Cinco paradores para lograr la desconexión total en plena naturaleza
Acudir a un spa buscando desconectar es una de las mejores experiencias que nos podemos regalar a nosotros mismos. Aunque hay una forma de mejorarla aún más: añadir la visión de algunos de los mejores paisajes de la geografía española. De esta forma, la relajación llega al cuerpo y a la mente y solo hay una cosa en la que centrarse: disfrutar. Por eso, aquí van cinco Paradores inigualables en los que naturaleza y bienestar se dan la mano para asegurar una estancia sostenible y sencillamente perfecta.
Parador de Cruz de Tejeda, Las Palmas
Algunos entornos naturales permiten subir al cielo, caminar por las laderas de un cráter y dormir sobre las nubes. Esto sucede en Tejeda, bellísimo pueblo de casas de arquitectura tradicional canaria, con fachadas blancas y balcones de madera, situado en las faldas de un cráter repleto de pinares. En su punto más alto está la Cruz de Tejeda, hogar de una de las mejores vistas de Gran Canaria, protagonizadas por Risco Caído y las Montañas Sagradas, así como el Roque Nublo, símbolo de la isla.
Allí, a 1.560 metros de altitud, se levanta el Parador de Cruz de Tejeda que hace honor al impresionante paisaje tanto desde sus terrazas como desde la parte exterior del circuito hidrotermal. Porque este spa está pensado para relajar el cuerpo mientras la mente se pierde en el mar de nubes que se extiende en el horizonte. En el interior está la piscina de chorros y las hamacas de hidromasaje y fuera, la piscina y el jacuzzi. Además cuenta con otros servicios como baño turco, de burbujas, ducha escocesa bitérmica, sauna y un excelente catálogo de tratamientos personalizados.
Parador de Corias, Asturias
Corias es un viaje en el tiempo repleto de hórreos y paneras, puentes romanos, hermosas lagunas y extensos hayedos y robledales. Muy cerca se encuentra el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias que cobija uno de los robledales más extensos de Europa, el bosque de Muniellos, así como un buen número de lagunas y turberas que reivindican la importancia del agua en la zona.
Aunque si hay un lugar que destaque en este concejo es el Monasterio de San Juan Bautista, convertido en el Parador de Corias, declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional y conocido como El Escorial asturiano. No en vano, sus sótanos atesoran los restos arqueológicos de la primera construcción del siglo XI y, como peculiaridad, es el único parador en el que los clientes comparten espacio con los antiguos inquilinos, los dominicos residentes en Corias desde hace 150 años.
Así pues, el retiro espiritual está asegurado mientras que del reposo corporal se encarga el spa, la piscina climatizada, la sauna o el baño turco. Unas impresionantes instalaciones que, al igual que en el entorno que las rodean, conjugan el poder del agua con un ambiente perfecto para la relajación.
Parador de Santo Estevo, Ourense
Entre los valles del Sil y el Miño aguarda la Ribeira Sacra, uno de los enclaves naturales más bellos de España. Concretamente, el cañón del Sil con su profunda garganta de roca en cuyas escarpadas pendientes —algunas de hasta casi quinientos metros— se cultiva una uva que con su excelente calidad, agradece la belleza de su entorno.
Aquí los monjes encontraron un lugar de recogimiento en el que es ahora el Parador de Santo Estevo. Este monasterio, considerado uno de los mejor conservados de toda Galicia, cuenta con tres claustros en estilos románico, gótico y renacentista y una fachada barroca de 1736. Entre sus numerosos atractivos está el cuidado contraste que ofrece el edificio histórico y la decoración vanguardista del interior. En esa misma línea, las que fueron celdas de los monjes se han reconvertido en habitaciones para los huéspedes —todas ellas, 100% libres de plásticos de un solo uso, fruto del fuerte compromiso de Paradores, en todos sus alojamientos, con la sostenibilidad—y el spa está instalado en las antiguas bodegas. No falta ni el jacuzzi en el exterior con unas impresionantes vistas al bosque que rodea al parador.
Parador de Vielha, Lleida
Vielha, capital del Val d’Aran, nació en la confluencia de los ríos Garona y Negro. Guarda la ermita de Santa María de Mijaran, un templo románico del s. XII, así como la iglesia de San Miguel, construida entre los siglos XII y XIII. Aunque el verdadero patrimonio de Vielha es su entorno; rodeada de picos que superan los 2.000 metros y muy cerca de las pistas de esquí de Baqueira-Beret, perderse entre sus sendas implica encontrar cascadas, lagos y preciosos bosques.
Situado en una colina en la entrada de Vielha, se alza el Parador de Vielha, que evoca las típicas construcciones aranesas con sus inclinados tejados de pizarra negra. Sus increíbles vistas a los Pirineos se perciben especialmente desde su completo spa, que cuenta con un pasillo acuático para prolongar sus instalaciones hacia el exterior, donde también hay un jacuzzi, perfecto para disfrutar de un baño al aire libre incluso en pleno invierno.
Parador de La Granja, Segovia
Si hay un lugar en el que naturaleza y bienestar se dan la mano, ese es el Parador de La Granja. Por algo fue el lugar predilecto para la monarquía española. El Real Sitio de La Granja de San Ildefonso, declarado conjunto Histórico Monumental, ofrece un entorno inigualable enmarcado además en la bellísima Sierra de Guadarrama.
Su spa hace honor a su pasado regio ofreciendo cuidados tratamientos personalizados sin olvidar un circuito hidrotermal con piscina de chorros, cascada, ducha de sensaciones, fuente de hielo, sauna finlandesa o terma. Un auténtico placer a solo una hora de Madrid.