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Un beach club exclusivo rompe la obra más colosal de la historia de Palma: sus murallas

Obras del 'beach club' sobre las murallas de Palma

Esther Ballesteros

Mallorca —

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Las murallas de Palma, considerada la obra más colosal de cuantas se han construido en los dos mil años de historia de la ciudad y una de las de mayor envergadura erigidas en Europa, vuelven a situarse en el foco del debate. El motivo: las graves irregularidades en la construcción de un exclusivo beach club sobre uno de los dos baluartes de la antigua fortificación, declarados Bien de Interés Cultural (BIC), el máximo grado de protección patrimonial. Después de que las entidades conservacionistas clamaran contra el desarrollo del proyecto, las instituciones han ordenado la suspensión de los trabajos y han abierto un expediente sancionador a la empresa concesionaria.

La intervención llevada a cabo sobre el baluarte de Sant Pere, donde se ubica el museo de arte contemporáneo Es Baluard, no ha estado exenta de polémica. La Asociación para la Revitalización de los Centros Antiguos (ARCA) es la entidad que ha alzado la voz para exigir tanto al Ajuntament de Palma como al área de Patrimonio del Consell de Mallorca la paralización de una instalación, que, denuncia, “utiliza el patrimonio como si fuera un contenedor y no busca su contemplación y disfrute”. “La intervención propuesta es en sí misma inapropiada para el lugar y aleja a la gente de Palma de su uso normal”, recrimina la organización, que ve el proyecto “más próximo a la terraza de un hotel exclusivo y de alto standing”.

elDiario.es ha intentado ponerse en contacto por varias vías con la empresa responsable de los trabajos, Skylight Partners, sociedad matriz del Grupo Tragaluz, pero no ha obtenido respuesta. Tragaluz cuenta con una veintena restaurantes repartidos entre Barcelona, Madrid y Palma y en 2019 vendió dos tercios de sus acciones a la firma de capital de riesgo Miura Private Equity.

La licitación del proyecto

La adjudicación para la gestión, explotación comercial y mantenimiento de la cafetería-restaurante de Es Baluard fue otorgada a Skylight Partners, en abril de 2022, por un importe de 130.102 euros y un valor estimado del contrato de 1.032.000. En el documento en el que la Fundación del museo justificaba la elección de esta empresa, al que ha tenido acceso este medio, el jurado señala que la propuesta “responde con solidez a los requisitos generales” de la licitación, toda vez que “se considera realista, viable y cumple los requerimientos definidos en los pliegos aportando creatividad y cualidad”. El museo señalaba, además, que el proyecto “se adapta a la identidad del espacio”: “La ambientación mediterránea y concretándose en aspectos arquitectónicos (relación espacio natural y arquitectura del museo) encaja con el complejo cultural de Es Baluard y su valor patrimonial”.

En su Memoria de 2021, la Fundación apelaba a la reflotar el espacio del restaurante “con una propuesta pública, contemporánea y ligada al territorio”. Una pretensión que finalmente ha quedado en agua de borrajas a raíz de las graves deficiencias detectadas en el proyecto del grupo Tragaluz y que no se encontraban en el proyecto original que que el Consell de Mallorca aprobó en la pasada legislatura.

En su Memoria de 2021, la Fundación del Museu Es Baluard apelaba a la reflotar el espacio del restaurante "con una propuesta pública, contemporánea y ligada al territorio", una pretensión que finalmente ha quedado en agua de borrajas

El departamento de Patrimonio emitió a principios de octubre un informe que cuestionaba únicamente que las instalaciones no fuesen desmontables, lo que provocó la indignación de los miembros de ARCA: “Desmontables o no, el resultado visual y de compartimentación y colonización estética es el mismo”. Con todo, el Consell establece que los trabajos ha incumplido el proyecto aprobado inicialmente por la Institución insular y ordena la paralización definitiva de los mismos.

ARCA: “El Ajuntament debe proteger los intereses de la población y su patrimonio”

Del mismo modo, ARCA considera que la terraza de Es Baluard “debe ser accesible a todo el mundo para que pueda contemplar el patrimonio en el que está ubicada y también disfrutar de todo el mirador de forma libre y abierta”. No en vano, en el punto siete de los pactos establecidos en el contrato de la Fundación con los concesionarios se especifica que estos conocen el régimen de protección en el que se encuentra el edificio y que se comprometen a respetarlo. “Es evidente que se ha infringido flagrantemente este punto, lo que establece un precedente muy preocupante”, lamentan.

“El Ajuntament de Palma tiene la obligación de defender los intereses de la población y su patrimonio. Le pedimos, por tanto, que actúe con diligencia y responsabilidad para evitar el despropósito de un beach club en la muralla. Sabemos que es un proyecto heredado del anterior Consistorio, pero el equipo actual tiene en sus manos la capacidad de evitarlo”, abundaba ARCA.

Mientras tanto, el área de Disciplina y Seguridad de los Edificios del Consistorio palmesano acordaba días después la inmediata suspensión de las obras ejecutadas en Es Baluard y abría un expediente sancionador a la empresa responsable de estas irregularidades urbanísticas. Urbanismo considera “manifiestamente ilegalizables” estas actuaciones no autorizadas y se abre a la imposición de sanciones coercitivas.

Muros de ladrillo y jardineras no contemplados en el proyecto original

No en vano, un arquitecto municipal acudió recientemente a las obras y durante la inspección pudo constatar que se han llevado a cabo actuaciones no autorizadas en la terraza anexa al restaurante Museu Es Baluard, tal como explicó el teniente de alcalde de Urbanismo, Vivienda y Proyectos Estratégicos, Óscar Fidalgo. En concreto, las irregularidades se concretan en la ejecución de muros de ladrillo y tramos no grafiados en el proyecto. Los muros tampoco coinciden con la cota de alzada de cada una de las secciones y llegan a alcanzar una altura de hasta 130 centímetros.

El arquitecto también constató la existencia de jardineras no previstas inicialmente en los planos, la construcción de muros de ladrillo cerámico para sustentar el entarimado allí donde estaba previsto instalar plots de sustentación -lo que debía ser una estructura móvil ha acabado convirtiéndose en una instalación fija sobre la muralla- y el hecho de que el suelo tras la estructura de espejo de agua estuviese agujereado al haberse introducido sin autorización tuberías bajo el subsuelo. “Todas estas irregularidades reflejan que la obra es manifiestamente ilegalizable, por lo que se ha ordenado la inmediata suspensión de la misma”, señaló Hidalgo al informar del inicio de un proceso de disciplina urbanística para restablecer la legalidad vigente.

El arquitecto municipal constató la presencia de muros de hormigón no autorizados en el proyecto inicial, jardineras no contempladas en la propuesta y una excavación no permitida para introducir tuberías bajo el subsuelo

Desde el área de Urbanismo recuerdan que se le concedió a la empresa un periodo de quince días para que formule las alegaciones que estime oportunas, advirtiendo de que el incumplimiento de esta orden conllevará la imposición de distintas multas coercitivas cada diez días. Fidalgo indicó que las sanciones, sin cuantificar, pueden llegar a ser considerables dado que las obras ilegales se estaban ejecutando sobre una zona protegida BIC.

Destrozos con taladros en la muralla de Palma

No es la primera vez que la muralla de Palma, impulsada a finales del siglo XVI ante las nuevas necesidades defensivas de la época, se ve agraviada. El pasado 19 de mayo, técnicos del Ajuntament ordenaban a la empresa Melchor Mascaró suspender una parte de las obras de la renovación de las canalizaciones y el pavimento de la Plaza de España, concretamente allí donde discurren los restos de uno de los antiguos accesos a la urbe, la conocida como Porta Pintada.

El Consistorio acordó la suspensión tras detectar que se estaban incumpliendo las directrices marcadas por el Departamento de Patrimonio del Consell de Mallorca y anunció la ejecución de las medidas necesarias para garantizar la protección de los restos arqueológicos, incluyendo las posibles responsabilidades que pudieran derivarse conforme a los pliegos que rigen el contrato y la legislación vigente. 

Si hace más de cien años las murallas fueron pasto de la fiebre demoledora que predominó en Europa al ser consideradas elementos inservibles y molestos, motivo de insalubridad y estancamiento económico, hoy se clama por la conservación de sus vestigios como irrefutables testimonios del transcurso de la historia. En el caso de España, numerosas normativas municipales y autonómicas velan por la conservación del patrimonio histórico de las ciudades y determinan que cualquier obra que se esté llevando a cabo en un determinado punto debe paralizarse si, como en el caso de Palma, se produce un hallazgo arqueológico durante las mismas.

Esculturas polémicas sobre la antigua fortificación

También la colocación de esculturas de gran impacto visual sobre las murallas de Palma han desatado la polémica en las últimas décadas, como en el caso de los cinco enormes cubos de bronce superpuestos en forma de escalera que asoman en lo alto del baluarte de Sant Pere. Con una altura de 15 metros y un peso de hasta 45 toneladas, la escultura 'Bou' fue inaugurada en 2007 por el arquitecto valenciano Santiago Calatrava. Cuatro años antes fue instalada, en el vértice del mismo baluarte, la escultura 'Encuentros', del italiano Lorenzo Quinn, una gran bola del mundo de cinco metros de diámetro, cuatro toneladas de peso y una mano en su interior señalando Balears.

Compuesto por 176 vidrios, el globo terráqueo fue entregado al Ajuntament de Palma por la Fundación Turística y Cultural de Balears (Fundatur), entidad integrada por grandes empresarios de las islas que tres años antes había donado el yate Fortuna al rey Juan Carlos a modo de agradecimiento por la promoción del archipiélago por parte de la familia real. La escultura estuvo desde el principio azotada por la controversia dada su ubicación junto al antiguo recinto defensivo de Palma y varias entidades vecinales, ecologistas y conservacionistas clamaron contra ella por entorpecer tanto la visión de las murallas como la de los históricos molinos del Jonquet. El Consistorio acabó modificando su emplazamiento.

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