El gasto público creció en verano a un ritmo inédito desde los 'planes E' de Zapatero
El furor de la obra pública en los meses previos de la campaña electoral se ha dejado sentir en la economía. Durante el trimestre de verano, el gasto público (del conjunto de las Administraciones) se disparó en un 3% respecto al mismo periodo del año anterior. Este dato es el más alto de la serie histórica desde la segunda mitad del año 2009, cuando los 'planes-E' del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero regaron de dinero público a miles de municipios. La tasa es inusualmente alta porque no es el verano una temporada donde las administraciones se vuelquen en el gasto, pero la proximidad de las elecciones generales ha acelerado la obra pública por todo el territorio para llegar a tiempo a las inauguraciones en septiembre y octubre, límite legal para inaugurar.
Si nos fijamos en la evolución a lo largo de este año 2015, las Administraciones Públicas han tenido un comportamiento especialmente errático en los últimos trimestres, pero también mejoraron su gasto respecto al trimestre precedente en un 0,9%.
Así, en su conjunto, la economía siguió creciendo en verano, aunque a un ritmo algo más moderado que los trimestres precedentes, y lo hizo sobre todo gracias al consumo de las familias que tienen un peso mucho más imporante en el PIB que el del gasto público. El gasto de los hogares creció en el tercer trimestre de verano un 1% así que solo este factor ya crece más rápido que la economía en su conjunto que se expandió en el mismo periodo un 0,8%.
En conjunto, la demanda nacional aporta ya 3,9 puntos al PIB y contrarresta incluso lo que se lleva la demanda exterior que resta 0,5 puntos a la economía. Esto se explica porque aunque las exportaciones siguen creciendo, las importaciones lo hacen a mejor ritmo. Con todo, y si nos fijamos en el avance interanual de los componestes, las exportaciones son prácticamente el único componente que no mejora sus cifras respecto al verano del año pasado.
En cuanto a la inversión, en su recorrido durante este año 2015 entra en ralentí ya que creció un 1,1% cuando en los trimestres anteriores estaba creciendo con mucha fuerza. Por sectores, la agricultura tuvo un fuerte impulso que contrasta con el exiguo avance de la Industria, que mejoró respecto al trimestre de primavera en un 0,6%. El sector servicios crece un 0,8% y aunque la hostelería es obviamente uno de los apartados que crece con más brío lo hace moderando la mejora de trimestres anteriores.
En general, aunque la economía sigue creciendo, los resultados son algo mediocres para una actividad que está en plena recuperación después de siete años de crisis. La descomposición del crecimiento de la economía no emite buenas señales, sobre todo si se tiene en cuenta que los precios de la energía están en mínimos así como los tipos de interés, dos factores que nunca estarán mejor que ahora para revitalizar la actividad.
Si observamos esta foto de la oferta por sectores desde la perspectiva interanual, prácticamente todos los sectores registran una considerable mejora a su situación un año antes. Solo destacan el retroceso, constante, de la actividad en banca y seguro que sigue marcada por la concentración en el sector y que arrastra también a la partida de actividades profesionales.
En cuanto al empleo, creció un 0,7% en el trimestre de verano, relajando la creación de puestos de trabajo en un par de décimas frente al periodo de primavera. Según la Encuesta de Población Activa, en verano se crearon 151.000 puestos de trabajo, sobre todo de carácter temporal.
Si se toma el año completo, el empleo crece un 3,1%, lo que se traduce, en términos de contabilidad nacional, en 512.000 puestos nuevos de trabajo. Aunque en número no es la que más gente emplea, llama la atención que es el sector de la agricultura el que más crece, con una tasa próxima al 4% respecto al verano de 2014.
Un buen dato en cuanto a tendencia es que el número de horas efectivas trabajadas evoluciona al alza.
En tasa anual, la remuneración de los asalariados (las rentas del trabajo) también sigue mejorando, pero lo hace porque hay más gente trabajando y no porque suba su salario. La remuneración media estaba creciendo en un 0,4% y este trimestre lo hizo en un 0,3%. En conjunto, los costes laborales apenas repuntan una décima cuando el deflactor de la economía (en cierta forma equivalente a la evolución de los precios) lo hace en un 0,8%.