Pekín+20: más que un lema para las mujeres

Muchos elogios para un lema, no tantos para una metodología de trabajo. Este año, Naciones Unidas no ha dejado de cosechar halagos con la elección del título de su campaña mundial, “Empoderando a las Mujeres, Empoderando a la Humanidad: ¡Imagínalo!”, con la que pretendía dar un impulso renovado a la Plataforma de Acción de Pekín. Muchos menos cumplidos se ha llevado al concluir la conferencia anual sobre el estado de la mujer (59 CSW), celebrada este marzo en la sede de la ONU en Nueva York, en la que tuvimos la oportunidad de participar como delegación de la Comisión de la Mujer del Parlamento Europeo.

Este año el encuentro tenía un aliciente extra: la conmemoración del 20 aniversario de la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer y por ende la revisión de la Declaración de Pekín, un texto histórico para materializar los derechos de la mujer. Sin embargo, un evento de tal magnitud, quedó empequeñecido por el escaso papel que se nos dio a los participantes. Y es que, en esta ocasión, la CSW cambió su metodología de trabajo inclusiva por una labor política realizada al margen de la ciudadanía. La Declaración Política Pekín+20, aprobada el primer día de reuniones, es un texto precocinado en un ambiente de secretismo que menosprecia la opinión de la sociedad civil y también del parlamento con el segundo mayor electorado del mundo. La CSW debe preservar su condición de foro de discusión abierto al máximo de grupos de interés, donde las ONG feministas, de derechos humanos y desarrollo sean escuchadas in situ y tenidas en cuenta para poder elaborar una agenda mundial efectiva.

Las críticas al texto llegan tarde, pero han de ser igualmente expresadas. Tras tres días de reuniones con ONU Mujeres, OHCHR, PNUD, y más de 30 representantes de ONG, pudimos concluir que pese a algunos avances innegables en derechos para las mujeres, la Plataforma de Pekín ha cumplido 20 años de incumplimientos. Ningún país en el mundo ha sido capaz de alcanzar la plena igualdad en estas dos décadas y a los incumplidos, hay que añadir los nuevos retos actuales que incluyen el incremento de fundamentalismos, extremismos violentos, mayor número de personas desplazadas, cambio climático, etc. La nueva fecha para lograr la aplicación plena de Pekín, 2030; y la nueva herramienta para su impulso, una Declaración políticamente correcta, que nace ya caduca.

El texto de Pekín+20 es un instrumento obsoleto que se limita a reafirmar los compromisos de hace 20 años cuando hoy en día se necesitan herramientas más efectivas para alcanzar una realidad que debiera estar ya superada: la igualdad plena entre un cincuenta por ciento de la población y el otro cincuenta. Los derechos de las mujeres son derechos humanos, y si es una vergüenza para el mundo que no se respeten, más lo debiera ser para nuestra Europa.