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Una ‘UCI sin paredes’ para reducir la mortalidad

Un grupo de médicos, junto a la camilla de un paciente.

Marta Gastón

La Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) probablemente sea una de las áreas del hospital, junto con Urgencias, que más protagonismo goza en la ficción médica. Los criterios para que un paciente ingrese en ella en cualquier film o serie son claros: que sufra un cuadro de salud grave y que requiera de una atención sanitaria especializada.

En la vida real, sin embargo, las situaciones por las que un paciente puede entrar en la UCI no siempre se presentan de forma tan cristalina. Aunque cualquier centro hospitalario cuenta con un protocolo que establece cuándo y cómo una persona debe incorporarse, trasladarse o marcharse de este servicio, es relativamente frecuente que se retrase el inicio o la finalización de los citados cuidados, generando los consiguientes perjuicios: un posible problema de salud para el paciente en el primer caso, y consumo excesivo de recursos, en el segundo.

Para minimizar lo máximo posible ambas situaciones, el Hospital Universitario Infanta Elena, integrado en la red sanitaria pública madrileña, puso en marcha principios de este año el proyecto ‘UCI sin paredes’, un novedoso sistema de alerta para coordinar de forma más óptima el proceso de ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos. “Se trata de un sistema de alerta temprana, que nos facilita identificar precozmente a los pacientes de riesgo fuera de UCI, independientemente de su lugar de hospitalización, y anticiparnos a su empeoramiento crítico, evitando el ingreso tardío en Cuidados Intensivos”, explica la Dra. Mª Carmen García Torrejón, jefa de Servicio de Medicina Intensiva (UCI) y Unidad Coronaria del hospital.

La iniciativa, implementada en forma de estudio piloto los pasados meses de febrero - marzo, e instaurada a pleno rendimiento desde finales de abril, se aplica a los enfermos ingresados en planta de hospitalización del centro, y permite reconocer de forma precoz a aquellos que tienen un riesgo importante de deterioro clínico. De esta forma, pueden ser valorados de forma inmediata por un equipo médico de intensivos, quien determinará su ingreso (o no) en la UCI.

Para ello, tal y como detalla la especialista García Torrejón, el Equipo Médico de Respuesta Extra-UCI encargado de identificar a los pacientes de riesgo fuera de la Unidad de Cuidados Intensivos, emplea una herramienta informática propia, consistente en un sistema de alerta que incluye tanto datos analíticos de ámbito hospitalario, como datos de monitorización a distancia que informan de la situación clínica de los pacientes.

Esto permite no sólo ingresar precozmente en la UCI a los pacientes que lo precisen -principalmente los post-quirúrgicos y procedentes de Medicina Interna-, destinando así los cuidados necesarios para ello, sino que también posibilita identificar a quienes no cumplan con los requisitos para este traslado (sobre todo pacientes en situación clínica terminal). Otra ventaja adicional del programa es que facilita la detección de los llamados “pacientes frágiles”, es decir aquellos enfermos que han sido dados de alta recientemente de la Unidad de Cuidados Intensivos, optimizando su seguimiento post-UCI en planta de Hospitalización por parte de un equipo multidisciplinar (médico de UCI y su especialista responsable).

Una comunicación más fluida

Como su propio nombre indica, ‘UCI sin paredes’ busca derribar, metafóricamente, los muros de las unidades de cuidados intensivos, áreas tradicionalmente aisladas del resto del hospital. La idea es sencilla, pero efectiva: incrementar la colaboración entre los diferentes servicios y profesionales, aumentando el fujo comunicativo y el trabajo multidisciplinar para, a su vez, mejorar la atención al paciente.

Un esfuerzo de coordinación que está teniendo muy buena aceptación y valoración entre los los profesionales implicados y que, según datos de la Dra. García Torrejón, está permitiendo la identificación de entre cinco a diez pacientes diarios susceptibles de entrar en la citada unidad médica.

“Favorece, además, el curso clínico y el pronóstico de la enfermedad del paciente mediante una atención clínica más anticipada en aquellos enfermos en situación de riesgo, y enfatiza la actividad asistencial que se ofrece en el hospital dirigida a la detección precoz del paciente grave”, añade la doctora.

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