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El abogado que convirtió a miles de apátridas en ciudadanos con derechos en Kirguistán, Premio Nansen de Acnur

Azizbek Ashurov ofrece asesoramiento jurídico a un miembro de la comunidad de Lyuli en Osh.

Desalambre

El Premio Nansen otorgado anualmente por Acnur, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, ha recaído este 2019 en Azizbek Ashurov, el abogado kirguís especializado en derechos humanos cuyo trabajo ha contribuido a que la República de Kirguistán se convierta en el primer país del mundo en erradicar la apatridia.

Ashurov recibirá en Ginebra el próximo 7 de octubre este galardón que reconoce la labor de personas de todo el mundo por los derechos de los refugiados y también cuenta con categorías regionales. Ashurov es el ganador global por su trayectoria en favor de los derechos de las más de 10.000 personas convertidas en apátridas tras la disolución de la Unión Soviética en 1991. Entre ellas se contaban más de 2.000 niños que ahora podrán tener acceso a los derechos básicos como la educación o la atención médica, gracias a la labor de su organización Abogados sin Fronteras del Valle del Ferganá.

“Su compromiso con la causa en favor de la erradicación de la apatridia en Kirguistán, un logro alcanzado junto con el Gobierno kirguís y otros actores en el país, es un poderoso ejemplo de la capacidad que puede tener una sola persona para inspirar y movilizar para lograr una acción colectiva”, ha declarado Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados.

Asia Central y en concreto el Valle del Ferganá -que agrupa parte de Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán- se convirtió en una de las regiones con más casos de apatridia tras la desintegración de la Unión Soviética. Cientos de miles de personas que llevaban décadas moviéndose libremente por el territorio se vieron con un pasaporte soviético sin validez o con la imposibilidad de demostrar su lugar de nacimiento ante los nuevos Estados. 

De acuerdo con Acnur, la situación afectó de forma desproporcionada a las mujeres que quedaron despojadas de su nacionalidad por haber contraído matrimonio y haberse reubicado en otro Estado antes de 1991. Al existir leyes que contemplan que la ciudadanía se obtiene de forma hereditaria, la situación de apatridia de estas mujeres se ha ido transmitiendo también a sus hijas e hijos. 

De 13.000 a cero en solo cinco años

Ashurov ayudó a crear organización Abogados sin Fronteras del Valle del Ferganá en 2003, empujado por las dificultades a las que tuvo que hacer frente su propia familia para conseguir la nacionalidad a su llegada desde Uzbekistán tras la caída de la URSS. La organización se creó con el objetivo de ofrecer asesoría legal gratuita y asistencia a personas desplazadas, apátridas o indocumentadas en situación de vulnerabilidad en la zona sur de Kirguistán.

“Nuestro papel a la hora de reducir la apatridia consiste en ayudar a las personas a hacer lo que no pueden hacer solas. Nosotros no les concedemos la nacionalidad, sino que les devolvemos un derecho que tendrían que haber tenido desde su nacimiento”, ha afirmado Ashurov en el comunicado de la Agencia de la ONU. “Si fue complicado para mí, a pesar de mi formación y siendo abogado, imagínese lo difícil que debe ser para una persona normal y corriente”.

Debido al creciente número de personas que contactaban con Abogados sin Fronteras del Valle del Ferganá, Ashurov decidió centrar el trabajo de la organización en la apatridia, colaborando con las autoridades estatales para mapear por primera vez casos por todo el país; 30 equipos legales móviles viajaron a zonas remotas y montañosas de Kirguistán para encontrar a personas en situación vulnerable y a grupos marginados de la sociedad.

La colaboración con las autoridades también implicó el lanzamiento de una “amnistía” temporal para quienes no contaban con documentación vital para obtener la nacionalidad. El resultado: la erradicación de la apatridia en Kirguistán tras cinco años de intenso trabajo, en un hecho histórico sin precedentes.

“Al igual que en el caso de Kirguistán, otros Estados en la región han puesto en marcha campañas con las que se han identificado a unas 46.000 personas apátridas hasta el momento, y ya se han resuelto con éxito 34.500 casos”, ha afirmado Ashurov. 

El Premio Nansen

Entre quienes han recibido el galardón recientemente se encuentran el cirujano Evan Atar Adaha, de Sudán del Sur, la Hermana Angélique Namaika, de la República Democrática del Congo, y el abogado y mediador Zannah Mustapha, del estado de Borno al noreste de Nigeria.

El premio comprende una dotación económica de 150.000 dólares donada por los gobiernos de Suiza y Noruega. En colaboración con Acnur, la persona galardonada emplea esta suma económica para financiar un proyecto que complemente su trayectoria. En este caso, contribuir a que miles de personas recuperen sus derechos y servicios básicos y dejen de ser “como fantasmas”, según Ashurov. Aquellas que, dice, “existen físicamente, pero no sobre el papel”.

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