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Los intereses que ahogan a las familias y el beneficio récord de la banca abren el debate sobre el tope a las hipotecas

Los beneficios récord de la banca y un euríbor disparado impulsan la pugna por el tope a las hipotecas.

Diego Larrouy / Daniel Yebra

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20.800 millones de beneficio acumulado. Más de 7.500 de ellos generados únicamente en España. Las cifras de las ganancias de la banca en 2022 son mareantes. Al igual que el acelerón en la subida de las hipotecas para miles de familias con préstamos a tipo variable: 275 euros mensuales más para una hipoteca media [comprueba con nuestra calculadora el impacto en tu hipoteca], un aumento de 3.000 euros al año. Las subidas de tipos han elevado los ingresos por estos créditos a los bancos, al tiempo que se ha convertido en un problema añadido para los hogares con un aumento del coste de su deuda. En este contexto, el debate sobre la limitación de las subidas o la congelación de las hipotecas ha tomado forma en los últimos días, con la oposición frontal del sector, la división en el Gobierno y las dudas de los expertos.

En pocas jornadas se ha confirmado que el euríbor, que marca el coste de las hipotecas variables, ha tocado sus máximos desde 2008 y que los bancos españoles han obtenido el mayor beneficio de su historia. En este contexto, fue Unidas Podemos quien puso la propuesta sobre la mesa, con la vicepresidenta Yolanda Díaz a la cabeza. “La banca tiene que decir si está con la gente y va a congelar las hipotecas con carácter retroactivo a partir de la subida del euríbor”, aseguró. Esta idea ha sido respaldada por otros responsables del espacio de Unidas Podemos, como la ministra de Derechos Sociales y secretaria general de Podemos, Ione Belarra.



La propuesta de este espacio ha sido doble en los últimos meses. Por un lado, se ha planteado la posibilidad de congelar las cuotas de las hipotecas variables al nivel de julio, cuando empezó a subir el BCE los tipos de interés. Por otro lado, plantearon en otoño en el Congreso limitar el diferencial de las hipotecas para lograr que, aunque suba el euríbor, el impacto sea inferior.

La batalla política está echada en el seno del Gobierno, con un ala socialista que varió su mensaje en cuestión de horas. De la receptividad inicial de la ministra de Industria, Reyes Maroto, que planteó a Díaz que presentara una propuesta para negociarla, a la puerta cerrada de otras ministras como la vicepresidenta Nadia Calviño o la titular de Hacienda, María Jesús Montero.

“Los tipos de interés no están en niveles históricos muy elevados, pero sí han subido muy rápidamente y genera una situación muy complicada”, ha reconocido este viernes Nadia Calviño en un acto en Euskadi. “Valoramos todas las opciones, pero la labor del Gobierno es optar por las medidas más oportunas en cada momento y en este momento aquellas que pueden aliviar la situación de las familias sin poner en riesgo la estabilidad financiera del país”, ha zanjado, cerrando la puerta a una medida que, asegura, no se puede tomar de manera “estructural”.

Pero más allá de la disputa política, incrementada además en año electoral, la propuesta ha abierto un debate económico. ¿Es posible congelar las hipotecas a los niveles de julio como plantea Unidas Podemos? La respuesta de los expertos consultados apunta a que se trata de una medida compleja, que tendría que ser, en cualquier caso, negociada en Bruselas.

Díaz planteaba que se debería aplicar como se había hecho con los alquileres, con el límite del 2% de incremento cuando llegara la renovación. Sin embargo, Miguel Carrión, economista y analista de banca, explica que en el caso de los alquileres se tomó la ventana de oportunidad que suponen las renovaciones en los contratos para prolongarlos por decreto. Sin embargo, “en los contratos de las hipotecas no existe esa oportunidad porque tienen una duración más larga y las condiciones de la revalorización están marcadas”.

¿Se podría cambiar la ley para hacerlo? “Se puede”, explica Carrión. Aunque “el mecanismo legal no está claro”. La ley que rige los contratos hipotecarios es española, pero corresponde a la transposición de una directiva europea. “El Gobierno podría legislar de urgencia, pero tendría que negociarlo con sus socios”, añade.

“El BCE no lo va a aceptar, es muy difícil”

Además hay otro actor que entra en juego. “El BCE no la va a aceptar, es muy difícil”, lamenta Carlos Martín Urriza, director del gabinete económico de CCOO, quien recuerda que la institución que preside Christine Lagarde “quiere destruir la demanda [con las subidas de los tipos de interés], y al final así luchar contra la inflación”. Por eso, con la congelación de las hipotecas, según continúa, “su política no sería efectiva”.

Este economista coincide con Carrión en que la solución se jugaría en Europa. Plantea una alternativa política a nivel comunitario: “Conseguir una excepción ibérica también en las hipotecas. Porque el BCE está convirtiendo una crisis de inflación del norte por la crisis energética, en una crisis de inflación y de tipos de interés en toda la eurozona. Especialmente dura para las familias más vulnerables”.

“España no debería pagar por el modelo energético de Alemania, que dependía del gas barato de Rusia”, prosigue el experto de CCOO. Además, destaca que la principal economía de la eurozona se beneficia de la política monetaria restrictiva porque la mayoría de sus hipotecados son a tipo fijo, al contrario que en España, y sus familias son ahorradoras netas, y se benefician de la mayor rentabilidad que irán ofreciendo los depósitos.

Por ello, Carrión apunta que el discurso de Díaz abogaba por un esfuerzo por parte de los bancos. Es decir, que ellos se vieran interpelados a cambiar, sin que se tenga que modificar por ley, los diferenciales de las hipotecas. Sin embargo, entiende que por parte de los bancos esta alternativa es muy complicada. “Renegociar un contrato supondría reconocer que es un activo problemático o en riesgo de morosidad y tendría que consumir mucho capital”, asegura Carrión en referencia a las provisiones que está obligada a tomar la entidad en estos casos.



Efectivamente, la banca ha recibido con rechazo, en algunos casos frontal, esta alternativa. “Que el mercado hipotecario funcione bien es fundamental, debemos ser cuidadosos sobre cualquier modificación que se haga”, aseguraba José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, este viernes sobre la propuesta. Este es un discurso que se ha repetido en las sucesivas ruedas de prensa de los bancos esta semana.

Ana Botín, aseguró que “los que suben los tipos no son los bancos, nosotros estamos obligados a trasladarlo”. La presidente del Santander, que logró un beneficio récord con 9.600 millones de euros, que una modificación en el mercado hipotecario “dejaría fuera a los clientes más vulnerables”. Más drástico fue Carlos Torres, presidente del BBVA, al asegurar que “la historia está repleta de sociedades que abandonaron la iniciativa privada y empresarial por otros modelos con resultados catastróficos”.

Pocas adhesiones al código de buenas prácticas

El ala socialista del Gobierno y la banca coinciden en señalar que ya se firmó a finales del año pasado un acuerdo en el sector para crear el código de buenas prácticas, que contenía alternativas para los hipotecados con rentas inferiores a los 29.400 euros. Este código incluía periodos de carencia, daciones en pago, renegociaciones o ampliaciones de pago. A él se remiten en el Ministerio de Asuntos Económicos, que aboga por calibrar bien el impacto y las adhesiones de este código antes de tomar ninguna medida.

Esta reforma entró en vigor el 1 de enero y la práctica totalidad de la banca ha sellado su adhesión. Sin embargo, durante los últimos días, los distintos directivos del sector han apuntado que, pese a que apoyan la aprobación de este escudo para los más vulnerables, en la práctica son pocas las solicitudes de los clientes para servirse de él. “La adhesión es escueta”, aseguró Goirigolzarri este viernes. CaixaBank es la única que ha dado el dato de cuantas peticiones ha recibido en el primer mes, algo más de 800.

De hecho, la banca ha dado por esquivada la bala de la morosidad tras tres años de incertidumbre. El estallido de la pandemia hizo temer un crecimiento de la misma y el sector hizo muchas provisiones para cubrir las posibles pérdidas. La inflación provocó augurios similares. Sin embargo, hasta la fecha, no solo no ha aumentado sino que en 2022 tocó mínimos desde 2008. Para este año, los bancos creen que podrá aumentar, pero prácticamente todas las voces del sector apuntan a que será moderado. “Somos optimistas, será un ligerísimo crecimiento”, aseguró esta semana Onur Genç, consejero delegado del BBVA.



Con los datos de las adhesiones al código de buenas prácticas y la buena evolución de la morosidad, los bancos tratan de contextualizar el problema de las hipotecas. “Tiene sentido el acuerdo del código, pero no está llegando a niveles preocupantes”, aseguraba Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank, este viernes.

La actividad hipotecaria ha comenzado a dar síntomas de freno en España, pero eso no ha evitado que 2022 fuera un año extraordinario en la concesión de estos préstamos. Según los datos del Banco de España, se concedieron 65.200 millones de euros para la compra de vivienda, el mayor registro desde 2010 y un 10% más que un año antes. Sin embargo, desde que subieran los tipos de interés, los hogares han comenzado a reducir la deuda que tienen con los bancos por sus viviendas, rompiendo con casi dos años de crecimiento continuado.



Alternativas a congelar hipotecas

Frente a la complejidad legal para poder aplicar una congelación a las hipotecas, los expertos plantean otras alternativas para poder proteger a los clientes más vulnerables ante la subida del euríbor. Miguel Carrión apunta a que con el impuesto “ya se están gravando los beneficios extraordinarios”. Así, apunta que se podría utilizar ese dinero para “subvencionar hipotecas” ya que “los contratos no se pueden cambiar por decreto”. “Este, al final, es un debate del reparto de costes, de ver quién paga los platos rotos”, asegura Carrión, quien culpa al mandato del BCE de la situación que viven ahora los hipotecados.

En cualquier caso, Carrión plantea que la solución pasa por que los bancos participen en la búsqueda de alternativas. “El BCE va a seguir subiendo los tipos y si no se hace nada, los hogares empezarán a no poder pagar las hipotecas y el gasto que los bancos no quieren asumir por las renegociaciones, le llegará por el aumento de la morosidad”, señala. Por ello, considera más “efectivo” hacer ver a los bancos que se enfrentan a este problema si no hacen nada que atacar sus beneficios. “Ese discurso puede generar más oposición”, asevera.

Ante los problemas regulatorios que podría implicar una congelación de los tipos de interés, Carlos Martín Urriza, de CCOO, da otra opción y es que el Gobierno ataque las comisiones, que podrían ser eliminadas temporalmente, “dada la elevada rentabilidad de la banca española”, concluye. Además, el economista advierte de que el Gobierno tenía que haber establecido la ‘portabilidad’ obligatoria en el mercado de las hipotecas desde hace meses. “Subrogaciones y novaciones de los préstamos para comprar viviendas, con una oferta transparente y pública, para que haya competencia, como ocurre en la telefonía”, incide.

Las alternativas también llegan desde el propio sector bancario, aunque sea en pequeñas entidades. Caixa Popular, una cooperativa de crédito valenciana, ha anunciado esta semana que comenzará a vender hipotecas variables con una cláusula techo, estableciéndolo en el 4,75%. De esta forma, se evitaría que el cliente tuviera que pagar por encima de ese nivel en caso de que el euríbor siguiera subiendo.

La resaca de los fuertes resultados de los bancos, la proyección de subidas de los tipos de interés y, por tanto, del euríbor y la cercanía de las citas electorales apuntan a un debate que no ha hecho más que comenzar.

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