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Presidente, vicepresidente y ministros desembarcarán en la campaña gallega con un ojo puesto en los rebrotes del coronavirus

Casado acompaña a Núñez Feijóo en un acto electoral este domingo en Galicia.

Daniel Salgado

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Feijóo “ha renunciado de manera expresa a hacer precampaña”. Con esta afirmación, contraria a toda evidencia, el secretario general del PP gallego, Miguel Tellado, ha presentado este lunes las líneas principales de la campaña electoral del partido. La tesis, con la que el propio presidente de la Xunta lleva semanas jugando, contrasta con la realidad. Justo este domingo, el candidato a la reelección presentaba las listas acompañado de Pablo Casado, quien, afirmó, volverá por los menos seis veces a Galicia de aquí al 12 de julio, jornada de votaciones. También lo hará el ex presidente Mariano Rajoy, distanciado políticamente de Casado.

No serán los únicos líderes procedentes de Madrid que desembarcarán en la comunidad. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llegará este fin de semana para apoyar a Gonzalo Caballero, aspirante del PSdeG. Su visita, en todo caso, dependerá de la evolución de los rebrotes de coronavirus. Lo mismo sucederá con las de los ministros socialistas. Todos y todas estarán presentes en la campaña de Caballero, pero faltan por cerrar las fechas, explican fuentes de Ferraz. Algo parecido sucede con Galicia en Común, desde cuyo staff indican que la presencia de Pablo Iglesias y de la ministra de Trabajo, la ferrolana Yolanda Díaz, es segura, aunque no concretan los días. Quien no ha esperado ha sido la ultraderecha: Santiago Abascal, de Vox, ha paseado este fin de semana por Galicia e incluso ha organizado un acto en el Monte do Gozo (Santiago de Compostela), antaño sede de las romerías de Fraga Iribarne. El BNG se quedará, una vez más, con la exclusiva de la crítica a lo que denomina “paracaidistas” de Madrid.

Lo cierto es que la precampaña comenzó hace ya muchos días. Las reuniones semanales del gobierno de la Xunta se cuentan por anuncios millonarios, siempre con la excusa de la COVID-19, pero claramente enfocados a las urnas. Entre ellos, un bono de 250 euros para que los trabajadores sanitarios gasten en bares y restaurantes que ha levantado una enorme polvareda. A pesar de que, durante la epidemia, Feijóo se esforzaba en negar que las urnas estuviesen en su horizonte, su repentino cambio de táctica fue estridente. Un acuerdo del ejecutivo de Sánchez y el PNV que desligaba convocatoria electoral de estado de alarma le sirvió para rectificar y apurar así la fecha de los comicios. La oposición prefería esperar a conocer la evolución de la infección y a que el efecto de la omnipresencia mediática del presidente se disipase un poco. El PP gallego entendió su ventaja y puso al máximo su maquinaria. En marzo, la demoscopia colocaba su mayoría absoluta, y con ella la posibilidad de volver a formar gobierno, en el alambre. Tres meses después, su posición ha parece haber mejorado.

Ahora, solo un día después de que Casado acompañase a Feijóo en el acto inaugural oficial de la precampaña que según el secretario general gallego no existe, el PP ha desvelado su estrategia comunicativa. Su vídeo electoral comienza en una plaza de toros de Pontevedra, escenario de sus mítines más multitiudinarios, vacía. Las banderas de España de los pasillos de evacuación de la misma chocan con el lema elegido: “Galicia, Galicia, Galicia”. Como es habitual, Feijóo viste su traje galleguista a tres semanas de los comicios. Y, sin embargo, nada es lo que parece. El candidato se ha mostrado como consumado especialista en sostener a la vez discursos casi excluyentes entre sí. Por una banda, vende centrismo frente al estruendo del aznarismo. Por la otra, compra algunas de sus declaraciones más radicales, como que el Gobierno “oculta los muertos”. Y se hace eco de los argumentarios de Génova sobre usar las vítimas de la pandemia en los debates políticos vasco y gallego.

Con esta ambivalencia, que a menudo pasa desapercibida para analistas de toda condición, Feijóo afrontará “15 días de campaña electoral”, sin “actos de movilización masiva” y con “más encuentros pero menos aforo”. Así la describió Miguel Tellado. Atrás quedan, sin mayores comentarios, los proclamados propósitos del presidente de la Xunta de, aseguraba, “acortar” la campaña. En varias comparecencias a lo largo de este mes y el pasado, Núñez Feijóo prometía que el PP bajaría el pistón electoral. Hoy, su secretario general le agradeció que aceptase “el mayor esfuerzo” que le han pedido. Feijóo opta a su cuarta reelección como presidente y evita aclarar si, en caso de repetir victoria, agotará la legislatura.

A este Feijóo que vuelve a reducir al mínimo la presencia del logotipo del PP en su cartelería se enfrentará una oposición tripartita que también ha arrancado los motores. Son BNG y PSdeG los que antes lo han hecho. Los nacionalistas, liderados por Ana Pontón, ya han presentado provincia por provincia sus candidaturas bajo el lema “Unha nova Galiza”. El Partido Socialista ha elegido el “Faino por Galicia, faino por ti” [“Hazlo por Galicia, hazlo por ti”]. Algunas encuestas predicen que cederá la segunda posición electoral al Bloque y en su cúpula hay quien lamenta la poca implicación de Ferraz en el apoyo a Gonzalo Caballero. Es Galicia en Común, la coalición integrada por Podemos, Esquerda Unida y Anova, la que tiene, de entrada, peores perspectivas electorales. “É o momento. Construírmos o futuro” dice el eslogan de la candidatura encabezada por Antón Gómez-Reino.

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