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“Vivimos en una sociedad donde pueden despedirte si tu jefe se entera que tienes el VIH”

Jesús Conde

En el mes de diciembre llega el momento de reivindicar en las calles la igualdad de derechos y libertades de las personas con VIH/Sida. Más allá de los lazos rojos que engalanan fachadas y solapas cabe preguntarse cómo trata la sociedad a una persona portadora. Qué trabas o qué inconvenientes sufren por el hecho de ser seropositivos.

Hugo Alonso, técnico de Fundación Triángulo, comenta que en los años 90 el colectivo LGTBI logró eliminar del ideario que había “colectivos de riesgo”, de modo que solo por ser gay la persona sería infectada. Pero hoy día, hay otros muchos muros sociales infranqueables. El estigma persigue a las personas con VIH.

Fundación Triángulo trabaja en Extremadura un programa de prevención de VIH/SIDA dirigido a hombres que tienen sexo con otros hombres. Atienden a jóvenes, se acercan a las zonas rurales y realizan pruebas rápidas de detección, al mismo tiempo que hacen acompañamientos a las personas que descubren que tienen el virus.

-Parece que sigue existiendo una doble moral social en torno al VIH/Sida. (En plan “lo respeto, pero mejor lejos de mi”)

Efectivamente, al alumnado con los que charlamos en los talleres a lo largo y ancho de Extremadura siempre les digo que el VIH tiene dos realidades: La sanitaria, espléndidamente atendida por las unidades de medicina infecciosa de Badajoz y Cáceres (es un momento perfecto para agradecer todo lo que hacen por nuestra gente, y de la forma humana, sensible y cercana que lo hacen). Y la social, de esto se habla menos, no hay patrones... no hay guías.

No pueden discriminarte por tener VIH en el trabajo, por ejemplo, pero esto no es una realidad en la calle. Si tu jefe descubre que eres VIH+ puede llegar a despedirte, salvo que tengas un trabajo casi que blindado.

En cuanto a las relaciones personales, ¿seríamos capaces de mantener una relación sexual -protegida- con una persona positiva? Creo que la mayoría de la población no lo haría, a pesar de que las posibilidades de infectarse usando un preservativo son nulas.

O el pensar que una persona que es positiva tiene que decirlo al mantener una relación sexual. Lo que hay que hacer es protegerse. Ser seropositivo/a es un detalle muy íntimo, que no tiene por qué revelarse en toda circunstancia. Porque además en esta sociedad no es nada fácil contar esto. Podríamos hablar de mil situaciones, efectivamente hay una doble moral.

-¿Piensas que a la sociedad le sigue molestando hablar de VIH/Sida? ¿Ese rechazo puede venir por el hecho de que es una enfermedad que socialmente se atribuye a personas homosexuales?

Luchamos mucho en los 90 para que se eliminase del ideario general que había “colectivos de riesgo”, de tal manera que solo por pertenecer a ellos serías infectado. Por suerte aquello se logró. Te infectas por tus prácticas, sobre todo sexuales. El 95% de las nuevas infecciones del virus tienen la vía sexual como causante. Y ahí radica el problema.

En nuestra sociedad, todo lo que tenga que ver con la sexualidad, con el sexo, con el placer íntimo entre dos o más personas, es un tabú. No recibimos educación sexual... Este si es un problema para frenar esta infección y otras infecciones de transmisión sexual.

-Comentas que la verdadera muestra de solidaridad que necesitamos, no es ponerse chapas solidarias, sino hacerse la prueba. ¿Por qué?

Según conocimos en el tratado promovido por ONUSIDA en 2014, diagnosticar al 90% de los infectados, tratar al 90% de las personas diagnosticadas y llevar a la indetectabilidad del virus al 90% de las personas medicadas, sería la única estrategia para frenar la infección.

Dicen que cumpliendo con esto en 2020, la cadena de transmisión de Virus se rompería en 2030. Conociendo los datos técnicos, me queda claro que es una estrategia viable, que puede que funcione.

Por eso creo que es tan importante hacerse la prueba, es un gesto de responsabilidad con tu propia salud, y con la del resto.

¿Qué pasa cuando te enteras que eres portador?

-Suponemos que cuando conoce la noticia, el usuario siente un momento de ‘shock’. Cuando os preguntan: '¿y ahora qué?': ¿Qué recomendáis, y cómo trabajáis con ellos?

Efectivamente, el momento de conocer la noticia, las reacciones son bastante potentes. No es una noticia que nadie desee conocer. Está claro que sería mejor no tenerlo. Sin embargo nuestro discurso el positivo. Cuando te dan el resultado de una prueba, de repente vuelves a pensar que el virus es mortal, que acabará contigo.

Nuestro trabajo consiste con serenidad y empatía darles a conocer -anticiparles- cómo será el futuro más inmediato. Informales de plazos, de las pruebas que les harán al llegar a la consulta especializada.

Y siempre, siempre les digo una frase: “Lo importante es saberlo”, porque desde ese momento son verdaderos dueños y dueñas de su salud. Ahora si van a mandar ellos y ellas.

El riesgo que corren estando infectados e infectadas sin saberlo es mucho peor -con diferencia- que todo lo que queda por venir. Y luego, contar con los equipos médicos con los que contamos, eso sí es una ayuda. Poder asegurar que la acogida será cómoda y rápida. Fundamental.

No puedo evitar emocionarme al hablar de esto. ¿Sabes?, acabo de ver pasar sus caras por mi cabeza una por una. Es una situación emocional muy fuerte, pero saber que tienen una 'mano amiga', sin horarios, pendiente de ellos y ellas en los próximos días, hace que generemos altas dosis de gratitud. Y que, meses después, podamos volver a vernos y acabar charlando de aquel momento, de aquellos días; con una visión mucho más positiva.

-¿Cómo trabaja en Extremadura Fundación Triángulo la infección por VIH y con las personas que conviven con ella?

Sinceramente, creo que hacemos un gran trabajo en esta materia. Al menos esto es lo que recogemos como valoración por parte de los usuarios. Fundamentalmente trabajamos con el colectivo de hombres que tienen sexo con hombres, aunque en materia de VIH atendemos a cualquier persona que lo demande.

Tanto aportando información o resolviendo dudas, hemos logrado asumir la disciplina del 'counselling' (que huye del consejo y se centra en la información para garantizar el empoderamiento y la posibilidad de que la persona usuaria sea quien toma sus decisiones)

A nivel de las personas que conviven con el virus también trabajamos, sobre todo en la mejora de las condiciones de vida y resolviendo conflictos de la vida diaria. Aunque en general, cuando precisan de algunos apoyos es con el diagnóstico reciente.

-¿Con qué programas contáis en la actualidad, y qué recursos ofrecéis?

Estamos ejecutando un programa de prevención del VIH/SIDA en la población de hombres que tienen sexo con otros hombres en Extremadura.

Desde ahí se gestionan el servicio de atención y resolución de dudas (teléfono, presencial u online); talleres en centros educativos, que nos hacen viajar por toda Extremadura trabajando con la juventud, sobretodo rural -este es un trabajo apasionante y necesario-.

Y por supuesto, acompañar y a apoya a las personas VIH+ que nos lo solicitan. También hacemos campañas y repartimos material preventivo e informativo en entornos de alta afluencia o que atienden a la especificidad con la que trabajamos.

Con el Ayuntamiento de Mérida, acabamos de poner un piloto para hacer la prueba de VIH en saliva en la ciudad de Mérida. El contacto para todo este tipo de servicios, es a través del 924 260 528.

-El VIH, en la actualidad, ¿puede revertirse? Es decir, ¿una persona enferma de VIH puede superar el virus?

Soy totalmente pesimista con el mundo científico o investigador. No es que sea un cenizo, pero llevo desde el 99 escuchando todo tipo de iniciativas, proyectos, vacunas, ensayos... Nada ha funcionado.

Pudimos leer hace algunos meses que un paciente en Reino Unido había conseguido eliminarla... Yo ya no me creo nada. Cuando las vacunas, o tratamientos para eliminarla estén en los hospitales de nuestra región y tengamos que llamar a los pacientes para avisarles, entonces, me lo creeré. Mientras, he decidido no crearme ni crear falsas esperanzas.

Tengamos en cuenta además, que una persona con el Virus no es una persona enferma. Una vez en tratamiento, el virus queda en “latencia” o indetectable, y no se tiene conciencia de esa realidad, más que cuando te lo recuerda la alarma del móvil para tomar la pastilla.

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