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A la tercera, los incendiarios ganaron la partida

Fuego en O Pindo

David Lombao

A la tercera han perdido los vecinos y el monte y han ganado los incendiarios. Las vecinas y vecinos de Maceiras, en Carnota, llevaban desde el sábado ahogados por el “acoso” de los incendiarios. Mientras los equipos de extinción daban por controlado el incendio que arrasó el monte Pindo, en el mismo ayuntamiento, consiguieron evitar por dos veces en la misma noche que su aldea corriera la misma suerte que la joya natural perdida. En la noche del domingo al lunes los vecinos habían retomado las “patrullas” por la zona y observaron la situación tranquila. Hubo quien, vencido por el cansancio y la tensión de los días previos, consiguió dormir hasta que, pasadas las dos y media, “el ruido del fuego” despertó a la aldea entera.

“El mismo terreno” que habían conseguido apagar 24 horas antes ardía ahora, “pero contra este no podíamos hacer nada”. Un técnico de la Xunta observaba un frente “de unos 50 metros, descontrolado por completo”, según los vecinos que, dada la imposibilidad de realizar la extinción ellos solos, “tiramos cubos de agua para refrescar el borde de la carretera”, porque “si cruza ya están las casas y no habría manera de pararlo”. El poco viento y la cercanía de un río ayudaron a que las llamas no avanzaran y se quedaran cercadas “en un rectángulo de terreno” entre el cauce fluvial, la carretera y “un cortafuegos de los cables de alta tensión”.

Aún faltaba “casi una hora” para que llegasen los bomberos. “Acompañados de una pareja de la Guardia Civil” y procedentes de Muros, “de apagar otro incendio”, llegaron cuando “el fuego estaba muriendo por sí mismo” y apenas “les hizo falta ni echar agua”. Así, realizaron una quema controlada “del trozo que quedaba sin arder” y el vecindario fue, despacio, retirándose hacia las casas en medio de un clima de gran “tensión”, dicen. Ya por la mañana “un retén vino a limpiar los márgenes del río y la otra orilla de la carretera”, explica un vecino en conversación con Praza. “Más vale tarde que nunca, pero llegan tarde” y también lo hicieron, a su juicio, “los técnicos del Seprona” que acudieron en el mediodía de este lunes para “hacer preguntas”.

En este escenario, en Maceiras siguen con los ojos puestos en el monte. “No creemos que esto vaya a terminar aquí, tenemos miedo de que lo intenten de nuevo, en el otro lado de la carretera”. En todo caso, la conclusión que sacan de los dos últimos días la tienen clara: “Estábamos solos, seguimos solos y perdemos” la partida contra quien le quiere prender fuego al monte.

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