles. Recuerdo una chica con la que hablé. Era muy extraño hablar con una chica que en circunstancias normales hubiera sido mi amiga. Su madre había muerto de hambre cuando ella sólo tenía tres años. Me costaba entender aquello.

Tenían que ir con las caras cubiertas durante las grabaciones porque tenían miedo de perder su trabajo, era algo extremo. En Noruega, los profesores se manifiestan y hacen huelgas sin ningún tipo de impedimento y aún así siguen recibiendo su salario. Si haces huelga en una fábrica en Camboya, te despiden inmediatamente. La razón por la que decidí cargar tan fuerte contra H&M es porque alguien lo tenía que hacer, y habíamos oído cosas terribles.

Les dijeron específicamente que no nombraran a ninguna empresa. ¿Cuándo cambia de opinión?

Cuando habían grabado todo aceptamos lo que nos dijeron, desde la productora, entre otras cosas que no dijéramos ningún nombre. Pero fue un error terrible. Escribí el post y cambiaron bastante las cosas. Noté que a la gente de Aftenposten no les gustó nada que mencionara a H&M en las entrevistas. Luego la productora nos volvió a llamar para decirnos que no mencionáramos más a la empresa porque podíamos provocarles. ¡Pero eso era justo lo que yo quería!

¿Cómo reacciona H&M?

H&M dijo que todo era falso. Lógico. Sólo puedo soñar que un día lleguen y digan que todo es cierto y que están haciendo todo lo que están haciendo. En realidad, no puedo entender que no vean esto como una oportunidad para cambiar su modelo de producción y decir al mundo “queremos cambiar las cosas”. Estoy segura de que muchas compañías seguirían su ejemplo.

¿Y Aftenposten?

Los jefes de Aftenposten creen que me han puesto un bozal, pero se equivocan totalmente. Nunca me negaron nada, pero se podía ver el miedo en sus caras cuando mencioné a H&M. Les dije que escribiría en el blog sobre lo que vi, que contaría la verdad y fue entonces cuando se desvincularon. Tenían miedo.

¿Qué cambió en usted durante el tiempo que pasó en Camboya?

Cuando llegué a casa, después de un mes allí, todavía estaba en shock. Volví a mis hábitos anteriores, vivía como siempre. Todo cambió cuando en el estreno del programa me vi a mí misma en la pantalla, estaba destrozada. Todos los sentimientos y los pensamientos que se habían quedado allí volvieron a inundarme y tuve que volverme a casa en medio de la proyección. No pude soportarlo.

Después de aquello decidí que tenía que hacer algo. Todavía lucho con la idea de que nada ha cambiado. Es muy frustrante pensar que los trabajadores que conocí siguen trabajando en las mismas condiciones. Recuerdo que les prometí que todo el esfuerzo que habían hecho merecería la pena, que iba a volver a Noruega a pelear por ellos.

Habrá sido duro tomar la decisión de enfrentarse a una multinacional de la talla de H&M.

Ha sido muy difícil, para ser sincera. Cuando una cadena multinacional sale y dice que estoy mintiendo... no es divertido. De repente te sientes pequeña y sola. Por suerte tengo mi blog y muchos lectores que me han apoyado. Es algo que no puedo dejar de agradecer.

¿Tiene más o menos voz desde que empezó a nombrar empresas?

Más. Cuando nombré a H&M mi blog casi explotó. Muchos periódicos me llamaron para escribir sobre el tema. Incluso Aftenposten. Se convirtió en una gran causa, nunca pensé que fuera a tomar esa dimensión. Al principio llegué a creer que la historia moriría, que nadie haría caso, por miedo, entre otras cosas. Ahora se ha convertido en una gran noticia, en Noruega e internacionalmente gracias a vuestro interés.

¿Qué piensa hacer ahora?

Mi plan es reunirme con H&M la semana que viene. Además un periódico me ha ofrecido acompañarme a la reunión para ver cómo va todo y apoyarme. Creo que será muy emocionante. Yo no me rindo fácilmente pero soy consciente de que soy una chica tímida y de que, cuando me siente delante de ellos, me voy a enfadar muchísimo y probablemente acabe llorando. Pero no me voy a rendir y ahora tengo el apoyo del periódico. Cuando era pequeña siempre me dijeron que debía encontrar mi propio camino y hacer algo importante en la vida, creo que ahora lo estoy haciendo.

Sigue escribiendo de moda en el blog. ¿Cómo ha cambiando su perspectiva sobre la ropa y sobre la moda en general?

Siempre me han regalado mucha ropa gracias a mi blog. Pero después del programa no he vuelto a comprar nada. Intento apreciar lo que tengo y entender que hay gente, como la que conocí, que ha fabricado con sus propias manos y en unas condiciones terribles las prendas que luego yo me pongo. Antes, de verdad, creía que lo hacían máquinas, que era una especia de producción en masa.

¿Por qué cree que siguen existiendo estas condiciones de trabajo en pleno siglo XXI?

Con el tiempo, las personas nos hemos vuelto más y más cínicas, es una evolución que se sigue dando. Cada vez nos importamos más nosotros y prestamos menos atención a los demás. Pero el mundo es así, queramos o no. Esa gente es pobre porque nosotros somos ricos, ¿no es genial? Vivimos en un mundo lleno de odio y guerras. ¿No deberíamos darnos una tregua para arreglarlo?

H&M tiene unos beneficios netos de unos 3.000 millones de dólares al año y, mientras tanto, sus trabajadores sólo reciben un salario de 3 dólares al día. Ellos están pidiendo 160 dólares al mes, para tener algo que llevarse a la boca, es algo tan básico y tan sencillo... pero parece que sus vidas no importan nada.

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