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¿Qué hay detrás de la alimentación escolar en España?

Laura Villadiego

Carro de Combate —

Se acerca el final del curso escolar y, con los colegios, cerrarán sus puertas la mayor parte de los comedores escolares que alimentan diariamente a 1.639.376 niños y niñas, un 40% del total del alumnado en España, según el Ministerio de Educación. Un servicio que para unos 400.000 niños y niñas de familias sin recursos significa la única garantía de poder recibir una alimentación equilibrada, según Save the Children.

Pero, ¿qué sabemos sobre estos centros en los que muchos de nuestros hijos e hijas realizan la comida más importante del día? ¿Qué conocemos sobre la calidad alimentaria en los comedores escolares españoles? ¿O sobre la sostenibilidad medioambiental del sistema de restauración colectiva? ¿O la concentración empresarial del sector de los catering?

Lo cierto es que apenas tenemos datos sobre la realidad de los comedores escolares en España. Sabemos que 14.162 centros educativos ofrecen el servicio de comedor escolar, el 65% del total de centros, de los cuales 8.513 son públicos y 5.649 privados. Pero nada se sabe sobre cuántos centros educativos elaboran la comida en sus propias cocinas y cuántos se preparan en cocinas centrales, muchas a través de líneas frías de procesado de alimentos.

Sabemos también que el sector de la restauración colectiva y catering, incluyendo los servicios prestados no sólo a los centros educativos, pero también a hospitales, empresas u organismos públicos, entre otros, facturó 3.255 millones de euros en 2015, un 3% más que en el año anterior, según el Observatorio Sectorial Dbk de Informa D&B. Las mismas fuentes nos dicen que la subcontratación del servicio de comida en sanidad y enseñanza facturó 2.750 millones de euros, un 3,2% más que en 2014. Aunque poco más se sabe. No conocemos cuánto se gastan las administraciones en compra pública de alimentos en los colegios españoles. VSF calcula que se destinan 1.780 millones euros al año, pero es solo una estimación.

Nos dicen los estudios que este sector da trabajo a 56.000 personas en 960 empresas, de las cuales, las cinco primeras concentran el 39.7% del mercado. Pero no sabemos cuáles son las que se ocupan de los comedores escolares, cuál es su margen de beneficio o cuáles son las condiciones laborales del personal de cocina y de los monitores de comedor.

También desconocemos cuánto gastan las empresas en la compra de materias primas, cuál es su origen y el precio que pagan a los productores. Gracias a estudios como los de VSF-Justicia Alimentaria Global sobre el sector de la restauración colectiva en general sabemos que tan sólo el 22,7% de la carne, el 8,8% de las verduras y hortalizas, y el 2,4% fruta se adquiere a productores primarios, mientras que la compra a mayoristas es del 61,8%, 74,4% y del 78,2% respectivamente. De nuevo, no tenemos datos concretos para los comedores.

Nada sabemos de la calidad alimentaria de los menús que se confeccionan en los comedores escolares, más que por las denuncias que aparecen en lo medios. Intuimos que se abusa de fritos, de productos azucarados, de conservas y de proteína animal. Lo que sí sabemos es que en España la prevalencia de sobrepeso en menores de 17 años es del 18,26% y la de obesidad en menores es del 15,15%, según la Encuesta Nacional de Salud.

En cuanto a los impactos medioambientales de este modelo de comedores escolares, sabemos que el sistema alimentario industrial sobre el que se sustenta es una de las grandes causas de la crisis climática, y que es responsable de entre el 44 % y el 57 % de las emisiones globales de gases invernadero, según datos GRAIN. También conocemos que en la restauración, entre el 4 y el 10% de los alimentos comprados acaba en la basura. Pero pocas veces se habla de las alternativas que tenemos a nuestro alcance para apoyar y construir modelos de comedores escolares sostenibles.

No queremos que llegue otro mes de septiembre sin tener respuestas para todas estas preguntas. Por ello, desde Carro de Combate, un proyecto de periodismo de investigación sobre el origen de lo que consumimos y sus impactos sociales y medioambientales, y con la colaboración de Del Campo al Cole y la Nave Nodriza, nos hemos embarcado en una campaña de crowdfunding en la plataforma Goteo para poder financiar una investigación sobre Alimentación Escolar en España.

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