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Las grandes patronales de Francia e Italia reclaman un tope al gas como el de España y Portugal

Una central de ciclo combinado.

Cristina G. Bolinches

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España y Portugal llevan ya más de tres meses con el tope al gas en marcha. Un mecanismo que ha permitido que la factura que pagan sus ciudadanos con tarifas de la luz reguladas sea un 18% inferior a la que tendrían si esta solución ibérica no se hubiese implementado.

Un tope al gas criticado por las derechas en España que, sin embargo, ha despertado el interés en otros países, por ejemplo, de las grandes patronales de Francia e Italia. Las dos asociaciones equivalentes a la CEOE española, la francesa Medef y la italiana Confindustria, han pedido públicamente que se aplique en sus países una solución similar a la excepción ibérica. 

Lo reclaman por el diferencial de precios que las empresas están pagando en esos dos estados. En Francia, el precio de la luz es un 36% más caro que en España; y en Italia, un 41%, según los datos recopilados por elDiario.es hasta el martes 20 de septiembre.



En Francia, se han puesto en marcha medidas para mitigar el precio de la luz en los bolsillos de los consumidores, pero estas están centradas en los hogares, las familias y las pequeñas empresas. El Ejecutivo encabezado por Élisabeth Borne ha optado por limitar la subida que tienen que afrontar estos colectivos. En este 2022, el incremento del precio que pagan por la luz y el gas puede ser como máximo del 4%; y en 2023, del 15%. Sin embargo, el Gobierno ha dejado fuera de esta limitación a las empresas de más de 10 empleados y a las que superen los dos millones de euros de facturación.

Para quienes sí es aplicable ese tope al incremento de la factura, el coste que supone es asumido por Electricité de France (EDF), de la que el Estado hasta el momento ha controlado el 85% del capital y ahora tomará la gestión del 100%. Así, de forma interpuesta a través de EDF, el Estado francés correrá a cargo de esta limitación a la subida de precios, que supondrá un impacto de 16.000 millones de euros: 11.000 millones por la limitación de la subida al gas y 5.000 millones por poner techo al encarecimiento de la electricidad.

“Hay que hacer como han hecho los españoles y los portugueses”

Para la patronal de las empresas francesas, esta ausencia de tope al gas en sus facturas les lleva a anhelar una solución similar a la desarrollada en sus vecinos del sur de los Pirineos. “Hay que hacer como han hecho los españoles, como han hecho los portugueses, que, con la autorización de la Unión Europea, han puesto un tope al precio de la electricidad”, reclamó Geoffroy Roux de Bézieux, presidente de Medef, en una entrevista. “Hay proyectos en Europa, pero hay que darse prisa porque de lo que hablamos si no se hace es de paradas de producción”. Habría que activar mecanismos “antes de final de mes”, instó.

También la patronal italiana ha pedido una medida en la misma dirección; con la salvedad de que Italia está inmersa en la campaña electoral de cara a las elecciones de este próximo fin de semana, con lo que cualquier medida para mitigar el precio del gas está condicionada por quién forme el futuro Ejecutivo.

Pedir el tope al gas, ya lo ha hecho. Así lo reclamó el presidente de Confindustria, Carlo Bonomi, al ministro de Transición Ecológica, Roberto Cingolani, en una reunión mantenida a finales de julio. En concreto, abogó por la necesidad de realizar reformas estructurales, introducir un tope al precio del gas y una estrategia de diversificación del mix energético, además de ahondar en la transición ecológica. 

Un mecanismo que funciona

El tope al gas para los dos mercados ibéricos se aprobó en Bruselas el 8 de junio, para implementarlo desde el día 15 de ese mismo mes. Se trata de una subvención directa a los productores de electricidad para financiar una parte de sus costes de este combustible. Un pago diario que se calcula como la diferencia entre el precio que se paga en el mercado del gas natural y un límite máximo al gas, fijado en una media de 48,80 euros por MWh durante el período de vigencia de la medida, hasta el 31 de mayo de 2023. En concreto, durante los seis primeros meses de aplicación de la medida, el límite de precio efectivo se fijará en 40 euros por MWh. A partir del séptimo mes, este límite se incrementará mensualmente en cinco euros.

Con esas condiciones, la factura que hay que pagar por esta subvención a las eléctricas dueñas de las plantas de ciclo combinado se calculó por Bruselas en 8.400 millones de euros, de los que 6.300 millones corresponden a España y el resto a Portugal. Solo en nuestro mercado, el ahorro para los consumidores en sus tres primeros meses ha sido de 2.300 millones de euros, según los cálculos publicados por el Ejecutivo. La meta era conseguir un ahorro para los ciudadanos con tarifa regulada –conocida como PVPC– de entre un 15% y un 20% y, a día de hoy, ronda el 18%. 

Un tope al gas que ha sido clave durante los meses estivales, donde se ha tirado más que en la última década de las centrales de ciclo combinado, las que emplean gas para generar electricidad y determinan el precio que pagan los consumidores. De hecho, estos últimos han pagado en agosto la luz más cara de toda la historia. Sin embargo, sin el tope al gas, la habrían pagado más de un 18% más cara. 

Eso está provocando que en otros países europeos se pidan topes similares. A finales de agosto, con el precio del gas disparado y en plena ola de calor, el precio de la luz en Francia superó los 743 euros el MWh; y en Italia, los 700; mientras en España se quedó en 476, incluida la subvención para compensar el tope al gas. 

Este peso del gas en la factura eléctrica y la exigencia de desarrollar medidas que la desliguen de esta materia prima no solo lo han pedido las patronales de Francia y de Italia. También el Partido Popular europeo ha llegado a reclamar una solución para desvincular el precio del gas del precio final de la energía eléctrica, lo hizo el pasado fin de semana en un mensaje a través de la red social Twitter, que borró unas horas después.

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