Intermediarios oportunistas utilizan 'bots' para vender horas de trabajo a repartidores de Glovo y Amazon
Como tantas personas que vieron desaparecer sus ingresos de la noche a la mañana, Luis (nombre ficticio) empezó a repartir en Glovo al decretarse el estado de alarma. “Para sufragar gastos fijos, porque la ayuda del Gobierno no era suficiente”, cuenta. “Como yo, muchos autónomos aprovecharon que pagaban la cuota para tener ingresos mínimos, saliendo a repartir y poniendo en riesgo su salud”.
Al cabo de unas semanas, Luis se topó con un problema clásico: era imposible coger horas. Las plataformas como Glovo muestran sus horas disponibles en la 'app' y los trabajadores deben estar atentos para apuntarse. Y no siempre hay para todos. En la práctica, es un sistema estresante: puedes no estar repartiendo, pero siempre necesitas prestar atención al móvil.
Luis preguntó por soluciones. “Algunos 'riders' me comentaron que se podían comprar horas”, añade. “Hay un foro en Facebook donde la gente se publicita y las vende”. Hasta la fecha, la empresa ha reconocido que tiene un problema con el alquiler o cesión de cuentas, una práctica habitual entre personas sin papeles. El mensajero de Glovo que falleció el año pasado en Barcelona respondía a este perfil: no estaba registrado y repartía con la cuenta de un tercero.
Pero la venta de horas es un fenómeno distinto, algo más novedoso. Se trata de 'bots' que cazan las horas de forma automática por ti. El repartidor paga por acceder al 'bot' —a partir de 25 euros semanales— y este coge las horas muy rápidamente, según aparecen en pantalla. No es exclusivo de Glovo: está sucediendo en todas las 'apps' de reparto, en España y en el resto del mundo. Su uso se ha popularizado con la pandemia, aprovechando la desesperación de quienes se han apuntado a repartir.
En el siguiente vídeo puedes ver a un repartidor de Instacart (un Glovo americano) denunciando que los 'bots' les roban horas y mostrando el comportamiento de la 'app'. “Mucha gente se ha quejado de que la 'app' está hackeada. Salen las horas y antes de que puedan leerlas ya han desaparecido. ¡Magia!”.
En los foros de Glovo, Uber Eats y Deliveroo en España se promociona una aplicación llamada Masacre.io, conocida entre repartidores, bajo el eslogan “el mejor sistema indetectable del mercado”. Los anuncios llevan un número de móvil, al que contactas por Whatsapp y te da las instrucciones. “Nuestro sistema de captura de horas automático consiste en que el sistema cazará las horas sueltas que vayan saliendo cada día”, dice el mensaje. “Nuestro sistema NO asigna horas ni garantizamos horas. Es una herramienta que te ayudará a aumentar las horas de trabajo, pero sin ser ilegal”. Permite un período de prueba de tres días. A partir de entonces, cobran 25 euros semanales. Un repartidor cobra de media 5 euros por pedido.
“Esto, sumado a los gastos de gestoría y que muchos, muchísimos alquilan sus cuentas a gente que no está regularizada y que no tienen cuenta de autónomo, está convirtiendo trabajar en Glovo en una auténtica estafa”, considera Luis. El repartidor compartió con la empresa pruebas de que terceros vendían horas y desde Glovo respondieron con un mensaje automático, comentando “que las horas disponibles vienen únicamente determinadas por la demanda de los usuarios” e invitándole a estar atento para cogerlas.
“Parece que no muestran interés por la situación. Ellos tienen lo que necesitan, que la gente salga a repartir y los pedidos lleguen a casa. El cómo no importa”, añade.
En un comunicado enviado a este periódico, Glovo asegura que “estas prácticas irregulares son minoritarias” y las vincula con el “uso irregular por parte de algunos repartidores, que realizan la cesión de cuentas a terceras personas”. No con los 'bots'. “Realizamos controles regulares de las distintas operaciones. Ese control incluye aspectos de la operativa diaria de los repartidores, como la asignación de las horas a través de la aplicación. Se aplican para evitar cualquier tipo de fraude”. Añaden que han definido “un protocolo de seguridad de las cuentas que, entre otras cosas, nos permite verificar la identidad del repartidor con la cuenta asociada”.
Pero ya hemos visto que el problema no es exactamente la identidad de quién coge las horas, sino que hay terceras personas o empresas cobrando a los trabajadores por automatizar este proceso.
Masacre.io cambió de nombre hace poco. Ahora se llama Fenice.io. Para acceder te dan un enlace, seleccionas qué servicios usas (Amazon Flex, Lyft, GrubHub, DoorDash, Deliveroo, Glovo, Deliveroo...) y, a partir de ahí, metes tus credenciales y preferencias: en qué horas quieres trabajar, cuántas horas por franja, etc. La aplicación cazará por ti los bloques disponibles que se ajusten, antes de que otros puedan.
“Los 'bots' ilegales cogen las horas antes de que aparezcan en pantalla. Utilizan la API de las apps. No redistribuyen las horas entre repartidores, porque no pueden: cada bloque de horas va unido a una cuenta”, explican a eldiario.es Remi M. y Adrien C., fundadores de Flexomatic, otra aplicación para cazar horas. Remi y Adrien son franceses y programaron Flexomatic estando en Boston, después de haber probado a repartir con Amazon Flex y descubrir la tremenda competencia para coger horas que había. La lanzaron a finales de 2019 y aseguran tener más de mil clientes de pago. ¿El precio? A partir de 60 dólares al mes, si te comprometes a estar un año. También puedes pagar en forma de bonos: 10 dólares por dos bloques de horas, 15 dólares por cinco, etc.
Su sistema, indican, es diferente. Y, en principio, legal. No se meten en la aplicación de Amazon Flex. “Solo usamos la API de los teléfonos Android, que permite simular ciertos movimientos en el teléfono. Usamos eso para refrescar, leer la pantalla y seleccionar bloques. Solo 'jugamos' con tu teléfono. Y no seleccionamos todos los bloques, porque sería injusto”.
Este sistema se parece al de los 'clickers' mecánicos: máquinas que sitúas sobre la pantalla como si fueran dedos. Van refrescando y seleccionando los bloques que aparecen.
Amazon tiene una postura clara sobre los 'bots'. “El uso de herramientas externas para aceptar bloques genera una ventaja injusta, va en contra de nuestras políticas y puede tener como consecuencia la salida del programa Amazon Flex”, explican desde la empresa. Por lo que cuentan algunos repartidores, Amazon ha bloqueado ya algunos. Pero siguen naciendo.
“Ellos mismos te dicen que como uses trampas, estás fuera”, dice Susana (nombre ficticio), repartidora. “Algunos compañeros los han usado. Pillaban horas, sí, aunque tampoco muchas: si normalmente pillaban tres bloques, con esto pillaban cuatro o cinco. Pero claro, te cobran. Y si encima Amazon te va a eliminar... En Amazon aparecen y desaparecen los bloques en un segundo. Hay que acabar con ellos y que los que lo hacemos legal podamos coger más horas, porque no veas el curro que lleva”.
La postura de herramientas como Flexomatic es justo la contraria: su intermediación, de pago, ayuda a luchar contra la competencia entre repartidores que impone Amazon. “¿Cuál es su postura? Quieren pagar lo mínimo. Si trocean el trabajo, pueden pagar menos. Pero no pueden pedirnos que paremos el negocio, porque legalmente lo hacemos todo bien”.
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