Las malas cuentas de Guardiola

La inmensa mayoría de los extremeños y extremeñas se pasan el día haciendo números. Números para poder llegar a fin de mes, para hacer la compra de la semana, para poder irse de vacaciones o, simplemente, darse un caprichito. Este es el pan nuestro de cada día en la región con los sueldos más bajos del país y con un mercado laboral totalmente inestable, que depende de las campañas agrícolas o del comercio de turno. Por eso, cada euro es tan importante para las familias. 

Este control económico y financiero, sin embargo, no caracteriza a nuestro gobierno autonómico, que lleva dos años demostrando que el derroche es uno de sus principios rectores. Nos lo demostraron nada más llegar al poder. Tan solo dos meses después de entrar al gobierno aprobaron una rebaja fiscal, que solo benefició a los más ricos de esta tierra, y que, según ellos mismos, supuso un impacto de 65 millones de euros para las arcas autonómicas. A esa rebaja fiscal la han acompañado otras tres más en estos dos años, que han seguido incidiendo en los beneficios para aquellos que más tienen, mientras nuestra hucha común está cada vez más mermada. Al mismo tiempo que ocurre esto, el Ejecutivo de María Guardiola rechaza, por orden de su líder nacional, la condonación de la deuda, que supondría la llegada de 1.718 millones a la región. ¡Ahí es nada!

Mientras pasa todo eso, también hemos visto a los diferentes consejeros o consejeras, e incluso a la propia presidenta, decir que no hay dinero. Que no tienen fondos suficientes para, por ejemplo, homologar el salario de los docentes extremeños a los del resto del país, a pesar de que fue un compromiso electoral del Partido Popular. Tampoco hay dinero para aumentar al 100% la jornada laboral de las ATE cuidadoras o los efectivos de extinción de incendios; para articular un plan efectivo de lucha contra las listas de espera o, entre otras muchas cuestiones, para mantener la gratuidad de los comedores escolares y aulas matinales, tan necesarios para la conciliación de la vida familiar y laboral.  

Lo que más llama la atención es que esta forma de llevar las cuentas autonómicas viene de aquellos que se autodenominan “los mejores gestores”. “El gobierno serio y responsable” está dilapidando el dinero de todos los extremeños para beneficiar solo a ciertos sectores, a aquellos que no necesitan del sostén del estado del bienestar, y para seguir la estrategia de su partido a nivel nacional. 

Chantaje con “regalito”

La última ocurrencia de la presidenta Guardiola la hemos visto esta misma semana, que, lejos de repensar su derroche, nos plantea ahora que va a convocar elecciones anticipadas si no es capaz de sacar adelante las cuentas autonómicas. Un chantaje en toda regla, que viene además acompañado de otro “regalito”, el de la reforma del Reglamento de la Asamblea para que, si finalmente adelanta las elecciones autonómicas a 2026, no tengan que volver a repetirse en 2027, como marca actualmente la norma. Estoy convencida de que esta limitación del reglamento es lo único que le frena para dar el pistoletazo de salida al adelanto electoral y que lo de los presupuestos es un simple pretexto que se ha buscado para tener la excusa perfecta cuando llegue el momento de firmar el decreto de convocatoria electoral. Estoy convencida de ello porque es el mandato bajo el brazo que se trajo hace unos días de Murcia, por orden del señor Feijóo, al que Extremadura le importa un bledo, ya que la región es solo un peón más en su estrategia de acoso y derribo al Gobierno nacional. 

Lejos de la falta de autonomía y de la inmadurez política de la señora Guardiola en este sentido, lo que más me indigna es el derroche que ese adelanto electoral supondrá de nuevo para la comunidad autónoma. Si finalmente le sale la jugada (todo depende de PSOE y la extrema derecha), la región se gastará más de 3 millones de euros en una convocatoria electoral anticipada, que dudo muchísimo que nos traiga un panorama muy diferente al que tenemos actualmente encima de la mesa porque la mayoría absoluta que Guardiola anhela está muy lejos de la realidad. Pero es que al año siguiente, en 2027, hay que convocar de nuevo elecciones municipales, y nos volverán a costar otros 3 millones de euros. El capricho de la señora Guardiola, o más bien, del señor Feijóo, nos sale muy caro a los extremeños y extremeñas. 

Nosotras, desde Unidas por Extremadura, no tenemos ningún miedo al adelanto electoral, pero consideramos que no es justo para esta tierra. Si la señora Guardiola estuviese mirando realmente por el interés general de la comunidad, aparcaría a un lado las órdenes de su líder nacional, y se centraría en sacar los mejores presupuestos para la región, incluyendo aportaciones de todos los grupos políticos, de forma generosa y constructiva, como hace cualquier Gobierno en minoría que se precie.

Además, el anuncio de adelanto electoral no hay por donde cogerlo tampoco ni siquiera en clave discursiva. ¿Cómo puede ser que si la comunidad autónoma va como un pepino, como la propia presidenta asegura, estemos en una situación de bloqueo? ¿Cómo puede ser que la región tenga a los mejores gobernantes posibles, según ellos mismos dicen, pero que sean incapaces de gobernar? ¿Cómo es posible que la señora Guardiola le permita al señor Feijóo ponerle a los pies de los caballos constantemente y que ni siquiera alce la voz para decir que por ahí Extremadura no?

Es muy triste decirlo, pero lamentablemente, la región está en manos de Feijóo y Abascal. Tendremos presupuestos si ellos quieren. Volveremos a las urnas si así obtienen rédito electoral. Dilapidaremos el dinero de todos en sus estrategias electorales. Sin embargo, lo que no han contemplado es que el pueblo extremeño no es tonto y de cuentas sabe un poco. ¡Que tengan cuidado con estos juegos de trileros, no sea que a quienes no le salgan las cuentas sea a Feijóo, Guardiola y Abascal!