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“Tener cáncer en situación de desempleo está duramente castigado por la legislación actual”

Beatriz, en un momento de la entrevista SONIA DAPONTE

Zelia García

El 4 de febrero es el Día Mundial contra el Cáncer. En el barrio vigués de Coia, frente al Instituto Nacional de la Seguridad Social, tiene lugar una movilización para denunciar que “las personas que sufrimos esta enfermedad estamos desnudas, tenemos que tener una especial protección socio-económica”. Así lo denuncia Beatriz Figueroa, la convocante y con quien conversamos para conocer más de cerca su recorrido personal de lucha contra esta enfermedad y contra las Administraciones “que nos excluyen e invisibilizan”.

“Caer enferma estando en situación de desempleo es duramente castigado, no tienen en cuenta si habías trabajado antes o no, y te despachan con una tarifa plana de 426 euros, el 80% del IPREM (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples) vigente”, expone con dureza Beatriz. Sin padres, sin pareja, sin ningún otro ingreso y bajo el techo de una vivienda hipotecada tiene que sobrevivir esta abogada y periodista viguesa, mientras lucha contra el cáncer, y es por eso que “he decidido movilizarme y hacer que se escuchara mi voz”.

La historia de Beatriz está cargada de dolor, de resistencia, y es también una lucha con voluntad colectiva de cambiar el actual estado de cosas: “no busco solidaridad, sino justicia social, porque lo que a mí me ocurrió le puede pasar a cualquiera”.

Un duro camino desde 2011

En el mes de marzo de 2011, a Beatriz le diagnosticaban cáncer de mama, después de perder su trabajo y de una depresión. Beatriz pasa dos veces por el quirófano, en mayo de 2011 y mayo de 2012, por un proceso de quimioterapia.

También relata que, cuando agotó la prestación por desempleo, solicitó el pago directo al INSS por incapacidad temporal. “Cuando recibo la resolución y soy consciente de la dureza a la que me tendré que enfrentar, me prometo a mí misma que algún día haría pública esta situación y daría difusión al lema que sentía muy dentro de mí: el Sergas te cura y el INSS y el INEM te matan de hambre”.

A pesar de haber cotizado más de 20 años, una vez concluida la prestación, está institucionalizado en la Administración que el 80% del IPREM (426,00 €) satisface las “necesidades de vivienda, alimentación y vestido”, por lo que son incompatibles otras ayudas económicas complementarias, así que esta es la única ayuda que recibe. Además, debido al “medicamentazo”, no está exenta del pago del 40% de los medicamentos.

Huelga de hambre

Beatriz apostó por llevar adelante una huelga de hambre del 21 de mayo al 21 de junio de 2013, que los médicos le aconsejaron dejar por su endeble estado de salud.

Salía de este modo de su soledad, del aislamiento de la enfermedad a las calles de Vigo: se exponía a graves riesgos, pero rompía el silencio sobre la dolencia, utilizando la red para contactar con muchas otras personas, dando a conocer su caso y explorando nuevas vías para hacer llegar su voz.

Dar por finalizada su huelga de hambre fue solo un punto y seguido en su movilización por los derechos de las personas con cáncer.

Proposición no de Ley y recogida de firmas

Beatriz decidía dar un giro en su denuncia y lanzaba en el mes de enero de 2014, en la Plataforma Change.org, una iniciativa para recoger firmas a favor de una propuesta legislativa elaborada por el catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Vigo, Jaime Cabeza. En ella se subraya que la Ley General de la Seguridad Social tiene que ser modificada para otorgar una protección especial a las personas enfermas de carcinoma y que “nos confiera una seguridad jurídica y económica”.

Esta propuesta fue tramitada como proposición no de ley y proposición de ley por la diputada del BNG, Olaia Fernández Dávila, el 4 de diciembre en el registro del Congreso de los Diputados, y está previsto que sea debatida durante este mismo mes.

Un largo camino

Beatriz reflexiona mientras nos despedimos sobre el largo camino que aún le queda por recorrer, sobre cómo todo ha cambiado desde que supo que tenía cáncer, desde que se nombró lo que le pasaba. Actualmente está en tratamiento para evitar una nueva recaída y en las próximas semanas pasará de nuevo por el quirófano para recuperar la movilidad que perdió con la reconstrucción de uno de sus pechos y la extirpación de otro. También está a la espera del juicio, previsto para el mes de octubre, que resolverá su petición para que se reconozca la prestación de incapacidad permanente.

“Hay un antes y un después aunque te recuperes. Transforma tu vida, incluso la mirada, en lo físico y en lo subjetivo. Los tratamientos son muy invasivos. Tengo 48 años y osteoporosis, las uñas, el cabello... Hay que ganar la batalla, y a lo que aspiro es a que solo tengamos que luchar por nuestra salud, y no tener que pelear en los juzgados y contra las administraciones. Tenemos que ser muchas las personas que juntemos nuestra voz, y de esa manera alcanzaremos el reconocimiento y la protección social que deberíamos tener. Tengo esperanza.”

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