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La red social de las cooperativas

Trabajadoras de Koopera en una de las tiendas de consumo sostenible que tiene la red. /Koopera

María Muñoz

Una experiencia de 23 años que ahora se pone al servicio de otros. Es el último proyecto de Koopera, una red de cooperativas sin ánimo de lucro, implantadas sobre todo en Euskadi, que promueve la inserción sociolaboral de personas en riesgo de exclusión social, la reutilización y el reciclaje y el consumo sostenible a través de una red de tiendas de productos recuperados “para todos los bolsillos”. Por ello, ahora “ofrecen el conocimiento de lo que hacen para creer empleo y oportunidades laborales en el sector de la reutilización de los residuos domésticos”, como señala Terese Heras, técnica de medioambiente y comunicación de esta red social, por formar parte de la economía social.

El proyecto, que lleva por nombre Red Koopera: genera empleo con la prevención de residuos, ha sido uno de los 36 seleccionados para la creación de empleos verdes de un programa puesto en marcha por la Fundación Biodiversidad, dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y el departamento de Empleo y Seguridad Social. Y a través de él se formarán 128 trabajadores menores de 30 años que ya forman parte de alguna empresa de inserción social de La Rioja, Baleares, Asturias, Cantabria, País Vasco y Cataluña. “El objetivo de estos cursos formativos es aprender a valorar de una manera eficiente los residuos para aprovecharlos más, como recursos que generan empleo social, y mejorar el índice de reutilización”, explica Heras.

En Koopera, una entidad de la economía social y solidaria participada por Cáritas, tienen mucha experiencia que transmitir. En sus más de dos décadas de trabajo han generado más de 260 empleos, la mayoría dedicados a personas en riesgo de exclusión social y cuentan con una planta propia de reutilización y reciclaje. Además, tienen una red de 16 tiendas, la mayoría en el País Vasco, aunque también cuentan con un local en Santander y recientemente han abierto dos en Gijón y Oviedo, donde están a la venta todos esos productos reutilizados. Heras subraya que son una entidad que siempre trabaja “de la mano de los Ayuntamientos”. Así, por ejemplo, las personas en riesgo de exclusión con las trabajan llegan a través de los servicios sociales y la recogida de residuos domésticos, ya sea ropa, o electrodomésticos se hace a través de puntos limpios municipales y contenedores colocados “de acuerdo con las administraciones locales”.

Inserción sociolaboral

Los perfiles de las personas que se incorporan a las empresas de inserción social es muy variado y forman desde personas paradas de larga duración, perceptores de rentas básicas, mujeres con cargas familiares, a jóvenes sin cualificación, personas migrantes o las que ha estado privadas de libertad. Todas ellas reciben formación y cualificación en algunos de las actividades realizadas por Koopera, como puede ser el tratamiento de textiles, la reparación de aparatos electrónicos o actividades de clasificación o de atención en comercios. “El objetivo es que a los tres años puedan incorporarse al mercado laboral ordinario”, explican.

La segunda pata de la red es la reutilización y reciclaje, y, como indica la técnica de medioambiente, “primero reactivamos y luego reciclamos”. Es decir, bajo la premisa de que no acabe nada en el vertedero, el primero objetivo de Koopera es recuperar todo lo que sea posible. “Es un proceso más económico que el reciclaje, que implica desmontar las piezas y reconvertirlas en otras para poder volver a usarse”, explica Heras. Cuando algo es imposible de “reactivar”, entonces es cuando se recicla. Los objetos recuperados van desde ropa y calzado, hasta aparatos eléctricos y electrodomésticos, juguetes e incluso libros. Como señalan en su página web, “los juguetes divierten igual aunque no vengan en caja”. Explican que un peluche “recuperado” supone un ahorro medioambiental equivalente a las emisiones de un coche durante casi medio kilómetro.

El tercer ciclo de la red son sus locales de venta, donde “todas las personas son bienvenidas, tengan o no dinero”, afirma Heras, quien explica que tiendas están pensados para los que pueden comprarse lo que quieran o para quienes no tengan medios económicos y que así puedan ser ellos mismos los que seleccionen las prendas, objetos o aparatos que necesiten.

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