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Cerco de la Inspección de Trabajo a Mapfre: le exige otros 1,2 millones por falsos autónomos en Sevilla

Imagen de archivo de una oficina de Mapfre.

Laura Olías

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Ya no son solo casos particulares, ni aislados. La Inspección de Trabajo ha dado de alta de oficio como trabajadores por cuenta ajena a un total de 44 “agentes exclusivos” de seguros que trabajaban (o habían trabajado) para Mapfre como autónomos vinculados a una oficina en el centro de Sevilla. Es decir, la autoridad laboral considera que eran falsos autónomos, un fraude laboral en la contratación por el que las empresas evitan contratar a empleados, pero recurren a autónomos a los que en realidad les exigen una vinculación laboral. La Inspección exige a la multinacional presidida por Antonio Huertas un total de 1.203.591 euros por las cotizaciones impagadas a la Seguridad Social desde marzo de 2015.

La noticia de esta nueva acta de la Inspección de Trabajo contra Mapfre en Sevilla llega tras la denuncia pública de cinco agentes de seguros en elDiario.es de su situación de falsos autónomos en cuatro provincias distintas y que quedaron reflejadas en varias actas de la autoridad laboral. Los agentes también fueron dados de alta de oficio como asalariados en el Régimen General y denuncian “represalias” por parte de Mapfre, como cierres y cambios de oficina, así como rebajas salariales respecto a las remuneraciones que cobraban antes de la actuación inspectora.

Fuentes de Mapfre, aunque rechazan pronunciarse sobre “casos concretos”, niegan a elDiario.es que su red comercial esté basada en falsos autónomos y recuerdan que la legislación específica de los agentes de seguros “es clara” y establece que deben regirse por una relación mercantil. Además, apuntan que “las inspecciones que declaran relación laboral están recurridas por la compañía”.

Tras las actas que declaraban que estos cinco agentes exclusivos eran falsos autónomos, la empresa limitó estos casos a situaciones particulares dentro de una amplia red de miles de agentes de seguros independientes cuya adecuación a la normativa laboral no estaba puesta en duda. Sin embargo, la actuación de las inspectoras en esta oficina del centro de Sevilla retrata un abuso muy extendido, al menos en esta sede situada en la calle San Pablo de la ciudad.

Del listado de 64 personas que estuvieron vinculadas con contratos de autónomas a esta oficina en el periodo estudiado, según los datos facilitados por la empresa, la autoridad laboral dio de alta a 44 de ellas, mientras que el resto quedaron excluidas por la incapacidad de contactar con ellas, no haber trabajado nunca para la aseguradora y operar como intermediarias entre despachos jurídicos/asesoramiento y Mapfre, entre otros motivos. La Inspección solo detecta un caso, el de una agente, que “desempeña sus funciones en el sector de inversiones actuando de forma completamente autónoma”.

Claves de la relación laboral

El acta de liquidación recuerda que, aunque la legislación marque que en las agencias de seguros deben establecerse relaciones mercantiles, la jurisprudencia del Supremo ha recordado en muchas ocasiones que la relación entre las partes no se define por lo que figura en el contrato que firman sino por “el conjunto de derechos y obligaciones que se pacten y se ejerciten realmente”. Si en la práctica los agentes de seguros autónomos se enfrenta a obligaciones y funciones propias de un asalariado, debe tener un contrato laboral por cuenta ajena.

Las inspectoras de trabajo analizan la información proporcionada por la empresa, la recogida en su visita a la oficina (en la que estaban presentes 12 agentes de seguros autónomos, algunos con fotos personales en las mesas del centro de trabajo) y las declaraciones recogidas de los trabajadores. Su conclusión: “Los agentes no son sino trabajadores por cuenta ajena que han prestado para Mapfre unos servicios que no sólo forman parte de su propia actividad, sino que constituyen parte esencial y básica de esta actividad”. Es decir, los 44 afectados son falsos autónomos.

Las funcionarias detallan varias situaciones que justifican su dictamen de una relación laboral y no autónoma. “Puede afirmarse con total contundencia que no disponen de infraestructura productiva ni materiales propios para el ejercicio de su actividad, aun cuando en algunos casos pueda existir gastos de menor relevancia, como teléfono y gasolina”, explican y, de hecho, constatan que los trabajadores “no podían desarrollar la totalidad de sus funciones desde su ordenador personal” y tenían que acudir a la oficina de Mapfre para cumplir con algunas de sus tareas básicas, como “emitir pólizas”.

Además, los agentes de seguros “no prestaban sus servicios en régimen de independencia, sino que, por el contrario, estaban sometidos al círculo rector y organicista de la empresa”, que queda retratado con ejemplos como reuniones a las que los trabajadores tenían que acudir, un control de su actividad semanal e incluso en ocasiones diario, la obligatoriedad de asistir a cursos de formación sobre los que Mapfre daba indicaciones incluso sobre el vestuario (“es aconsejable vestimenta informal”) y sufragaba los costes. En las entrevistas quedó patente que “ningún agente duda en la existencia de una estructura jerárquica”, en la que señalan a los asesores como sus “superiores”.

Las inspectoras de Trabajo destacan que “la doctrina acude a nuevos indicios para determinar la laboralidad” que consideran que están presentes en este caso, como la ajenidad en la marca, que explican como la “búsqueda de clientes bajo la marca ajena, sin que los clientes sean de aquel que presta el trabajo personal”, y una “pérdida de importancia la dependencia, en el sentido de flexibilización de horarios, jornada marcada, centro físico de trabajo”, mientras se incrementa la relevancia de cuestiones como “si el trabajador tiene una estructura propia o no (personal propio, marca, elementos materiales esenciales y de valor económico relevante)”. Estos criterios están siendo utilizados para detectar falsos autónomos entre los trabajadores en plataformas digitales, con lógicas de organización más flexibles que las tradicionales.

Desde el colectivo ALMAS (Asociación Libre de Mediadores y Agentes de Seguros), antes denominado 'Liberados de Mapfre', reiteran que el abuso de los falsos autónomos en el sector asegurador está muy extendido, con ejemplos también en otras grandes compañías, como varias agencias exclusivas de Santalucía. Por ello, exigen a las empresas que cesen en este fraude en la contratación, una demanda que también ha reiterado este lunes la asociación de autónomos UATAE en un comunicado.

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