“Galicia está al borde del colapso social y hay que reaccionar”
El portavoz nacional del BNG acaba de retomar el trabajo político y académico. Rodeado de libros, Xavier Vence se marca el objetivo de “comenzar el curso moviéndose todo el país, para levantar el ánimo frente a las políticas del PP”. Con la manifestación soberanis convocada por el BNG para el próximo día 15 como primera gran cita del nuevo período, Vence aspira a que la ciudadanía diga “hasta aquí llegamos” y que el Bloque sea quien de canalizar ese descontento y la conformación de una alternativa política. “No podemos renunciar al futuro”, reitera.
Seis meses después de llegar a la portavocía nacional, ¿cómo ve la musculatura interna del BNG?
Hay una recuperación del ánimo en la organización; la militancia está trabajando a pleno rendimiento en la lucha política en todos los frentes. Estamos teniendo una actividad muy importante en los movimientos sociales, estamos trabajando muy bien en el Parlamento y en el Congreso de los Diputados, trabajamos muy bien en Bruselas... También estamos muy activos en el mundo del trabajo, en la defensa de los intereses de los trabajadores. Hay una sensación de paz interna muy importante que está animando a la gente a trabajar con mucha ilusión y muchas ganas.
¿Puede tener la manifestación del 15-S el efecto de una chispa para tensionar el país?
Nosotros llevamos varios meses con una campaña muy intensa contra las políticas de la troika y del PP. De alguna manera, esta movilización es también una condensación de ese trabajo de concienciación y agitación que hemos venido haciendo. El 15 de septiembre confluyen todos estos argumentos sobre temas cruciales que obligan a una respuesta contundente. Galicia está en una situación límite, con una tasa de paro elevadísima. Continúa la destrucción de empleo y el cierre de empresas no sólo de sectores que fueron muy tocados por la crisis, como la construcción, sino también empresas muy importantes del sector alimentario y tecnológico. Es necesario parar ese proceso que nos lleva a quedar cada vez con un tejido productivo más escuálido. La recesión continúa a pesar de la propaganda del PP, la capacidad de consumo continúa deteriorándose, la inversión sigue en cifras negativas... Estamos en una situación límite, un auténtico colapso económico y social. Tenemos a amplias capas de la población en el límite, totalmente empobrecidas, con casi 400.000 hogares sin una sola persona ocupada, de los que 92.000 tienen a todos sus miembros en el paro. Y esto se observa ya incluso en la alimentación de un número cada vez más importante de niños. La situación también es límite en los servicios públicos por la reducción del gasto en educación, sanidad y servicios sociales a lo largo de los últimos años.
Y frente a ese deterioro el PP ofrece más de lo mismo, sin un proyecto ni para el país ni para salir de la crisis. Y hay que reaccionar, porque la ciudadanía no puede soportar indefinidamente promesas que son sólo propaganda y que en las últimas semanas ya nos dejan atónitos. A pesar de esa situación tienen la caradura de decir que estamos en recuperación haciendo una interpretación retorcida de los datos del paro. Y, relacionado con todo el anterior, hay un proceso de recentralización tan radical y sistemático que está dejando la autonomía y la capacidad de autogobierno sin instrumentos. Y el problema es que el Gobierno de la Xunta, en vez de defender nuestras competencias, colabora de manera explícita en su laminación. Claro está que, como ciudadanos gallegos y nacionalistas, no podemos quedarnos paralizados y resignados. Hay que reaccionar y queremos que eso se manifieste de manera amplia y masiva el día 15.
¿Está siendo la oposición parlamentaria en general y el BNG en particular capaz de canalizar ese descontento y, por otra parte, de suplir esa falta de iniciativa política del PP de la que habla?
Estamos haciendo una labor de oposición en una situación difícil y precaria. El panorama mediático y de la creación de opinión en el país está muy claramente hegemonizado por la derecha económica y política, con los poderes central y autonómico en las manos del PP. Eso, de alguna manera, está asfixiando el espacio del debate público, porque dificulta la socialización de diagnósticos diferentes a los de la derecha y la traslación a la ciudadanía de las alternativas y de la esperanza que puede haber detrás de ellas. Dentro de esas dificultades estamos haciendo una labor muy intensa. Estoy muy contento con la actividad parlamentaria que estamos teniendo, porque estamos llevando propuestas que sirven para poner el dedo en la llaga de lo desastroso de las políticas del PP y, al mismo tiempo, enunciar las alternativas para caminar en una dirección diferente. También se produce una situación de estrés extremo en la ciudadanía. Todo el mundo está preocupado en ir sobreviviendo en una situación tan extrema y eso, acompañado de una política de deslegitimación de lo público, tampoco favorece una labor de oposición. Pero, habida cuenta todo esto, estamos empezando a ver a la ciudadanía en una nueva disposición, más receptiva a discursos que ofrecen alternativas.
El primer momento para presentar una alternativa son las elecciones europeas. ¿Cómo ve el entendimiento con otras formaciones políticas de cara a esos comicios?
Las elecciones europeas representan un hito importante en el panorama político, porque van a permitir que el país exprese su rechazo a las políticas europeas, en el Estado español y en Galicia. Son importantes no tanto por lo que va a derivar en ellas en términos de Gobierno, sino como expresión de la ciudadanía. Hay que tomarlas con mucho interés, y es la ocasión en la que Galicia debe manifestarse en Europa como país, siendo capaz de llevar de llevar allí nuestros problemas como país sin soberanía que forma parte de la periferia europea especialmente atacada por la troika. Trabajamos desde hace tiempo para formar una gran coalición de fuerzas soberanistas de izquierda que quieran confluir para hacer esa labor, para ser capaces de llevar una voz potente al Parlamento Europeo. Es una ocasión para reforzar ese papel de Galicia como nación también en Europa. El Consejo Nacional ya aprobó los criterios concretos para conformarla y esperamos que entre septiembre y octubre seamos capaces de concretarla, para ofrecerle al país una alternativa ilusionante.
Uno de los criterios de esa resolución indica que la coalición se realizaría con fuerzas que no tengan centros de decisión fuera de Galicia. ¿Esto implica que buena parte de las posibilidades de realizar o no esa coalición depende de la posición que adopte Anova?
Nosotros nos dirigimos a Anova, entre otras fuerzas políticas, proponiéndoles la participación en una coalición de estas características con nosotros. Esperamos, una vez que comienza el curso político, continuar el diálogo con Anova y con otras fuerzas para conformar la candidatura. La nuestra es una disposición absolutamente abierta a formar esa gran coalición, porque entendemos que es lo que le interesa al país y al reforzamiento de la opción nacionalista.
Después de las europeas vienen las municipales, más pegadas al terreno. ¿Podría funcionar ahí ese 'movimiento multicolor', ese 'polo nacionalista' del que usted viene hablando, para hacer ver una alternativa política en el país?
Son dos cosas diferentes. Una cosa es la dinámica política y electoral, en la que el BNG tiene todo el interés y toda la disposición para conformar una candidatura de amplia base que englobe a todos los nacionalistas de izquierdas del país, y otra es el proyecto 'Galiza pola Soberanía'. Ese proyecto no tiene para nosotros ninguna dimensión de carácter electoral o institucional, lo entendemos como ese movimiento multicolor para incrementar la conciencia nacional en el país, en el que queremos que participe todo el mundo, pero no tiene ni debe tener una orientación electoral. Su objetivo es de largo plazo y largo alcance, trabajando en la base de la sociedad. Pero no debe estar condicionado por citas ni objetivos electorales, porque no tendría mucho recorrido. Tiene que tener vida propia, porque tiene que ser de la ciudadanía, y permanecer al margen incluso de las eventuales alianzas electorales. Ahí el único objetivo tiene que ser fomentar y alimentar la conciencia nacional.
Esto sucede mientras en el Estado se mueven cosas, sobre todo en Cataluña. ¿Cómo se pueden interpretar esos movimientos desde Galicia?
Cada país tiene su propia dinámica, porque tiene su propia historia y realidad presente. Lo que está ocurriendo en Catalunya y Euskadi, también en otras naciones europeas como Escocia, Flandres o Valonia, son referencias importantes que permiten situarnos en una dinámica en que la lucha de las naciones sin Estado para tener Estado propio adquiere una dimensión más amplia, no estamos solos. Eso tiene que servir también para que los gallegos sean más conscientes de la importancia del reconocimiento nacional y de la pertinencia de abrir un proceso en el que avancemos hacia la soberanía. Pero partimos de un nivel diferente y nosotros queremos dar pasos en la configuración del espacio político del nacionalismo organizado que favorezca la acumulación de fuerzas. En Galicia hay más nacionalismo de lo que parece, y somos conscientes de que, para que ese nacionalismo se exprese y adquiera toda la significación política e institucional que debería tener, es necesario sumar fuerzas. Un nacionalismo dividido reduce el propio atractivo para una gran parte de la ciudadanía, por eso tenemos que superar ese escenario de división. El BNG está empeñado en hacerlo, porque permitiría dar un salto cualitativo en la incidencia social y en el poder institucional.
¿Los intentos de vender la llamada 'Marca España', como los frustrados Juegos Olímpicos y otros, sirven para trasladarle a la ciudadanía que ese no es el camino más adecuado para Galicia?
La historia de la 'marca España' es mercancía para consumo interno, mercancía del centralismo para crear conciencia de Estado unitario y de Estado madrileñocéntrico, que en el fondo todo empieza y acaba en proyectos pensados fundamentalmente a la medida de los intereses de Madrid y del lobby económico madrileño, como fue la propia cuestión de las Olimpiadas. Fuera de ese mercado esa propaganda no vende y dentro, tampoco. A pesar de la propaganda oficial y del empeño institucional de estar repitiendo ese mantra, dentro del Estado los ciudadanos catalanes y vascos y, cada vez más, los gallegos, ven con más desconfianza lo que les puede dar una España centralista y centralizada, que es la que intenta reconstruir el PP. Es un discurso agotado en sí mismo y llega a ser patético, con unas afirmaciones de españolidad que dan case ternura verlas, cuando no simplemente una sensación de propaganda muy barata.
En este contexto, ¿funciona la idea del presidente de la Xunta, según la cual Galicia 'no debe ser un problema' para España?
Así nos va. Si cada país no es capaz de defender sus intereses con visión de futuro resulta muy cómodo para los demás, que pueden hacer lo que les parece oportuno sin tener que hacer ningún tipo de concesión ni de miramientos a nuestros propios intereses. Es increíble que el presidente de un país se marque como objetivo no ser un problema para España. España es un problema para nosotros, Madrid y el centralismo son un problema para nosotros, también desde el punto de vista económico y financiero, porque los poderes económicos madrileños están arrasando con todo: con nuestro sistema financiero, con nuestro tejido productivo. Es una lástima que tengamos que soportar un presidente de la Xunta que está tan servilmente entregado, actuando como un mercenario al servicio del poder económico madrileño y del PP estatal, que es fundamentalmente el PP madrileño. Nos indigna como ciudadanos gallegos y nacionalistas tener un presidente que tiene como máxima aspiración no ser un problema para otros. Los problemas los tenemos nosotros y los tenemos que resolver nosotros, los de fuera sí que no nos los van a resolver. Madrid tiene muy bien quien lo defienda. Ya querríamos nosotros élites que defendieran con la misma fuerza los intereses de Galicia.