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El secretario de Estado de Migraciones se va en plena crisis de refugiados y fuerza a Escrivá a una quinta remodelación

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, en una rueda de prensa.

Irene Castro

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Es el quinto cambio político que se produce en el departamento que pilota José Luis Escrivá. El hasta ahora secretario de Estado de Migraciones, Jesús Perea, abandona el puesto en plena crisis de refugiados por la guerra en Ucrania. El Ministerio de Seguridad Social, Migraciones e Inclusión evita pronunciarse sobre el relevo, que varias fuentes gubernamentales confirman a elDiario.es que se producirá en próximos consejos de ministros y que vinculan con una falta de entendimiento con el ministro desde hace tiempo.

La baja se produce en un momento muy delicado para el departamento del que depende el sistema de acogida, que ha tenido que multiplicar sus capacidades para recibir a unas 120.000 personas que huyen de la guerra en Ucrania. Precisamente este lunes el ministro Escrivá ha presentado en rueda de prensa el balance de la gestión migratoria coincidiendo con el Día Mundial del Refugiado, en el que ha anunciado una subvención directa de 400 euros –ampliables otros 100 por cada hijo a cargo– durante seis meses para las familias que llegan de Ucrania

Inclusión calcula que hay unas 100.000 personas desplazadas fuera del sistema de acogida –que atiende a unas 21.000– y su estimación es que el 40% podrían beneficiarse de esta nueva prestación que recibirán quienes estén empadronados, tengan número de afiliación de la Seguridad Social y demuestren no disponer de recursos para cubrir sus necesidades diarias. 

La salida de Perea es la quinta baja que se produce en lo que va de legislatura en el departamento de Migraciones, dependiente del ministerio del que también cuelgan las carteras de Seguridad Social e Inclusión. Su sustituto será el tercer secretario de Estado que acompañe a Escrivá en su etapa en el Gobierno. La primera fue la socialista Hana Jalloul, que abandonó el cargo para concurrir como número dos de la candidatura de Ángel Gabilondo en las elecciones madrileñas de mayo de 2021.

A Jalloul le sustituyó Perea, en aquel momento procedente de la Secretaría de Estado de Comunicación, donde había trabajado a las órdenes de Miguel Ángel Oliver como director del Departamento de Información Autonómica. Previamente había formado parte de la unidad de discurso de Pedro Sánchez, a la que se incorporará próximamente. 

A los cambios en la Secretaría de Estado, que es el principal escalafón después del ministro, se suman otras tres remodelaciones en los dos años y medio que lleva la legislatura. El pasado mes de noviembre dimitió Maite Pacheco como directora general de Inclusión y Acogida Humanitaria. Aunque evitó dar detalles de su salida, en las filas socialistas la achacaron a las desavenencias con Escrivá. La semana anterior fue la subdirectora general de Programas, Amapola Blasco, la que se había ido. 

Pacheco había sido nombrada menos de un año antes, en diciembre de 2020, en sustitución de Francisco Dorado. Entonces el Ministerio justificó que la reestructuración era “estratégica” y que buscaba que un perfil como el de Pacheco liderase la reforma del sistema de acogida de solicitantes de asilo en España para acabar con un formato basado principalmente en subvenciones a ONG para ser sustituido por un sistema de concurrencia competitiva. Pero tampoco Dorado era el primer encargado de esa área especialmente delicada para un ejecutivo progresista y que Sánchez sacó de Interior cuando llegó a Moncloa en 2018. A finales de abril de 2020, en pleno estado de alarma, Irune Aguirrezabal presentó su dimisión como directora general de Migraciones tan solo dos meses después de haber llegado al cargo.

Fuentes gubernamentales señalan que el “carácter” de Escrivá está detrás de los numerosos cambios en su departamento. En las últimas semanas, además, se ha incrementado el malestar en las filas socialistas por las complejas negociaciones sobre pensiones que han hecho peligrar algunas medidas. Una de las críticas que llegan desde sus compañeros del ala socialista es que el ministro carece de perfil político y va por libre en algunas de esas negociaciones.

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