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La adaptación de “Soldados de Salamina” lleva la memoria histórica al cómic

El escritor Javier Cercas (izquierda) y el dibujante Pablo García

Efe / Sergio Andreu

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Cuando a Javier Cercas le plantearon convertir “Soldados de Salamina” en una novela gráfica, el escritor dijo que sí sin pensarlo y sin imaginar que la adaptación de José Pablo García vería la luz la misma semana que moría Rafael Sánchez Ferlosio, el hombre que le reveló la trama de aquella historia.

Una curiosidad y una coincidencia más detrás de la gestación de la novela de Cercas, publicada en 2001, que supuso un punto de inflexión en su carrera como escritor, entonces en horas bajas, y que abrió el camino al “boom” de historias sobre la memoria histórica española, “del que fue uno de los desencadenantes”, afirma el autor.

Porque fue Sánchez Ferlosio quien en una conversación de bar le contó a Cercas la historia de cómo su padre, Rafael Sánchez Mazas, “un oscuro miembro de Falange”, había escapado primero a un fusilamiento poco antes del final de la Guerra Civil, cerca de Francia, y cómo un militar republicano le dejó huir cuando lo tenía a tiro de fusil al toparse con él en el bosque donde se escondía.

Cercas convirtió esa historia, ocurrida 60 años antes, mezcla de realidad, recuerdos y ficción, en una apasionante novela que se iba construyendo por capas y en la que él mismo, el escritor en crisis, era un personaje más junto a su amigo Roberto Bolaño, que le animaba a escribirla.

“A medida que investiga aquel episodio descubre que el pasado es una dimensión del presente sin la cual el presente está mutilado, y además descubre que ahí está el sentido del presente, colectivo y personal, ahí encuentra un sentido para su propia vida”, resume Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) en una entrevista con EFE en Comic Barcelona, donde ha presentado la novela gráfica junto a José Pablo García (Málaga, 1982).

“Soldados de Salamina” fue un éxito inmediato, traducida a numerosas lenguas, y llevada al cine por David Trueba (2003), con Ariadna Gil como protagonista, convertida en la “escritora” de la historia.

“Creo que es la novela contemporánea que más adaptaciones diferentes ha tenido, al cine, al teatro... Le falta el musical y el porno”, bromea el escritor.

Fue el fallecido editor de Random House, Claudio López Lamadrid quien le vino con la idea de llevar “Soldados de Salamina” al cómic.

“Me dijo que conocía a José Pablo, que había hecho adaptaciones gráficas de ensayos de Paul Preston sobre la Guerra Civil, y aunque no soy lector de cómics, le dije que estupendo, pero me desentendí por completo, mi trabajo consistió en no hacer nada”, explica el escritor, que optó por “no tocarle las narices a García, que se encargó del dibujo y del guión.

Interpretación muy fiel

Tan sólo hizo algunas “observaciones sintácticas” del texto, pero en lo demás se mantuvo al margen de la adaptación, que considera muy fiel, aunque sea, insiste, una interpretación.

“No hay literatura sin lector y, si además lo trasladas a un lenguaje distinto, éste no sustituye el libro, lo enriquece”, remarca Cercas satisfecho con la obra que publica Reservoir Books.

Por su parte, a García el proyecto le pareció un “caramelito”, aunque pudiera llevar un poco de veneno por la responsabilidad de acercarse a una novela con tanta fama.

“Es una obra muy visual que combina distintos géneros, biografía, periodismo; es dinámica, permite jugar con la estructura y conecta también con la tradición de autoficción de los últimos años, de títulos como 'Maus' (Art Spiegelman), una obra que se va construyendo a sí misma y en la que el autor es el protagonista”, explica el dibujante.

Además, mientras que Trueba tuvo que amoldarse a los limitados presupuestos del cine español, García ha podido construir una “superproducción” sin moverse de la silla de su estudio, con bombardeos “sin gastar un duro”, escenarios reales y disponer a su antojo con todos los “personajes reales” sin necesidad de molestar.

“Por eso el cómic es un medio que tiene tantas posibilidades para estas adaptaciones de novelas”, defiende el historietista, que ha usado el color de las viñetas como marcador narrativo en los constantes saltos temporales que da la novela, “para que la experiencia del lector sea lo más clara posible”.

García pone el contrapunto humorístico, que sirve para aliviar el tono dramático que arrastra la novela, utilizando el perfil pusilánime con el que Cercas se retrató a sí mismo en el libro, y la relación de “matrimoniadas” que mantiene con Conchi, el personaje de la novia, “una especie de Sancho Panza que le anima a seguir adelante para encontrar al héroe que oculta la historia”.

Reservoir Books tiene previsto seguir con esta línea de adaptaciones al cómic de novelas de su fondo y de momento, informan desde la editorial, parecen avanzadas las versiones de “La ciudad y los perros”, de Mario Vargas Llosa, y de “Todas las almas”, de Javier Marías. 

 

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