Una recuperación económica cogida con pinzas
Una ensalada de cifras revueltas sin criterio de maridaje. La economía española atraviesa por un momento crítico en el que indicadores económicos de toda índole arrojan sensaciones mixtas. El arranque del mes de noviembre ha sido especialmente prolífico en la publicación de datos, que dejan un sabor agridulce en su lectura. Suben las ventas, pero baja el empleo. Sube la liquidez, pero baja el crédito.
Los inclinados al optimismo económico se aferran al dato de ventas de coches. En octubre, las matriculaciones de turismos subieron un 34,4%, lo que hace que el acumulado anual de ventas registre por primera vez un signo positivo con una tímida subida del 1,1% respecto a 2012. En octubre se matricularon 60.301 turismos frente a los 44.873 de octubre del año pasado. La cifra es positiva, pero no se puede obviar que la patronal reconoce que prácticamente todas las ventas se efectúan utilizando ayudas públicas gracias al plan PIVE. Precisamente en octubre muchos consumidores precipitaron su decisión de comprar al pensar que se acababa el plan, aunque Montoro anunció su prórroga hace escasas semanas.
Este indicador es el más alentador de los que se conocieron ayer. Los demás tienen lecturas ambivalentes. Así, la Agencia Tributaria dio a conocer su informe sobre ventas y salarios de las grandes empresas en septiembre, que elabora a raíz de las declaraciones de estos grandes grupos.
En el último mes del verano, las ventas de las grandes empresas subieron un 1,2%. Sin embargo, la propia Agencia Tributaria reconoce en su informe que la subida es el resultado de que en septiembre del año pasado entrara en vigor la subida del IVA, lo que tumbó las ventas. En total, en el verano, la caída media de las ventas de este tipo de compañías fue del 2,7%. Algunos sectores siguen registrando caídas en su facturación, como la construcción e incluso las empresas dedicadas a la energía. Pero en el caso de la industria, las empresas del sector se anotan por fin un signo positivo en su negocio, el primero en los doce meses previos.
Pero estas alentadoras cifras no acompañan a las que dibujan la radiografía de las plantillas de estas empresas. El empleo en estos grupos se redujo en un 1,6% en septiembre, una reducción de personal generalizada en todos los sectores, salvo en los servicios profesionales para empresas. En la industria, donde se enmarca también el motor, la caída del empleo fue del 2,7%.
Esta mala perspectiva del empleo puede ser una de las motivaciones que llevan a los consumidores a no tener fe en la anunciada recuperación. La confianza del consumidor bajó 4,5 puntos en octubre en relación al mes anterior, hasta situarse en 65,3 puntos, lo que dio al traste con una racha de ascensos de cuatro meses, según el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que publica el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Este indicador de confianza sigue mucho más alto que en un año antes, pero la esperanza da síntomas de agotamiento. Así, el indicador se compone de dos variables, la que evalúa la confianza en el momento actual y las expectativas de futuro. Ese último punto es el que más ha empeorado respecto al mes anterior. Las peores expectativas obedecen a una desfavorable percepción del futuro de la economía, del empleo y de la situación de los hogares.
Círculo vicioso
Para ahondar en estas preocupaciones de los consumidores, Standard and Poor's, la principal agencia de calificación del crédito, publicó ayer mismo un nuevo informe sobre el sector inmobiliario en España en el que augura que la caída de los precios continuará hasta 2016. Aunque el ajuste en el ladrillo es una buena noticia para sanear la economía y normalizar el sector, la actividad no empezará a remontar realmente hasta que se frene la caída del parque inmobiliario. La correlación entre créditos morosos y caída del precio de la vivienda es muy alta, en tanto que muchos promotores entran en concurso de acreedores al no poder recuperar sus construcciones o sacarles rédito. El crédito difícilmente fluirá hasta que no se pare la caída de los precios y los bancos puedan volver a hacer tabla rasa en la concesión de préstamos e hipotecas. Y como un pez que se muerde la cola, el ladrillo a duras penas remontará el vuelo si no se recupera el empleo y el poder adquisitivo.
Para bien o para mal, sin crédito la economía no termina de activarse. Ayer también trascendieron los datos de crédito en manos de las familias, que han vuelto a reducirse hasta niveles que no se habían conocido desde el inicio de la crisis. La deuda de los hogares bajó en un 4,5% respecto al mismo poder que el año anterior. De nuevo, a priori, una buena noticia, pero también un síntoma de que nada se mueve. Si hay dinero, se utiliza para amortizar deuda. Ni se sueña con pedir una hipoteca ni comprar un coche. Al final, el consumo se reduce al grupo de privilegiados que pueden consumir al contado.
Es el tercer mes seguido en el que este indicador se contrae, lo que manifiesta la tremenda atonía en la que viven las familias a la hora de consumir. También se reduce el crédito que logran captar las empresas, que cayó un 6% respecto al año anterior.
Y en toda esta ensalada de datos, un aliño que chirría. Un dato récord. Según los datos de Bolsas y Mercados, la empresa que gestiona los parques de renta variable, octubre fue un mes récord desde hace dos años en negociación de acciones en la bolsa. Esto significa que la liquidez está entrando de nuevo a España pero para especular en los títulos que cotizan en bolsa. El pasado mes se negociaron hasta 91.468 millones de euros en acciones, un 30% más que en septiembre.
El número de transacciones sí que marcó un registro histórico de todos los tiempos, con 6,4 millones de negociaciones. Esto implica que la volatilidad y la especulación en la bolsa están en máximos, con millones de órdenes cruzadas de compra venta.