Santiago de Compostela, la capital del turismo de Galicia en la que es casi imposible conseguir un taxi
Es una estampa recurrente desde hace dos años en Santiago de Compostela llegar a la estación de tren y encontrar la parada de taxis desierta. Conseguir desplazarse en este medio en algunas jornadas implica largas esperas. El problema empeora cuando hay un congreso en la ciudad o con el tráfico que tradicionalmente colapsa el centro en los días de lluvia. El presidente de Radiotaxi, Jesús García, resume lo que ocurre: “El problema no es únicamente de los taxis. Santiago tiene un problema de movilidad grave”.
Se apoya en el dato de que las licencias que hay concedidas en la ciudad, 147, están muy por encima de las que la ley calcula para una población del tamaño de Santiago, de 96.000 habitantes. “Y aun así no llegan”, coincide el concejal de Movilidad, Convivencia y Centros Socioculturales, Xan Duro, en conversación con este diario. Cree que lo que ha llevado a esta situación es “la progresión en el incremento de visitantes de todo tipo: turistas, peregrinos, asistentes a congresos, estudiantado, personas que tienen que hacer gestiones administrativas o ir al hospital...” y el “problema de circulación” que admite que hay en el casco urbano. Se concreta en los atascos, pero también en el diseño de la red de movilidad y de los autobuses.
Con esta situación, se vuelve imposible conseguir taxi en la capital gallega en determinados momentos. Incluso, en la plataforma para pedir taxi Radiotaxi se deja de ofrecer el servicio de reserva –por el que se cobran 3,2 euros y que figura en la ley– si no es para el aeropuerto. El gobierno local –desde las elecciones del pasado mayo en manos de BNG y Compostela Aberta– y la principal asociación de taxistas han iniciado negociaciones. Tras el último encuentro, la semana pasada, el objetivo es “ser más eficiente con lo que hay disponible”, según Xan Duro. La idea es implantar turnos entre los conductores para que, por ejemplo, en las horas de la comida una parte estén activos. También que haya un reparto a lo largo de las horas del día: “Normalmente durante las mañanas, que es el momento de mayor demanda, está prácticamente toda la flota de taxis en la calle. Hay que poner un calendario para mantener unos servicios suficientes para atender la demanda de tarde y de noche”.
Otro aspecto en el que Ayuntamiento y taxistas creen que hay margen de maniobra inmediato es en la previsión de los congresos, que generan picos de demanda. Duro dice que se está estableciendo una línea de coordinación con las empresas que los organizan para calcular las necesidades de movilidad y buscar que se contraten autobuses específicos para mover a los asistentes. El servicio de taxi podrá estar preparado, asegura, “sin dejar desatendida la ciudad”.
El viaje al aeropuerto compostelano es otro de los aspectos conflictivos en la ciudad. Actualmente está conectado con el centro a través de un autobús urbano que llega hasta la estación intermodal de tren y autobús, pero haciendo unas 40 paradas intermedias. Además, según Jesús García, el horario no es suficiente para dar servicio a los últimos vuelos del día y los viajeros se quedan dependiendo únicamente del taxi. El Ayuntamiento ha anunciado su intención de implantar un servicio lanzadera desde la estación intermodal hasta Lavacolla que elimine las numerosas paradas. Esa es una posible solución que aliviaría carga a los taxis, pero no va a llegar a corto plazo: Xan Duro calcula que hace falta entre un año y año y medio para que el nuevo contrato pueda entrar en vigor. El motivo, dice, es toda la documentación necesaria y los estudios económicos que tienen que ser revisados en la Oficina Nacional de Evaluación “y eso se escapa al control del Ayuntamiento”.
Los problemas de movilidad
La demora prevista, dice el portavoz de la asociación de taxistas, “no ayuda nada”. “Desde hace años pedimos una línea directa al aeropuerto. Es necesaria”, sostiene y dice que tiene que extender su horario, tanto para recibir a los pasajeros de los últimos aviones como, en el otro extremo de la ruta, atender a los viajeros de los trenes más tardíos. “No es lógico que en una ciudad la única forma en la que te puedes mover a partir de las 11 de la noche sea el taxi”, señala, en alusión a que esa es la hora a la que se detienen prácticamente todos los autobuses urbanos en la actualidad.
García añade otra petición, la de que en las noches de movida una ruta circular de autobús dé servicio de madrugada a los barrios más alejados del centro de Santiago para evitar también las largas colas recurrentes en jornadas de fiesta. Las protestas por las esperas el pasado 12 de octubre volvieron a saltar a los titulares. Este taxista considera que, incluso con todos los coches con licencia en la calle, es imposible trasladar a todos los que necesitan transporte en fechas así. “Hay quien nos acusa de monopolio, pero somos nosotros los que estamos pidiendo autobuses para que nos descarguen”, se defiende.
El portavoz de los taxistas se muestra molesto con las críticas al sector: “Se nos están cargando todas las culpas, pero hay muchas más cosas que solucionar en la ciudad y nosotros estamos haciendo lo que podemos”. Critica decisiones sobre el tráfico que considera que en realidad lo entorpecen: “Llevamos mucho tiempo pidiendo –este es el tercer gobierno local al que se lo trasladamos– que se nos permitan hacer ciertos giros, usar calles que están vacías para agilizar el servicio”, señala y cita puntos concretos en los que “se pierde mucho tiempo”, como la céntrica Praza de Galicia, entre la zona vieja y la nueva de la ciudad, con frecuentes atascos.
Recientemente, tras un examen que aprobaron 93 personas, se incorporaron otra media docena de conductores para reforzar el servicio. Y el Ayuntamiento está preparando un informe para solicitarle a la Xunta un aumento de las licencias en la ciudad, algo a lo que el Gobierno gallego se ha mostrado abierto.
Jesús García cree que es el momento de ir más allá en las políticas de movilidad de Santiago: “Está llegando la hora de limitar el acceso de los coches al centro; creo que se está pidiendo a gritos”. Pide tomar como referencia la ciudad de Pontevedra, que puso en marcha hace casi 25 años un premiado modelo que ha peatonalizado el centro urbano.
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