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El marido de Maguette Mbeugou trató de alegar que la mató en defensa propia desde el momento de su detención

El acusado y marido de la víctima asiste a una sesión de su juicio por el asesinato de Maguette Mbeugou

Maialen Ferreira

17 de noviembre de 2021 20:06 h

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En el momento de su detención, Bara Ndiaye, trató “de forma voluntaria y espontánea” de narrar que el asesinato de Maguette Mbeugou se había tratado de un acto en defensa propia, según los policías que lo detuvieron. “Nos dijo que el día anterior sobre las 06.30 se encontraba con sus hijas en una habitación cuando su mujer se abalanzó sobre él con un cuchillo con intención de agredirle, él se tapó de alguna forma, le clavó el cuchillo y la dejó en el suelo”, ha testificado durante el juicio por el asesinato de Mbeugou uno de los ertzainas presentes en la detención del acusado, que tuvo lugar en Mutriku horas después de que la Ertzaintza hallara el cuerpo sin vida de la joven.

El agente ha confirmado que Ndiaye intentó, sin éxito, escapar “descolgándose de la parte de atrás de la casa”. Cuando lo detuvieron y le introdujeron en el vehículo policial los agentes se percataron de que tenía “unos cortes en el cuello”, le preguntaron sobre eso y Ndiaye comenzó a relatar su historia “de forma voluntaria y espontánea” sin que ellos le preguntasen directamente por el asesinato. “No nos dijo ni cómo ni cuántas veces le clavó el cuchillo, pero él entendía que la mujer estaba muerta, que la había dejado muerta ahí”, ha respondido el ertzaina tras las preguntas realizadas por la abogada de la familia de la víctima, Jone Goirizelaia.

Según el agente, las heridas en el cuello de Ndiaye eran “bastante profundas y con sangre seca alrededor”, pero habrá que esperar hasta la próxima sesión del juicio, cuando testifique la policía científica y los peritos, para conocer sus conclusiones acerca de si fue el mismo acusado quien se las provocó o si, por el contrario y como él argumenta en su versión de los hechos, se produjeron durante la escena del crimen. El ertzaina también ha asegurado que, en el momento de su detención solo habló de sus hijas para decir “que las había dejado en el domicilio”. “Nos comentó que la dejó [a Maguette Mbeugou] en el suelo un día entero hasta las 06.00 del día siguiente, cuando se marchó dejando a las hijas en el lugar con la puerta abierta. Posteriormente nos dijo que había tirado los cuchillos a un contenedor y se dirigió a la zona de autobuses de Zabalburu para acudir a Mutriku”, ha señalado.

A lo largo de la sesión de este miércoles del juicio por el asesinato de la joven senegalesa de 25 años que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Bizkaia, han declarado un total de ocho agentes de la Ertzaintza que participaron en la detención de Bara Ndiaye, localizaron al sospechoso a través de las cámaras del Ayuntamiento de Bilbao, custodiaron el contenedor en el que tiró los cuchillos tras el suceso y se encargaron de llevar esos mismos cuchillos a la policía científica.

El agente que visualizó las imágenes de video vigilancia del Ayuntamiento de Bilbao para conocer el recorrido que realizó el sospechoso tras el asesinato y hasta el momento de ser detenido, ha declarado que las únicas imágenes que han logrado recopilar del acusado son unas en las que se le ve en los alrededores de la calle Ollerías Altas de Bilbao sobre las 06.25 del día 25 de septiembre de 2018, un día después de producirse el asesinato. “Vi a una persona de piel negra, camiseta blanca, pantalón y chancletas. Llevaba dos bolsas reutilizables y se le ve pasar”, ha indicado el agente, que ha asegurado que en ese momento “no pasaba nadie más por ese tramo” y que las imágenes no llegaron a detectar a Bara Ndiaye tirando las bolsas a los contenedores de basura.

Según testificó el propio Ndiaye, en el interrogatorio que tuvo lugar el lunes, el acusado guardó su ropa ensangrentada y cinco cuchillos, también con restos de sangre, en dos bolsas diferentes y se marchó de casa, dejando a las menores allí. Después, tiró las bolsas en dos contenedores diferentes, uno ubicado en Santutxu y el otro en Atxuri, a una distancia considerable el uno del otro y se marchó en autobús hasta Mutriku, donde tenía amigos de su barrio de Senegal. Para ello tomó dos autobuses diferentes, uno de Bilbao a Ondarroa y otro de Ondarroa hasta Mutriku.

Médicos forenses y policía científica, los próximos en declarar

Durante la sesiones del juicio que tendrán lugar este jueves y viernes declararán en calidad de testigos médicos forenses, psicólogos, psicoterapeutas y miembros de la policía científica. El jurado popular dará a conocer su veredicto el próximo martes, 23 de noviembre, pero antes escuchará, además de las declaraciones de los testigos y las pruebas aportadas, la grabación de una sesión de la hija mayor del matrimonio, que actualmente tiene 7 años de edad, con su psicólogo para conocer en qué estado se encuentra la niña tras el suceso. En la sesión celebrada este martes, la educadora social que le atendió después del asesinato de su madre declaró que ambas fueron testigos del crimen y que la mayor, que en aquel momento tenía cuatro años de edad, le dijo en varias ocasiones frases como “mi papá ha cortado el cuello a mi mamá con un cuchillo” haciendo un gesto con el dedo para describir la forma en la que Mbeugou fue asesinada. Sobre la pequeña, que en el momento de los hechos tenía dos años, indicó que a pesar de que supiera hablar no se expresaba. “No he visto nada igual en mis 15 años de experiencia”, lamentó la educadora.

La noche del 24 de septiembre de 2018, el acusado asestó, según la autopsia, 83 cuchilladas y degolló a la joven en su domicilio de Bilbao y en presencia de sus hijas de 2 y 4 años, a las que después dejó durante más de un día solas con el cadáver de su madre. A pesar de las pruebas objetivas, desde el primer momento de su detención y también durante el interrogatorio que protagonizó el lunes, Bara Ndiaye ha aceptado que él fue quien la mató, pero ha intentado hacer creer al jurado que fue en defensa propia y que fue la misma Maguette Mbeugou la que trató de atacarle con un cuchillo, versión que no se sostiene en la declaración de ninguna de las personas que han testificado hasta el momento.

La Físcalía solicita para el acusado 25 años de prisión por asesinato y una indemnización de 150.000 euros para cada menor. La pena más alta la solicita una de las acusaciones particulares, ejercida por la abogada Jone Goirizelaia en representación del hermano de la víctima, que solicita -además de los 25 años de prisión por asesinato- ocho años más por abandono de las menores (cuatro por cada niña) y tres años por maltrato continuado. Lo hace, además, con los agravantes de parentesco y de género. La otra acusación particular la ejerce la Diputación de Bizkaia por ser la tutora legal de las menores, que solicita una pena de 15 años por homicidio, ocho años por abandono de las menores y tres más por maltrato continuado.

El Ayuntamiento de Bilbao ejerce la acusación popular y solicita para el acusado 25 años por asesinato con alevosía y ensañamiento, ocho por abandono, ocho por daños mentales a las menores y 3 años por maltrato continuado. Además, también exige el agravante de parentesco y género. Mientras que la defensa, por su parte, pide ocho años de cárcel para el acusado por un homicidio, que según ha argumentado la abogada de oficio que lleva la defensa del acusado, Pilar López, fue en defensa propia.

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