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La lucha laboral de Etesa, un ejemplo de solidaridad popular

Algunos de los trabajadores, ante la fábrica

José L. Aroca

Esta noche pasada han cumplido diez días de acampada junto a las naves de la fábrica. Electrotécnica Extremeña (Etesa) es una factoría de alto valor añadido, que fabrica transformadores eléctricos de gran potencia para empresas poderosas como Iberdrola y que podría suministrar también las subestaciones eléctricas para alimentar ese AVE que nunca llega.

Una fuerte inversión de más de 20 millones de euros procedente del País Vasco, donde está la matriz del grupo, y que llegó a Malpartida de Plasencia huyendo de conflictos políticos hace una década graves pero hoy menores en esa parte del norte de España.

La factoría se diseñó para una gran producción con hasta 70 trabajadores aunque nunca llegó a pasar de 50; tras varios expedientes de regulación de empleo, y convulsiones internas del grupo empresarial que ya cerró una planta en Euskadi, Incoesa, ahora son solo 35 empleados en Malpartida según Jairo Uviedo, delegado de CCOO; el grupo mantiene otra planta abierta en el País Vasco, (Oasa), más una tercera en Soria.

Incoesa se cerró y la empresa quiso trasladar toda su plantilla a Malpartida porque era más barato producir aquí, si bien solo tres empleados accedieron y finalmente los tribunales tumbaron aquel viaje forzoso; ahora según algunas fuentes el cierre y las intenciones de traslado podrían recaer en la factoría extremeña, que debe a sus trabajadores tres meses y medio de sueldos y ha planteado un expediente de regulación temporal de empleo.

No ven motivo

La plantilla se opone porque “no hay ningún motivo” según el portavoz de CCOO, ya que existen encargos suficientes y no ven que los clientes hayan caído tanto como alega la empresa. No han cobrado medio mes de junio, ni la extra de ese mes, ni las nóminas de julio y agosto, y se temen que a partir de hoy con la de septiembre completen otra mensualidad sin pagar.

El grupo público empresarial extremeño Avante tiene un 31% de las acciones y no ha visto bien en principio esta acampada a las puertas de la fábrica; este martes tenía concertada su presidente Miguel Bernal un encuentro con representantes de los trabajadores, pero se ha cancelado por problemas de agenda.

Malpartida de Plasencia se ha tomado este conflicto laboral como si fuera el de cada uno de sus habitantes. Saben que los trabajadores, tras tanto expediente de regulación, están desmoralizados y cerca de tirar la toalla, por eso la solidaridad de los ‘chinatos’ se ha desatado empezando por el ayuntamiento, y en la acampada no les falta compañía, ánimos, y suministros de todo tipo.

“Hay algún compañero con mujer y dos hijos que la suya es la única nómina que entra en casa; a veces vienen a comer con nosotros el resto de la familia aquí al campamento”, explica esas penurias Jairo Uviedo, el delegado de CCOO. “Nosotros seguimos trabajando en nuestros turnos, y por ejemplo tenemos un compañero que vive en Moraleja; ir y venir todos los días, sin cobrar el sueldo, le sale caro”.

Una solidaridad de todo el pueblo de Malpartida que agradecen: “Si seguimos aquí aguantando sin cobrar y acampando, es gracias al Ayuntamiento y a los vecinos”.

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