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La vigilia del poder

El ex diputado de Podemos, Obed Santos

José L. Aroca

Silencio en público, conversaciones en privado. Reuniones, llamadas, correos, mensajes. Sigue cociéndose, a fuego cada vez más vivo, el destino de buena parte de las corporaciones municipales y entre ellas las más importantes de la región, con vistas a la jornada del próximo sábado 15 de junio, en que se constituyen los ayuntamientos y se eligen alcaldes.

Los movimientos públicos, o voluntariamente publicados, son pocos y prudentes. Poco más de lo que ya se sabía. Ciudadanos no votará en Almendralejo al imputado y saliente alcalde del PP, José García Lobato. PSOE, Luis Salaya, busca un acuerdo, y no podía ser de otra manera, con Ciudadanos en Cáceres, mientras en la misma ciudad Rafael Mateos (PP) se abraza a un Vox escaldado tras los bofetones imprevistos del 28 de abril y 26 de mayo, una vez que habían hecho volar campanas en diciembre en Andalucía.

Ciudadanos hace ascos públicamente de Vox, aunque también lo hacían en Andalucía donde se ponían la venda mientras su socio, PP, pactaba con la extrema derecha cosas que luego llevaba a la mesa negociadora con los teóricos centristas.

Ricardo Cabezas busca en Badajoz el acuerdo con Ciudadanos, mientras Francisco Fragoso se mira al espejo y se ve de nuevo alcalde; cuidado con los asesores aduladores, o cobardes, cuidado también con los espejos que te responden siempre lo que tú quieres escuchar cuando les preguntas quién es el más guapo para alcalde, quién es alcalde ‘natural’ por excelencia, por derecho casi divino.

Podemos se mira adentro mientras es objeto de muchas miradas externas porque sí es cierto, al margen de algunos méritos propios, que ese partido es con diferencia el más escrutado por la prensa, por los analistas, de forma a veces muy cruel aunque hay que reconocer que está dando, involuntariamente, mucho juego. Erika Cadenas, que desde que es secretaria local del partido en Badajoz no lo ha tenido nada fácil, y ha pagado platos rotos del pasado, afirma con toda dignidad, la misma y plausible con la que ofreció hacerse a un lado, que no puede apoyar el pacto de Cabezas con Ciudadanos pero sí está dispuesta a hablar de políticas y colaborar en las que merezcan la pena.

Los socialistas, muy experimentados y con muchas cicatrices en el cuerpo, guardan escrupuloso silencio en estos días decisivos. Aquí se lo pueden permitir, porque a Pedro Sánchez le ha salido uno de esos grandes dilemas que hace a la política merecedora de una de las definiciones que la describen: es el arte de optar entre inconvenientes. ¿Perder Navarra, o perder al PNV para su propia investidura?.  Aquí la única penitencia hasta ahora conocida es la de Jerez de los Caballeros, donde la asamblea local de Podemos decidió hace tiempo no apoyar a la candidata socialista, e inmediatamente mucha gente lo tradujo, sin necesidad, en un voto a la del PP.

Otras cosas han sido menos esperadas, por ejemplo el portazo de Obed Santos, ex diputado autonómico de Podemos, al partido, desaparecido el personaje tras una estela en la que sobresale un dedo acusador sobre Álvaro Jaén que habla de acosos, ansiedades, problemas de salud, ninguneo y otras yerbas de la política y el poder. Un portazo que nos ha permitido conocer que un destacado militante como él, Santos, miembro del sector Anticapitalistas, iba, sin que nadie lo advirtiera, de candidato a concejal por otro partido, Extremeños, en Cordobilla de Lácara, su pueblo, en el número tres de la lista.

Aún más sorprendente, al conocerse el resultado de las elecciones en Cordobilla, es que Extremeños confía en que la Junta Electoral a la que han reclamado, o Ciudadanos, les dé la alcaldía frente al PSOE.

La secretaria regional del partido, Lorena Rodríguez, plantea además que Ciudadanos les podría dar otras alcaldías. Nada raro, y menos en políticas locales y domésticas que son todo un arcano para el forastero, sino fuera porque Extremeños, a los que podríamos llamar regionalistas de izquierda, han sido socios autonómico de Podemos, que a su vez tiene tachado a Ciudadanos para ir ni a la esquina. Es como si hace años, cuando Coalición Extremeña-Extremeños iban aliados con PSOE en autonómicas y generales, luego llegaran a acuerdos municipales con el PP.

Pocas cosas tan absurdas, empero, que los vetos previos, los prejuicios, y los cordones sanitarios con los que en realidad uno se ahorca en su propia incoherencia e infantilismo. La política real, y ninguna como la municipal, exige cintura, pragmatismo y un solo norte: solucionar los problemas ciudadanos. Así que tiene cabida todo, salvo la cesión a fuerzas antidemocráticas, chapó para Manuel Valls.

 

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