Científicos estudian la vida social de los tiburones y descubren que las hembras grandes también son líderes

Durante mucho tiempo, la imagen del tiburón ha sido la de un depredador solitario, un cazador incansable que domina el océano sin necesidad de compañía. Sin embargo, una nueva investigación desvela una faceta mucho más compleja y social de estos fascinantes animales. Gracias al uso de una innovadora metodología con telemetría acústica, un equipo de científicos ha logrado inferir que algunas especies de escualos se organizan en redes sociales y muestran comportamientos de “líder-seguidor”. Los resultados son importantes para conocer las relaciones colectivas de estos grandes peces y plantear estrategias de protección más eficaces para estos condrictios gravemente amenazados, cuyas poblaciones, sobre todo de grandes tiburones de mar abierto, han descendido hasta un 99,9%. 

El estudio ha sido desarrollado por un equipo internacional de investigadores integrado por Juan Fernández-Gracia y Víctor M. Eguíluz, miembros del Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC) -centro de investigación de titularidad compartida entre la Universidad de las Islas Baleares (UIB) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)- y Nils Kreuter y Ana M. Sequeira por parte de la Universidad Nacional de Australia.

Los científicos han analizado los movimientos de tres especies, dos de arrecife -tiburón gris y de punta negra- y uno pelágico, es decir, de mar abierto -tiburón tigre-, y, utilizando datos de telemetría acústica, han detectado los desplazamientos de cada ejemplar etiquetado en una red de receptores subacuáticos. A partir de esta información, han aplicado un modelo matemático para analizar patrones que indican que un individuo aparece de forma consistente justo después que otro, sugiriendo una relación dirigida. “Inicialmente, nuestro objetivo era captar la presencia de tiburones, pero hemos logrado crear un método estadístico para observar el seguimiento. En el futuro sería interesante aplicarlo a diferentes áreas y a multiespecies para analizar la relación depredador-presa”, explica el físico Fernández-Gracia.

El registro empírico se ha ejecutado mediante la instalación de emisores en los animales y micrófonos en estaciones ubicadas en las zonas de Heron Island, Sykes y One Tree Island, en el extremo sur de la Gran Barrera de Coral frente a la costa este de Australia. Los datos iniciales han partido de una muestra con 42 ejemplares de tiburón gris detectados, 34 de punta negra y 10 tigre, con más de dos millones de detecciones, 470.000 y 85.000, respectivamente. “Finalmente, hemos registrado los movimientos de 42 individuos: 21 grises, de ellos 10 machos y 11 hembras; 11 de punta negra, 8 hembras y 3 machos, y 10 tigres, todas hembras”, detalla el investigador del IFISC.

Hembras líderes

Los resultados concluyen diferencias de hábitos y actuación entre especies: los tiburones tigre son solitarios y establecen relaciones básicamente para su función reproductiva, mientras que los de arrecife son gregarios y en ambos el tamaño es el factor que establece el liderazgo de grupo. Sin embargo, hay divergencias curiosas: los de punta negra convierten en líder a los machos grandes y los grises, a las hembras. Por tanto, el sexo por sí solo no es un factor determinante, sino que es la combinación de tamaño y género lo que influye en el comportamiento de liderazgo. La investigación también ha permitido desvelar diferencias en la sociabilidad según las distintas especies, así como otros patrones de comportamiento. “Los tiburones de punta negra son más territoriales y su movimiento se focaliza más en su propio arrecife; los grises se mueven más y comparten más regiones”, señala Fernández-Gracia. “Su comunicación sigue siendo un misterio, pero se sabe que se establece por contacto visual”, explica el biólogo marino Biel Morey, cofundador de la Fundación Save the Med.

El sexo por sí solo no es un factor determinante, sino que es la combinación de tamaño y género lo que influye en el comportamiento de liderazgo

El estudio evidencia que la telemetría acústica es una herramienta poderosa para desentrañar la complejidad del comportamiento social de los animales en el ámbito marino, incluso cuando la observación visual directa no es posible. “En el ambiente subacuático estudiar estas relaciones ha sido difícil por la naturaleza del espacio, la movilidad y las limitaciones tecnológicas en monitoreo continuo”, exponen los investigadores. El modelo fue validado con una investigación previa sobre mantas raya en Seychelles, en la que también participó Fernández-Gracia. Se etiquetó a 25 ejemplares, recopilando decenas de miles de detecciones que demostraron que en esta especie las hembras siguen más a los machos. 

Más allá del valor científico, este descubrimiento tiene importantes implicaciones para la conservación de unos peces gravemente amenazados. “El estado se mide, no en el número de individuos, sino en cómo ha evolucionado la población de esa especie en dos generaciones. Si desciende más de un 80%, esa especie estará en peligro crítico de extinción, entre un 50 y un 80% en peligro, y entre un 30 y un 50% amenazada”, explica Morey, quien ha contribuido a la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

“Los grandes tiburones pelágicos, de un tamaño a partir de 2 metros o 2,5 metros, están todos amenazados, la mayoría en peligro crítico de extinción. Hay un estudio de unos colegas italianos de hace unos años que estimaban que estas especies habían reducido su población entre un 95 y un 99,9% en el Mediterráneo. Hablamos del tiburón blanco, el cailón, el marrajo, la tintorera, el pez martillo…”, añade el biólogo. Según WWF, las poblaciones mundiales de tiburones y rayas de alta mar han disminuido un 71% desde la década de 1970 y actualmente el 36% de las 1.200 especies de tiburones y rayas están en riesgo de extinción.

Los grandes tiburones pelágicos están todos amenazados, la mayoría en peligro crítico de extinción. Hay un estudio de unos colegas italianos de hace unos años que estimaban que estas especies habían reducido su población entre un 95 y un 99,9% en el Mediterráneo

Si ciertos individuos juegan un papel crucial en la dinámica de grupo, su pérdida podría desestabilizar toda una red social, afectando a la población en su conjunto. Por ello, comprender la estructura social de especies no es solo una cuestión de curiosidad científica, sino una necesidad urgente para proteger las poblaciones en un mundo donde enfrentan cada vez más amenazas. “La sobrepesca es la principal. Los tiburones tienen una bilogía conservativa, son animales que crecen poco a poco, se reproducen a una edad tardía y, en general, tienen poca descendencia. Si hay sobrepesca, las poblaciones disminuyen y hay poca capacidad de recuperación. También afectan las alteraciones de los hábitats, como las extracciones de arena, y el cambio climático, por la disminución de la concentración de oxígeno en ciertas capas de agua, que hace que las eviten y suban más a la superficie donde se enfrentan a la pesca”, concluye Morey.