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Deliveroo saldrá a Bolsa con 130 millones reservados para hacer frente al rechazo de la justicia europea a su modelo de 'riders'

Un rider de Deliveroo lleva flores por encargo por las calles de Madrid. EFE/Mariscal/Archivo

Diego Larrouy

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El futuro del modelo laboral que se aplica a los 'riders' ha protagonizado multitud de debates en España y a nivel europeo a medida que las plataformas de comida a domicilio han ido ganando protagonismo en el día a día de la gente. Ahora, este debate 'cotizará' en la Bolsa de Londres. Deliveroo, uno de los actores fundamentales de este mercado, ultima su debut bursátil en el parqué británico y lo hace con su modelo laboral puesto en duda por los tribunales y las autoridades de distintos países europeos, entre ellos España, tal y como la propia compañía reconoce en el listado de riesgos de su folleto para salir a cotizar.

El folleto es el documento que toda empresa que busque entrar en Bolsa tiene que presentar semanas antes de su debut para que los inversores potencialmente interesados puedan conocer en profundidad cuáles son los resultados de la compañía, qué debilidades puede tener o a qué riesgos se exponen. “Nuestro modelo de negocio se vería afectado negativamente”, señala el encabezado de uno de estos riesgos, “si los cambios en la ley nos obligan a reclasificar a nuestros riders como empleados”. Esto ya ha ocurrido en España, así como en otros países como Francia, Italia, Bélgica o Australia, donde el modelo de relación de Deliveroo con los repartidores se ha puesto en duda tanto por las autoridades como por los tribunales.

Pese a esta situación que viven Deliveroo, Glovo y otras compañías del sector, la plataforma británica mantiene en el citado documento una defensa de su modelo de negocio basado en que los riders son trabajadores autónomos. “Para los repartidores, nuestra plataforma habilita un mercado que crea un trabajo flexible, con atractivas recompensas y la oportunidad de trabajar cuándo, dónde y cómo los riders quieran”, señala la compañía en el folleto. “Trabajar con Deliveroo significa que los riders accedan a la seguridad adicional del seguro gratuito de accidentes y lesiones desde el primer pedido, acceso gratuito a un kit de seguridad, orientación de seguridad y oportunidades de desarrollo de habilidades”, reivindica el grupo británico.

El documento contiene un extenso alegato a favor del modelo de negocio de Deliveroo, presentándose como una plataforma que pone en contacto a consumidores, restaurantes y repartidores. Estos últimos, por tanto, no forman parte de la plantilla de la compañía que, según informa en el folleto, a cierre de 2020 se componía por 2.060 empleados. Son casi 700 empleados menos que un año antes.

Sin embargo, pese a su defensa, la compañía asume que la justicia y las nuevas normas no le están dando la razón. “Creemos y seguimos afirmando que los repartidores son autónomos y hemos defendido nuestro modelo con éxito en Reino Unido. Sin embargo, no hemos sido exitosos en defender nuestra postura en todos los casos”, explica. La compañía apunta a casos como el de España y otros países como aquellos mercados donde no ha sido “exitosa” su defensa del modelo de vinculación con los repartidores.

Avanzando el impacto que esta realidad puede tener en su negocio, Deliveroo informa que cuenta con provisiones en sus cuentas para hacer frente a las implicaciones que tiene que la justicia no esté avalando que los repartidores sean autónomos. Según figura en las cuentas son 112 millones de libras de provisiones, unos 130 millones de euros. Supone un importante incremento respecto a un año antes, cuando el nivel era cuatro veces más bajo. El grueso de estas provisiones se debe a las causas que tiene abiertas la compañía debido a la situación de sus repartidores. Asegura Deliveroo que esta cantidad es su “mejor estimación” del impacto de los procesos abiertos, basadas en las reclamaciones de los reguladores.

Se trata de una cifra importante pero que la compañía abre la puerta a ampliar. En primer lugar porque algunas de estas investigaciones que señala que están en curso se pueden alargar hasta “varios años” por lo que el coste total “puede ser superior a lo provisionado en la actualidad”. En segundo lugar, porque la plataforma espera que este tipo de procesos, “al igual que otras compañías de esta industria”, se puedan trasladar a otras filiales del grupo que pueden ser objeto de “nuevas investigaciones y litigios”. “Continuamos defendiéndonos robustamente contra desafíos de esta naturaleza, pero reconocemos que hay jurisdicciones que pueden buscar la regulación de la economía bajo demanda y como resultado el riesgo se puede ver intensificado”, subraya Deliveroo.

España es uno de los países que cita Deliveroo donde las autoridades judiciales y gubernamentales no han validado su modelo laboral. El pasado mes de septiembre el Tribunal Supremo se posicionó por primera vez, al reconocer la relación laboral que existe entre los repartidores y las plataformas. Aunque en aquel caso la sentencia se refería a Glovo, ponía por primera vez el foco en la situación de falsos autónomos que tenían los riders por parte del alto tribunal. Deliveroo cuenta con diversas sentencias en su contra en niveles inferiores de los tribunales. En enero de 2020 una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid le obligaba a reconocer a 532 repartidores como empleados y, justo un año después, en el primer mes de 2021, el juzgado de lo social de Barcelona obligaba a hacer lo propio con otros 748. Al contrario que en el caso de Glovo, hasta el momento no ha trascendido ninguna sentencia favorable a Deliveroo.

A ello se suma el reciente acuerdo para la conocida como 'ley Rider'. El Ministerio de Trabajo, que dirige Yolanda Díaz; los sindicatos y la patronal llegaron a un acuerdo tras varias semanas de negociación para que se reconociera a los repartidores como empleados de las plataformas, con el reconocimiento de derechos que ello conlleva. La norma todavía no ha sido llevada al Consejo de Ministros y, tras su entrada en vigor, dará tres meses a la empresa para su puesta en marcha. Pese a ello, Díaz reivindicó entonces que en la práctica los repartidores son ya empleados.

Por ello, pese a que la empresa sigue siendo fiel defensora de su modelo, la realidad le ha llevado a reservar un apartado importante de los riesgos que expone a los potenciales accionistas a su futuro laboral. Así, advierte que la situación de España, Italia, Francia o Bélgica, algunos de sus principales mercados fuera del Reino Unido, puede impactar de manera notable en sus resultados. “Puede que no tengamos éxito en nuestras peticiones y consejos para cambiar la legislación o la práctica, lo que puede afectar de manera adversa a nuestro negocio”, reconoce la empresa en su documento para salir a Bolsa.

10.000 millones de valoración sin beneficios

“La legislación o las decisiones judiciales de este tipo pueden requerir que cambiemos los fundamentos de nuestro modelo de negocio en jurisdicciones relevantes”, señala Deliveroo en el folleto. “Esto puede hacernos incurrir en significativos gastos adicionales para pagar a los repartidores, incluso en mercados que hayamos dejado”, incide la compañía, reconociendo que de todos estos procesos abiertos la “retroactividad” puede ser importante. El grupo británico concluye este apartado con una advertencia: “Si nos requieren que hagamos cambios respecto a la relación con los repartidores, esto podría afectar a nuestra capacidad de continuar operando en esos mercados”.

El documento fue registrado por Deliveroo ante las autoridades británicas del mercado de valores el pasado 8 de marzo, pero ha sido ampliado este lunes para dar cifras del montante de la operación, todavía sin fecha. En concreto, Deliveroo pretende sacar a cotizar 384,6 millones de acciones a un precio de entre 3,90 y 4,60 libras por título. Con ello, el grupo británico podría llegar a captar unos 1.796 millones de libras (algo más de 2.000 millones de euros) y alcanzar una valoración de más de 8.800 millones de libras, equivalentes a unos 10.250 millones de euros, según los tipos de cambio actuales.

Deliveroo quiere alcanzar esta valoración pese a que la compañía no obtiene beneficios de su actividad. El grupo cerró el pasado año con unas pérdidas de 226,4 millones de libras (263 millones de euros). Ni tan siquiera haber firmado su mejor año debido al impulso que supuso a su negocio la crisis del coronavirus por el aumento de los pedidos a domicilio llevó a la compañía a dejar atrás los números rojos. El pasado ejercicio facturó 1.381 millones de euros, según figura en las cuentas, lo que supuso un incremento del 54% frente a los registros de un año antes. “El crecimiento que hemos obtenido en ingresos en 2020 se debe en parte a las restricciones del confinamiento por la COVD-19 y puede no ser representativo de nuestro comportamiento en el futuro”, advierte la propia compañía. La empresa saldrá a Bolsa, por tanto, sin política de dividendos al accionista porque “seguimos enfocados en invertir para crear crecimiento”.

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