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“Estoy en un ERTE desde marzo sin cobrar nada, después de dos meses y medio ya no hay excusas”

Una mujer espera ante una oficina de empleo en Madrid.

Laura Olías

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Día tras día, cada vez con más frustración y desánimo, llaman a los teléfonos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE). “Estás dos meses sin ingresos y que no haya una voz humana que te responda... Que te diga: 'Mire, es que no damos abasto'. Algo. Un día tras otro. Nadie coge el teléfono”, critica Dioni Serrano, periodista en un ERTE desde finales de marzo y que aún no ha cobrado la prestación por desempleo. Como él, Carlos, Óscar y Carmen (nombres ficticios), denuncian el retraso en el cobro de su prestación y la falta de respuesta del organismo público, que ha afrontado una avalancha de peticiones de desempleo sin precedentes fruto de la crisis del coronavirus.

Con un personal mermado desde hace años, el SEPE ha hecho frente a un aluvión nunca visto de solicitudes y las prestaciones aprobadas en estos dos meses han alcanzado niveles históricos, con alrededor de 3,3 millones de nuevas prestaciones reconocidas. El número total de personas que reciben una prestación llegó también en mayo a un récord sin precedentes: casi seis millones de personas.

Pero, como relatan los trabajadores consultados, y denuncian más afectados a eldiario.es a través de correos electrónicos, todavía hay muchas personas que están a la espera de cobrar la prestación.

Carmen trabaja en una tienda de ropa en Mallorca y solo cuatro de las doce empleadas han recibido la prestación del ERTE en el que están inmersas desde el pasado 14 de marzo. Óscar, profesor de natación en Madrid incluido en un ERTE desde el 18 de marzo, es el único de todos los compañeros del colegio donde trabaja que no ha cobrado todavía su prestación, aunque recibió una carta en abril que daba cuenta de su concesión.

Carlos, también profesor, pero en Barcelona, se ha visto afectado por dos ERTE en los dos empleos que tenía. De uno de ellos ha recibido el desempleo, pero del otro no, que tiene efectos desde mediados de marzo. “El ERTE que sí he cobrado es de un contrato temporal que se me termina ahora, así que no sé si me quedaré también sin esta prestación”, teme el docente.

El Ministerio de Trabajo, con Yolanda Díaz a la cabeza, aseguraba de nuevo esta semana que las prestaciones por ERTE sin tramitar son un 2% y que las prestaciones son pendientes son aquellas en las que ha habido algún error, así como las últimas en presentarse. Dados los 3,3 millones de prestaciones por ERTE reconocidas y pagadas, la cifra del 2% de afectados sin cobrar podría rondar las 66.000 personas, según los datos oficiales.

Desde la oposición y sindicatos como CSIF ponen en duda las cifras oficiales. Trabajadores del SEPE consultados por eldiario.es confirman que queda una cantidad muy pequeña de expedientes sin resolver respecto “al tsunami que recibimos”, pero insisten en que no deja de ser una cantidad alta en números absolutos. Los empleados del organismo público precisan que en algunas ocasiones se encuentran con errores y prestaciones que se quedaron “en el limbo”, sin llegar a registrarse, por algún tipo de incidente en el proceso, generalmente informático. Esas solicitudes posiblemente no queden registradas en el cálculo del 2%, apuntan.

“Sientes una indefensión absoluta”

Los afectados por los retrasos en el cobro de sus prestaciones reconocen el reto que ha enfrentado el SEPE, pero reclaman un servicio público de empleo que no deje a personas sin cobrar más de dos meses y que pueda proporcionar, ya no una solución, sino una simple respuesta a las reclamaciones de los ciudadanos que se ven afectados por retrasos y posibles errores sin saber qué hacer. “Esto nos deja en una situación de indefensión y perplejidad absolutas”, afirma Dioni Serrano. 

“Lo peor es no tener ninguna respuesta. Darte cuenta de que no tienes a dónde ir, dónde preguntar o un lugar donde quejarte. Yo no consigo que me atiendan por teléfono ni me han respondido a los correos electrónicos. Tenía esperanza cuando vimos que iban a abrir la atención presencial y se podía pedir cita. Lo hice y al poner mi código postal me dicen que aquí no hay. Vale, ¿y ahora qué hago? ¿Esperar más? ¿Cuánto más? Llevo tres meses sin ingresos”, cuenta con desesperación Carmen, que asegura que apenas puede “comer ni dormir”.

A Carlos nunca le han atendido una llamada en el SEPE, pero sí ha logrado respuestas a dos correos electrónicos. “Uno era una respuesta automática, y el otro básicamente dice que puede ser que haya un error en los datos que han enviado las empresas, que me ponga en contacto con ellas”, explica. Por su parte Óscar consiguió contactar por teléfono con el SEPE al marcar una extensión diferente de la que correspondía, tras días y días sin encontrar a nadie al otro lado de la línea. “Me dijeron que no me podían ayudar, que no tenían acceso a los datos y que siguiera intentando en la extensión que tocaba”, lamenta. 

De 46 años, Óscar explica que ha tenido que regresar a casa de sus padres. “Como un crío, están manteniéndome mis padres”, afirma el profesor de natación, que ya no pudo seguir pagando el alquiler del piso en el que residía. “Yo iba al día a día, pero no iba mal. Estos dos meses se han pulido todos los ahorros que tenía. Mis padres me tuvieron que pagar el seguro del coche también”, afirma. Como Carmen, dice que no puede pegar ojo por las noches. “El médico me ha recetado unas pastillas, pero aún no me las estoy tomando. Es que estoy que me subo por las paredes, no veo ninguna solución más que esperar a que abran las oficinas presenciales. Esperar, ¿eso es una solución?”, critica.

Dioni Serrano entendía el retraso en un comienzo, pero ya no. “Después de dos meses y medio ya no hay excusas”. Como votante de izquierdas, la gestión del SEPE asegura que le ha “defraudado mucho”. “He seguido muy de cerca la gestión de la pandemia y cuando la gente critica las medidas del Gobierno les suelo decir: '¿Y tú cómo lo hubieras hecho?'. En términos generales, estoy satisfecho con cómo han actuado con el marrón que encontraron nada más llegar al gobierno, pero con el SEPE no puedo decir lo mismo”, argumenta el periodista, que trabaja en una revista gráfica que se vio obligada a cerrar porque no podía imprimir ni distribuir.

“Podían haber aumentado la plantilla”

Los afectados consideran que el Gobierno debería haber reforzado con más personal el SEPE, así como las Comunidades Autónomas sus servicios provinciales. “Puede parecer a lo mejor muy pueril, pero ¿no se podría haber dado un cursillo a funcionarios de otras áreas que no están trabajando durante la pandemia, o tienen menos trabajo, para hacer frente a un tsunami de ERTE que íbamos a tener?”, afirma Serrano.

Coincide Óscar, que reconoce la situación extraordinaria, pero considera que había que atenderla precisamente con más personal para evitar situaciones como las que están viviendo personas como él. “Cuando escucho a los políticos, me cabreo, cambio de canal. Pienso que esto le habría pasado a cualquiera, de izquierdas, de derechas, a cualquiera. Pero lo que no me gustan son las mentiras, me da igual de quien sean. Y yo me siento engañado cuando escucho hablar de los ERTE”, afirma el profesor.

El Ministerio de Trabajo reforzó en mil personas el SEPE debido a la emergencia, que se sumaron a las alrededor de 8.000 que trabajan de manera habitual en el organismo. CCOO reclamaba la contratación de 2.500 empleados y UGT ha estimado que para dar un buen servicio en estos momentos, que se va a recuperar la atención presenial a partir del lunes, el SEPE debería contar con 11.500 personas, lo que implica un aumento de 3.500 personas respecto a la plantilla del servicio público. Los trabajadores explican que no han tenido medios ni personal suficiente para afrontar esta crisis y destacan que han trabajado al máximo –con horas extra, en fin de semana y festivos, por el momento sin compensar– para sacar adelante todas las prestaciones posibles.

En la plantilla del SEPE temen el “clima de hostilidad” que les llega hacia el servicio público, incluso en ocasiones en forma de “amenazas”, golpes en las oficinas en las que trabajan a puerta cerrada e insultos a algunos empleados. CSIF ha presentado este viernes una demanda para que los tribunales investiguen varios comentarios lanzados en Twitter contra el SEPE, que entienden que pueden constituir un delito de amenazas contra los empleados públicos.

Carmen, Dioni, Carlos y Óscar solo piden respuestas, alguien a quien acudir para solucionar los problemas que puedan existir con sus solicitudes de ERTE y poder cobrar la prestación. Las restricciones económicas que están afrontando muchas familias son críticas. “El primer mes, pedí ayuda a mi hermana para pagar la hipoteca, que me la concedió. El segundo mes tiré de mi hijo. El tercer mes tuve que pedir un adelanto de la nómina a mi jefe, que se ha portado de diez con nosotras. Pero ¿ahora qué? ¿A quién pido al mes que viene?”, se pregunta Carmen. 

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