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Los testigos desmontan la “defensa propia” alegada por el asesino de Maguette Mbeugou

Juicio por el asesinato de Maguette Mbeugou.

Maialen Ferreira

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Tanto la trabajadora social como la doctora que atendieron a Maguette Mbeugou cuando denunció maltrato meses antes de ser asesinada han confirmado la existencia de esa violencia y que el responsable era su marido, Bara Ndiaye, que estos días se sienta en el banquillo de los acusados por haber asestado 83 puñaladas y degollar a la joven. Mientras, la educadora social que estuvo con las dos niñas de la pareja tras el suceso ha revelado que fueron testigos del crimen. La mayor, de cuatro años, les dijo en varias ocasiones: “Mi papá ha cortado el cuello a mi mamá con un cuchillo”.

Así lo han detallado este martes en la sesión del juicio por el asesinato de la joven senegalesa de 25 años que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Bizkaia durante esta semana y que finalizará el próximo martes 23, cuando un jurado popular emitirá el veredicto. A lo largo de la sesión han declarado en calidad de testigos los ertzainas que atendieron el caso, así como la trabajadora social del Ayuntamiento de Bilbao que atendió a la víctima, su médica de cabecera y la educadora social de la Diputación de Bizkaia que se encargó de las niñas después de que su madre fuera asesinada y la custodia pasase a dicha institución.

Maguette Mbeugou denunció que sufría por parte de su pareja meses antes de ser asesinada. A raíz de su denuncia, fue trasladada a un recurso para víctimas de violencia de género, donde vivió una temporada con las niñas hasta que decidió volver a la casa. La jueza de violencia contra la mujer que se encargó del caso denegó la orden de alejamiento que solicitaba. Tras un juicio celebrado en diciembre de 2017, otra magistrada absolvió al acusado del delito de amenazas de muerte “por falta de prueba suficiente” que acreditara las amenazas continuadas en el ámbito familiar. Meses más tarde se produciría el asesinato de Mbeugou en su domicilio que ahora el acusado y su defensa pretenden rebajar a un acto en defensa propia.

A pesar de que el acusado fuera absuelto en aquel juicio y que durante la sesión celebrada este lunes asegurara que su relación con su mujer “era tranquila” la trabajadora social que atendió a Maguette Mbeugou meses antes del asesinato ha confirmado en su declaración que la joven sufría control y malos tratos por parte de su marido. “Sin ninguna duda estaba sometida y tenía miedo”, ha apuntado tras añadir que la víctima le contó que su marido le propinaba patadas y bofetones y en alguna ocasión le había amenazado de muerte asegurándole que le decía frases como “o me mato yo o te mato a ti”. Además, ha señalado que “claramente” quería divorciarse de él puesto que el 20 de septiembre de 2018, cuatro días antes de su muerte, presentó el certificado literal de matrimonio, requerido para iniciar los trámites de la separación. La doctora que atendió a Maguette Mbeugou tras su denuncia por malos tratos también ha testificado asegurando que “le trataba mal” y que ella le había dicho en varias ocasiones que quería marcharse de su casa.

“Mi papá ha cortado el cuello a mi mamá con un cuchillo”

Durante el interrogatorio, el acusado, Bara Ndiaye, trató de hacer creer al jurado que las menores no estuvieron presentes durante el asesinato de su madre y alegó que estaban en otra habitación en el momento en el que ocurrieron los hechos. “No se dieron cuenta de nada porque jugaban con el móvil”, indicó. No obstante, la declaración aportada por la educadora social de la Diputación de Bizkaia que se hizo cargo de las niñas tras el suceso ha tumbado sus palabras. “Tanto la mayor como la pequeña lloraban todas las noches y llamaban a su madre”, ha detallado. Sobre la mayor, que en el momento de los hechos contaba con cuatro años de edad –ahora tiene siete- ha asegurado que decía que su madre “estaba muy malita” que “estaba llena de tomate y había que llevarla al médico para que le pusieran tiritas” y que hacía el gesto con el dedo diciendo “mi papá ha cortado el cuello a mi mamá con un cuchillo”, haciendo referencia a la forma en la que Mbeugou fue asesinada. Sobre la pequeña, ha indicado que a pesar de que supiera hablar, ya que tenía dos años, no se expresaba. “No he visto nada igual en mis 15 años de experiencia”, ha lamentado la educadora.

Durante la sesión también han declarado los ertzainas encargados de la instrucción de la investigación, los agentes que entraron a la casa aquel día y uno de los que detuvo al acusado. El ertzaina que encontró el cuerpo de la víctima ha señalado que “tenía los ojos abiertos y un claro corte que iba por todo el cuello”. Además, han confirmado que si bien en un principio cuando es detenido Bara Ndiaye se mostró colaborador, durante el interrogatorio fue “frío” y “ausente” y se negó a contestar preguntas.

La noche del 24 de septiembre de 2018, el acusado asestó, según la autopsia, 83 cuchilladas y degolló a la joven en su domicilio de Bilbao y en presencia de sus hijas de 2 y 4 años, a las que después dejó durante más de un día solas con el cadáver de su madre. A pesar de las pruebas objetivas, durante el interrogatorio que ha protagonizado este lunes ha aceptado que él fue quien lo hizo, pero ha intentado hacer creer al jurado que fue en defensa propia y que fue la misma Maguette Mbeugou la que trató de atacarle con un cuchillo.

La Físcalía solicita para el acusado 25 años de prisión por asesinato y una indemnización de 150.000 euros para cada menor. La pena más alta la solicita una de las acusaciones particulares, ejercida por la abogada Jone Goirizelaia en representación del hermano de la víctima, que solicita -además de los 25 años de prisión por asesinato- ocho años más por abandono de las menores (cuatro por cada niña) y tres años por maltrato continuado. Lo hace, además, con los agravantes de parentesco y de género. La otra acusación particular la ejerce la Diputación de Bizkaia por ser la tutora legal de las menores, que solicita una pena de 15 años por homicidio, ocho años por abandono de las menores y tres más por maltrato continuado.

El Ayuntamiento de Bilbao ejerce la acusación popular y solicita para el acusado 25 años por asesinato con alevosía y ensañamiento, ocho por abandono, ocho por daños mentales a las menores y 3 años por maltrato continuado. Además, también exige el agravante de parentesco y género. Mientras que la defensa, por su parte, pide ocho años de cárcel para el acusado por un homicidio, que según ha argumentado, fue en defensa propia.

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