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“Nunca Máis fue un gigantesco 15M y hasta ahora no se le ha dado esa dimensión de revolución cultural”

La 'Plataforma contra A Burla Negra' se creó el 25 de noviembre de 2002

Marcos Pérez Pena

El 19 de noviembre de 2002 el Prestige se partió en dos y se hundió ante las costas de Galicia. En los días siguientes, mientras el fuel que transportaba empezó a llegar a las playas, la nefasta gestión política de la crisis empezaba a hacerse evidente, dando lugar a un movimiento de protesta -Nunca Máis- que el 1 de diciembre convocó en Santiago de Compostela su primera gran manifestación.

En paralelo, el mundo artístico y cultural comenzó también a organizarse. Y el 25 de noviembre se constituyó en el Auditorio de Galicia, en Compostela, la Plataforma contra a Burla Negra. En los meses siguientes este colectivo desarrolló una intensa actividad cultural, en paralelo a la acción de Nunca Más, organizando por ejemplo el proyecto itinerante El País de Nunca Máis, que llevó su espectáculo crítico con el Gobierno a varias localidades de toda Galicia. También se organizaron docenas de conciertos simultáneos o acciones de protesta cargadas de simbolismo (como la manifestación de las maletas en A Coruña). La actividad de colectivos como Arredemo o Hai que Botalos, en 2005, proceden también de esta Burla Negra que estos días cumple 16 años.

Esta semana se presenta el proyecto Unha gran Burla Negra, que analiza el impacto de este movimiento en su 16 aniversario y que incluirá la realización de exposiciones y mesas redondas en Santiago de Compostela, A Coruña, A Pobra do Caramiñal, Muros, Rianxo y otras localidades. El viernes 23 de noviembre el mismo Auditorio de Galicia acogerá a partir de las 16.30 el inicio de esta iniciativa, con una conferencia inaugural de Germán Labrador, profesor de la Universidad de Princeton, y una mesa redonda con tres especialistas que han analizado diferentes procesos donde la movilización social y política se mezclaban con lo creativo: María Ruido, Julia Ramírez y Tono Carbajo.

El proyecto quiere recoger y analizar “las experiencias de creatividad civil y popular que se dieron desde el otoño del 2002 y que fueron el origen de otras formas de cultura y organización política que vendrían a reproducirse en los años siguientes, en el campo de las protestas pacifistas y ecologistas primero y después en el 15-M de 2011”. “Hasta ahora no se había creado un relato analítico de estas prácticas culturales desbordantes que cuestionaron el paradigma dominante”, destaca su coordinador, Jorge Linheira. “Era necesario iniciar un proceso para investigar y registrar correctamente todo aquello y poner en valor todo lo que sucedió alrededor de Burla Negra”, dice, concluyendo que “Nunca Más fue un gigantesco 15M y hasta ahora no le estábamos dando esa dimensión de revolución cultural”.

Uno de los grandes objetivos del proyecto es la creación de un archivo vivo que facilite la conservación y estudio de todos los materiales que surgieron de la Burla Negra y que documentaron el movimiento. “Se produjeron muchos materiales, que se estaban perdiendo”, señala Linheira, que explica que “todos ellos van a quedar almacenados en la biblioteca de la Universidad de Santiago y serán también colgados en la web, disponibles para todo el mundo. Creo que este es uno de los puntos más fuertes del proyecto”.

“La Burla Negra fue un fenómeno sin parangón a nivel estatal que se desarrolló por todo el territorio gallego. La dejadez de la clase política provocó que se revolvieran las fuerzas de la cultura de base”, destaca el proyecto en su presentación. “El laboratorio de la Burla Negra retornaba a la cultura su capacidad de arma de destrucción masiva, de objeto problemático, parcial, combativo y transformador”, añade igualmente.

En su libro La cultura como reserva india, Linheira analizó el impacto de Nunca Máis y de la Burla Negra en aquella Galicia que acumulaba 13 años de mayoría absoluta de Manuel Fraga, destacando que estos movimientos supusieron el final de la Cultura de la Transición en Galicia (aplicando para Galicia el concepto de CT de Guillem Martínez). “Creo que es la primera vez que encontramos un verdadero oasis cultural alternativo, poniendo sobre la mesa a posibilidad de una cultura gallega de signo emancipatorio”. “Fue una expresión cultural problematizadora. Tuvo mucha visibilidad, bastante horizontal cuando menos en su inicio, una cultura de abajo a arriba. La cultura popular y la cultura académica se pusieron del mismo lado y tuvieron un papel fundamental en las movilizaciones”, destaca. “Creo que fue un momento clave para romper con la pax fraguiana que hizo que incluso algunos elementos clave del sistema no supieran muy bien como reaccionar”

¿Qué quedó de la Burla Negra? ¿Cuáles fueron sus efectos en los años siguiente? “Siempre digo que la Burla Negra fue una gran revolución cultural que no vino acompañada de una evolución”, señaña Linheira. “En diciembre de 2003 celebraron el Foro Negro de la Cultura, con el objetivo de crear un espacio de encuentro y una red de difusión que llegara a todo el territorio gallego, demandando una política cultural democrática y participativa con capacidad para vertebrar el ecosistema cultural gallego”, dice. “En el 2018 continuamos igual”, añade.

A los actos de inauguración en Santiago seguirán otros en A Pobra do Caramiñal (30 de noviembre) y, de nuevo, en Compostela (15 de diciembre, con la celebración del III Foro Negro de la Cultura). Ya en enero la actividad se trasladará a A Coruña, con la presentación del proyecto (11 de enero, con Amador Fernández Savater), la inauguración de una exposición (17 de enero) y un debate con la participación de los periodistas José Precedo y Xosé Hermida que se celebrará el 24 de enero, coincidiendo con el aniversario del polémico Consejo de Ministros que Francisco Vázquez se ofreció a acoger.

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